Varios gobiernos alrededor del mundo están viendo que si hay algo más difícil que imponer un confinamiento en su población es, precisamente, cómo retirar ese confinamiento sin exponer a la gente a una nueva ola de contagio del coronavirus.
Pero no todos los países enfrentan este reto de cómo comenzar una “nueva normalidad” ante la pandemia de covid-19.
Suecia ha sido un notable caso aparte. Allí no hubo confinamiento.
Ha sido uno de los pocos países en Europa que optó por no imponer restricciones en su población para evitar la propagación del virus.
Muchos miran ahora al país escandinavo para ver cómo podría establecerse algún tipo de vida “seminormal” mientras se cuenta con una vacuna.
Otros, sin embargo, apuntan a las más de 3.600 muertes que el covid-19 ha causado en Suecia, un país con 10 millones de habitantes.
Y las comparan con las 1.000 muertes que el virus ha provocado en sus países vecinos, Dinamarca, Noruega y Finlandia, que suman en total 15 millones de habitantes, y que sí impusieron un confinamiento en sus poblaciones.
Los países vecinos
Cifras al 17 de mayo de 2020
País | Muertes por covid-19 | Población |
---|---|---|
Suecia | 3.674 | 10.091.340 |
Dinamarca | 543 | 5.789.609 |
Noruega | 232 | 5.415.870 |
Finlandia | 297 | 5.539.659 |
Fuente: Organización Mundial de la Salud
¿Adoptó Suecia un enfoque correcto o fue este un experimento que ha provocado muertes que pudieron evitarse?
“El número de muertes, por supuesto, es una estadística importante cuando hablamos del impacto de covid-19, pero hay muchos otros factores e impactos que ocurren durante una pandemia”, le dice a BBC Mundo Paul Franks, profesor de epidemiología genética de la Universidad de Lund, en Suecia.
“De manera que debemos dejar de hablar solo de muertes y empezar a hablar de muertes y otras morbilidades de salud, como la salud mental, violencia doméstica y otras características dañinas de un confinamiento”.
“Y además lo que puede parecer un fracaso hoy podría ser un éxito en el futuro si empezamos a ver que las tasas de mortalidad de otros países comienzan a aumentar cuando retiren sus confinamientos”, señala el experto.
Autoaislamiento
Desde afuera podría parecer que, mientras los países alrededor imponían restricciones estrictas, los suecos siguieron con su vida normal.
Pero no fue así.
Se prohibieron las reuniones de más de 50 personas, se establecieron reglas de distanciamiento social y se le pidió a la gente que, si podía, trabajara en su casa.
Y a los mayores de 70 años se les dijo que se quedaran en su casa para protegerse de la infección.
Por otra parte, los restaurantes, bares, gimnasios y tiendas del país escandinavo han permanecido abiertos, igual que las guarderías y colegios para los menores de 16 años.
Pero a pesar de que no se usó la palabra confinamiento, la vasta mayoría de la población optó por adoptar, de manera voluntaria, un distanciamiento social.
Esto, como le explicó a BBC Mundo Maddy Savage, la corresponsal de la BBC en Estocolmo, ha sido el punto crucial de la estrategia sueca para disminuir la propagación del virus.
“Desde el principio de la pandemia se establecieron directrices y la gente las siguió“, dice Savage.
“Todos empezaron a trabajar en su casa, se redujo el número de gente y autos en las calles, se redujo el uso de transporte público”, añade.
Confianza en las instituciones
“No podemos generalizar pero esta es una población muy obediente. Confían en las autoridades y por ello han seguido los lineamientos”.
En efecto, en una conferencia de prensa a finales de abril, la misma Organización Mundial de la Salud elogió la forma como Suecia estaba manejando la pandemia.
“Creo que existe la percepción de que Suecia no ha puesto medidas de control y solo está permitiendo que la enfermedad se propague”, señaló Mark Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias de Salud de la OMS.
“Nada está más alejado de la verdad”, dijo, y destacó la “firme política pública impuesta” sobre el distanciamiento social y sobre la protección de las instalaciones sanitarias.
“Lo que Suecia ha hecho diferente es que ha confiado mucho en la relación con sus ciudadanos para implementar el autodistanciamiento y autoregulacion”.
Ha sido, dijo “una asociación con la población”.
Y destacó que el país, que cuenta con una adecuada capacidad hospitalaria para manejar cualquier brote, también ha estado incrementado las pruebas en la población.
Estrategia a largo plazo
Suecia, y específicamente Anders Tegnell, el principal epidemiólogo que dirige la estrategia de covid-19 en la Agencia de Salud Pública sueca, decidió adoptar esta estrategia porque “se trataba de mirar a largo plazo”.
“Una vez que entras en un confinamiento, es difícil salir de él”, indicó Tegnell en una conferencia de prensa.
“¿Cómo vuelves a abrir? ¿Cuándo?”.
El científico calculó que con un enfoque sin confinamiento, el 40% de la población de la capital, Estocolmo, podría adquirir inmunidad para finales de mayo.
Esto puede suponer una ventaja frente a un virus que, como ya lo dijo la OMS, podría estar presente durante mucho tiempo.
Los expertos calculan también que en otoño podría haber una segunda ola de contagios pero, si se alcanza algún nivel de inmunidad, los números de infecciones podrán ser más bajos.
Por supuesto que todavía no se sabe con certeza cuál puede ser el impacto de una nueva ola de infecciones en la población general.
Pero Anders Wallensten, subjefe de epidemiología de la Agencia de Salud Pública sueca, dijo en una conferencia de prensa que piensa que “muchas más personas estarán protegidas en Estocolmo que en países donde no tanta gente ha estado expuesta al virus”.
De cualquier forma los científicos suecos subrayan que su estrategia no está dirigida hacia “la inmunidad colectiva”.
El enfoque principal, le dijo a la BBC Anders Tegnell, es “mantener el sistema de salud funcionando” y “salvar vidas a largo plazo”.
“En gran parte hemos sido capaces de cumplir el objetivo. El sistema de salud continúa funcionando, con mucha presión pero sin tener que rechazar a pacientes”, indica.
Asilos e inmigrantes
“Lo que no ha funcionado muy bien es el número de muertes. Esto se ha debido principalmente a que no se ha logrado mantener a los asilos libres de la enfermedad”, agrega.
En efecto más de 50% de las muertes en Suecia han tenido lugar en los asilos.
Este es el mismo problema que se ha visto en gran parte de Europa.
Y otro grupo que también ha sufrido con la pandemia en Suecia han sido los inmigrantes.
“Otro fracaso en la estrategia ha sido la comunicación entre los grupos de inmigrantes que no hablan sueco”, le dice a BBC Mundo Paul Franks, de la Universidad de Lund.
“En particular hubo un alto número de muertes al principio de la pandemia entre la comunidad somalí”, agrega.
No es la economía
A pesar de las críticas por el alto número de muertes en asilos, Anders Tegnell y la Agencia de Salud Pública siguen gozando de altos índices de aprobación entre la población sueca, afirma la corresponsal de la BBC en Estocolmo.
“Algo muy importante que hay que decir también es que la Agencia de Salud Pública aquí tiene un enorme poder y tiene toda la confianza de los políticos que toman sus decisiones basados puramente en lo que la agencia dice”, le explica la periodista a BBC Mundo.
Las autoridades suecas también subrayaron desde el inicio que con su enfoque de no confinamiento no estaban tratando de proteger la economía.
“Se dijo que la estrategia estaba basada en disminuir la propagación del virus en una forma controlada mientras se mantenía abierta parte de la sociedad”, explica Maddy Savage.
La otra pieza clave de la estrategia, dijeron, es tener medidas que puedan estar en vigor a largo plazo.
“Las autoridades también han hablado de la necesidad de proteger la salud mental de la gente, pero definitivamente desde las primeras semanas de la crisis, la economía ha estado en el trasfondo y todas las decisiones han sido tomadas por la Agencia de Salud Pública”, señala.