Santa Cruz, La Paz y Tarija fueron azotadas por temporales que dejaron destrozos y personas desaparecidas.
La sesión de Asamblea fue convocada para este miércoles a partir de las 15:00, el objetivo, autorizar la salida de tropas bolivianas de ayuda humanitaria. Esa convocatoria desató la crítica no solo de los opositores, sino la ciudadanía que sigue las páginas en internet de la Asamblea.
“Solicitud de autorización para la salida de tropas militares a la hermana república de Argentina, que coadyuvarán en la mitigación de incendios”, señala el único punto de consideración que realizarán los asambleístas.
Las tropas bolivianas que salían en misiones de paz, eran las denominadas “Bolivia” que fueron en 12 oportunidades a Haití y fueron suspendidas en 2015. En ese tiempo se denunció la malversación de los fondos que recibían los jefes militares de Naciones Unidas para la movilización de estas tropas.
El actual escenario y el contexto son distintos, este martes se registraron inundaciones, desbordes de ríos y mazamorras en los departamentos de Tarija, Santa Cruz y La Paz, respectivamente, y las críticas observan que se pretende mandar tropas a otro país en lugar de asistir a las poblaciones que quedaron destruidas casi en su totalidad.
En su informe diario del viceministerio de Defensa Civil, solo se pudo observar la rendición pública de cuentas de 2021 que hace énfasis en la atención de los incendios que hubo en el país. Hasta el cierre de la presente nota no se informó del despliegue de tropas para ayudar en las comunidades campesinas de Tarija y La Paz, principalmente.
Solo el ministerio de Salud, reportó el envío de brigadas médicas hacia el municipio de Entre Ríos, en Tarija, donde las riadas provocaron destrozos y la desaparición al menos de 16 personas, según los reportes de medios.
En La Paz, la comunidad de Huiri Lanza, en el municipio yungueño de Irupana, fue azotada por una mazamorra que enterró casas y la unidad educativa del lugar, donde se reportó la desaparición de uno de los maestros, hasta el momento.
Por Marco Antonio Chuquimia
Fuente: El Deber