En el paro, unos 60 sitios de Facebook dieron contenido falso, varios desde el exterior

Varias páginas cambian seguido de nombre. Otras pagan por la promoción de publicaciones, sobre todo aquellas que tienen operadores en el extranjero.

Entre el 6 y el 14 de noviembre, punto alto del conflicto por la abrogación de la Ley 1386, al menos 60   cuentas y páginas de Facebook emitieron noticias falsas, además de mensajes  polarizadores. Varias son administradas desde el extranjero, tienen hasta 19 administradores o hacen pagos para promocionar sus publicaciones.

Muchos de los mensajes eran favorables al Movimiento Al Socialismo (MAS). Los mensajes que atacaban a ese partido circulaban más por WhatsApp y páginas de Facebook menos activas.

“Cuando hay conflictividad social, se radicaliza la polarización y ésta –en gran medida– se alimenta de desinformación. Este tipo de contenido reafirma los sesgos. Es decir que reafirma lo que creo y quiero creer que es verdadero y entonces lo comparto. Esto hizo que  las redes sociales fueran tan importantes durante esos días”, indicó la editora en jefe de Bolivia Verifica, Carolina Méndez.

Explicó que, durante los días de tensión, en el país hubo una especie de bombardeo de desinformación más intenso de lo habitual. Entiende que sucedió porque la ciudadanía pasaba mucho tiempo en sus redes sociales, debido a que querían saber qué sucedía y estas plataformas  son una forma de estar conectados con lo que pasa minuto a minuto.

De acuerdo a un reporte emitido por Bolivia Verifica, en esos nueve días de conflicto,  se identificaron 37 noticias o contenidos falsos. De ellos, 26 salieron de 20 páginas y cuentas de Facebook. El restante circuló por servicios de mensajería como WhatsApp.

En una revisión de Facebook,  además de las ya cuentas  mencionadas, Página Siete identificó otras 40 páginas y grupos que difundían memes y videos con mensajes polarizadores que amplificaban la desinformación.

La viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, indicó que “las redes sociales ya están aquí y no se irán”, por lo que debemos aprender a convivir con ellas.

“La desinformación afecta a la población. Por ejemplo, si recuerdan, en el tema de la vacunación, surgieron varias  noticias falsas que generaron miedo, zozobra y hasta polarización por las vacunas”, mencionó. Dijo que se debe trabajar de forma conjunta contra este problema, que no sólo se da en el país, sino en el mundo.

Industria  de noticias falsas

El 8 de noviembre, en las redes circuló un video en el que presuntamente una niña murió al no poder llegar al hospital por el paro cívico que empezó ese día. La información, difundida por la página La Resistencia Audiovisual 2.0, era falsa, pues las imágenes se referían a un accidente de tránsito ocurrido un día antes. 

Como esta hay  muchas otras que emitieron contenidos similares, como El Renegado, Bolivia Like, Rueda Chapaca, Bolivia TV del Pueblo (que se hace pasar por el canal estatal), Beni Noticias, La Paz de mis Amores, Adriana Salvatierra (cuenta falsa), Kokodrilonews, Whipala, La Zurda Radio, Periódico Cambio (falsa), P10j0 (Piojo) Bolivia, Policía cibernética (falsa), Colectivo Urbano Rural Wiphala, El choclo y Somos Bolivia.

“Hay cuentas y páginas en Facebook que son creadas para divulgar desinformación. Algunas tienen apariencia de medios de comunicación ya establecidos, se roban sus nombres o aparentan ser medios buscando revestirse de veracidad”, explicó Méndez.

Algunas de estas páginas y cuentas comparten sólo contenido falso creado para desinformar. Otras comparten un poco de todo de lo que circula  en redes. Se cuelgan de lo viral y comparten noticias verdaderas que alimentan su postura política. En medio de todo eso, incluyen la desinformación  y otros contenidos.

Al ver los contenidos, Bolivia Verifica notó que pareciera operar una industria de la desinformación que va en avanzada. Esta produce y difunde material cada vez más elaborado que es de difícil identificación  incluso para los periodistas entrenados.

“Nos cuesta a primera vista detectar si el contenido es falso o no, tenemos que constatar en múltiples  fuentes que lo que estamos viendo no es verdad. Están muy bien hechos”, señaló Méndez,

No son imágenes, videos o noticias improvisados o hechos a la rápida, al contrario, son pensados y creados casi a detalle. Usan los logos de los medios, la tipografía, colores, en sí, toda la línea gráfica. En muchos casos, se imita hasta el estilo de redacción o locución, lo que hace que la población los pase como verdaderos.

“En estos más de dos años  de trabajo, hemos notado que, cuando hay cierta tensión social, la desinformación crece exponencialmente. También coincide, un poco, con la desconfianza de la ciudadanía con los medios tradicionales. La gente trata de  ubicarlos  en  posiciones políticas y desconfía, lo que hace que crea en las redes. Es un poco la respuesta al trabajo de los medios y periodistas en general”, reflexionó Méndez.

Reconocer las  noticias falsas

Reconocer la trascendencia del tema. Hay temas que son de interés de la ciudadanía y otros que, por su misma naturaleza, no son importantes ni interesantes.

Revisar la fuente de publicación. ¿Quién la publicó? ¿Cuándo? ¿Menciona supuesta fecha, lugar de los hechos?

Contrastar la información con datos y hechos. Si se trata de un video o una imagen, buscar las originales y preguntarse: ¿De cuándo es esa imagen? ¿Está manipulada?

Confirmar la información publicada con el protagonista de la noticia. ¿Estuvo ahí? ¿Qué dijo en su discurso?

Buscar otras fuentes: testigos, anfitriones o asistentes a los eventos y revisar información estadística y académica vinculada al tema; además, consultar  con especialistas.

Visualizar el impacto y trascendencia que logró en los medios tradicionales. Luego, analiza qué medios replicaron la información y con qué intensidad.

Fuente: Página Siete

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