Es preocupante que no se aborden soluciones para la Planta de urea, a pesar de las reiteradas sugerencias publicadas, como ser: bajar costos incluyendo los de transporte, solucionar los problemas técnicos, buscar mercados y poner en marcha la Planta cuanto antes para evitar mayores daños. Parece que las decisiones fueron postergadas hasta el próximo semestre porque continúa el derroche de recursos y las pésimas prácticas gerenciales del anterior gobierno. Veamos.
A fines de diciembre de 2018, el Gerente de Industrialización (GIND) de YPFB, firmó dos contratos con la empresa Central Eléctrica de Bulo Bulo S.A. (CEBB), empresa generadora de electricidad y filial de la subsidiaría Chaco de YPFB, para la prestación de servicios hasta el 31 de diciembre de 2019. El primer contrato era para la provisión de cuadrillas de personal, herramientas y equipos para soporte en las operaciones y mantenimiento de la planta de urea por un monto de 24,2 MM$us. El segundo contrato fue para la operación y mantenimiento de nueve turbinas (turbomáquinas), por un monto de 11,53 MM$us y un pago adicional del 15% por gestiones de compra, impuestos, transporte y otros. El 31 de diciembre de 2018, las partes firmaron una adenda al segundo contrato, suprimiendo un ingeniero del plantel y extendiendo el plazo por tres meses, hasta el 31 de marzo de 2020, con un incremento de 630.000 dólares al monto del contrato.
Lo llamativo de esta contratación es que una gerencia de YPFB contrata los servicios de una filial de una de sus subsidiarias para que le provea de servicios que no son de su rubro. La filial es una generadora eléctrica que no conoce las operaciones de la planta y la subsidiaria Chaco trabaja sólo en exploración y explotación y no debe incursionar en negocios cuestionables. No es tolerable que la filial de una subsidiaria de la misma empresa, YPFB–Chaco, pretenda lucrar con una planta que arroja pérdidas. En años anteriores ya se sugirió que YPFB venda a ENDE esta generadora para dedicarse a lo que supuestamente sabe hacer.
El primer contrato es básicamente de personal para manejo de materiales, limpieza, soldadores, enfermería, atención médica y trabajos eventuales de apoyo a mantenimiento y el suministro de herramientas y equipo, como si la Planta, que ya va al tercer año desde su inauguración, no tuviera su propio personal y sus propios equipos y herramientas después de haber invertido casi mil millones de dólares. La Planta tiene actualmente 400 trabajadores en planilla. El segundo contrato contempla la contratación de cinco ingenieros y 11 técnicos que operen y mantengan las turbomáquinas como si el personal de YPFB no hubiera recibido en Corea, sede de la constructora Samsung, entrenamiento durante varios meses justamente para ese trabajo.
Tampoco se puede admitir que se acepte que la contratista CEBB proceda a su vez a subcontratar los contratos que obtuvo de GIND. Con este objeto y con total desparpajo, la compañía eléctrica publicó en su página web, un borrador de contrato que debía ser firmado con el subcontratista que se adjudique el trabajo. La CEBB y la subsidiaría Chaco sólo fueron intermediarios que encarecieron los costos de la Planta de urea. Estos datos son malas señales, no sólo de Chaco y de ECBB sino de la capacidad gerencial de los ejecutivos que están a cargo de la Planta, porque demuestra incapacidad de organizar el trabajo con personal propio y de contratar directamente lo que necesita.
El derroche de recursos es evidente en el costo del personal de CEBB. Entre los sueldos a pagar del segundo contrato se encuentra el de un ingeniero con un monto mensual de 86 mil bolivianos y de los técnicos con un sueldo promedio de 51 mil bolivianos cada uno.
Se podrá pensar que lo narrado es otro de los desmanes del anterior Gobierno, pero no es así porque la GIND, con nuevas autoridades, está tramitando dos nuevos contratos, para los mismos trabajos, para nueve meses de la gestión 2020 y si no los han firmado hasta la fecha es sólo porque la planta está paralizada.
El 9 de marzo de 2020, el nuevo gerente envía los términos de referencia, que son los mismos del año anterior, e instruye a su personal que cotice el trabajo de las turbomáquinas. Tres días después, la CECBB, presenta su cotización a GIND por 11,35 MM$us, casi igual a la del año anterior, pero por tres meses menos. Al día siguiente, curiosamente, el Director de Operación y Mantenimiento de la Planta, informa que el precio referencial, es el mismo que el cotizado por CEBB.
Para el nuevo contrato de cuadrillas, sólo se encontró un listado de personal y equipos, con los precios a contratar que, igualmente son elevados, por ejemplo, un ayudante de pintura ganaría 34 mil Bs/mes, el alquiler de una camioneta costaría 10 mil dólares/mes, con este costo en los nueve meses de trabajo, se podrían comprar dos camionetas nuevas.
Las nuevas autoridades de YPFB deberían por lo menos investigar el papel del Presidente de Chaco en este negocio porque en los ocho meses de funciones es muy poco lo hecho para mejorar la situación y menos para hacer operable la planta de urea.
Hugo del Granado, ingeniero químico y petroquímico