Ocho jóvenes fueron asesinados a tiros por un grupo armado en una región del sur de Colombia, considerada estratégica para el narcotráfico que se disputan disidencias de la desmovilizada guerrilla de las FARC y una banda criminal, informaron el domingo autoridades militares y civiles.
La masacre se registró hacia la media noche del sábado en las afueras del municipio de Samaniego, en el departamento de Nariño, una zona montañosa a 530 kilómetros al suroeste de Bogotá, cerca de la frontera con Ecuador.
“En hechos que ya son materia de investigación por parte de las autoridades competentes, y según información preliminar, cerca de la media noche ocho personas fueron asesinadas en la vereda Santa Catalina, área rural del municipio de Samaniego”, dijo un comunicado de las Fuerzas Militares.
Testimonios recibidos por la Policía Nacional aseguraron que los autores de la masacre cubrían sus rostros con pasamontañas y portaban armas de largo alcance.
El presidente de Colombia, Iván Duque, condenó el ataque, ordenó el desplazamiento a la zona de altos oficiales del Ejército y la Policía y aseguró en su cuenta de Twitter que “vamos a llegar al fondo y dar con los autores de este crimen”.
La Defensoría del Pueblo y el grupo de derechos humanos Human Rights Watch rechazaron la masacre, reclamaron protección y denunciaron que los grupos armados ilegales se disputan los territorios para someter a la población civil a regímenes arbitrarios de violencia.
El narcotráfico es considerado el combustible que alimenta la violencia y el conflicto interno armado que se registra en Colombia desde hace más de medio siglo y que ha dejado más de 260.000 muertos y millones de desplazados.
La guerrilla izquierdista del Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC que se apartaron de un acuerdo de paz firmado en 2016, bandas criminales conformadas por exparamilitares de ultraderecha y carteles de las drogas están implicados en el narcotráfico, según fuentes de seguridad.
REUTERS.