Por: Francisco Xavier Solares/ Experto en Relaciones Internacionales
Todo futuro es preocupante cuando un plan de contingencia se caracteriza por la improvisación y el calculo político, lo cual deriva, en acciones incompletas que terminan siendo insostenibles, contradictorias, desordenadas e incoherentes ante un determinado problema sanitario, en este caso, una pandemia que ya lleva tiempo sin tener respuestas eficaces y eficientes por parte de quienes administran un gobierno.
La aplicación coercitiva de una cuarentena rígida como única linea de defensa en un país con una debilidad institucional, con liderazgos sin credibilidad, con delitos de corrupción permanente, altas tasas de pobreza extrema e informalidad laboral derivan -generalmente- en una respuesta caótica y violenta de una ciudadanía que comienza a padecer del hambre, hastió, cansancio psicológico y desesperanza al ver reducida drasticamente su calidad de vida.
Estos elementos son peligrosamente aprovechados por grupos que actúan de manera directa e incitan la confrontación social violenta ocasionando actos de desobediencia y sedición ante la contemplación pasiva y discrecional de un gobierno enfrascado sin una salida dentro su propio juego político.
Estamos a las puertas de choque social inevitable entre la acumulación de sentimientos polarizados de venganza, frustraciones e impotencias y un orden laxo y dividido sin una estrategia de defensa integral de los ciudadanos que solo observara como el saqueo y el vandalismo toman las calles y destruyen la escasa legitimidad del gobierno.
Entonces, ¿habrá forma de evitar esta catástrofe social?. Este es un momento oportuno de estructurar toda la administración política del gobierno replanteando sus objetivos, es una oportunidad de transformar completamente los objetivos circunstanciales político-partidarios en objetivos nacionales que permitan un fortalecimiento del contrato social y un empoderamiento ciudadano legitimo de los planes de acción gubernamental. No hay duda, que esto requiere mucha valentía, visión y sacrificio electoral.
¿Estará dispuesta la clase política a desprenderse de sus intereses mezquinos y enfrentar de esa manera el escenario trágico que se avecina?.