La subvención a carburantes prevista es de Bs 4.794,6 millones, pero analistas advierten que esto se disparará este año porque el PGE se elaboró con un precio de petróleo de $us 50,47 y ayer cerró en $us 109,1.
Bolivia importa diésel y gasolina con un costo de 39,2% y 15,8%, respectivamente, más que el año pasado. Expertos advierten que este año la subvención a los carburantes se disparará. Sugieren focalizar el subsidio para reducir el elevado costo para el Tesoro General de la Nación (TGN).
Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) elaborados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) revelan que en tres meses, a marzo, Bolivia importó diésel por un valor de 394,8 millones de dólares. El costo por tonelada fue de 1.036 dólares, superior en 39,2% a los 744 dólares de 2021.
En el caso de la gasolina, se importó un valor de 267 millones de dólares con un precio por tonelada de 975 dólares, un 15,8% más que en 2021.
En total se compró del exterior combustibles por un valor de 661,9 millones de dólares en tres meses. El año pasado el valor se disparó a 2.123 millones.
El analista de la Fundación Jubileo Raúl Velásquez opinó que el incremento de las importaciones de carburantes muestran una tendencia al alza debido al crecimiento del parque automotor y la caída en 40% en la producción de hidrocarburos líquidos (2015 a 2022).
El parque automotor llegó a 2,1 millones a 2020 y en 2010 era sólo de 961 mil. “Si seguimos aumentando el parque automotor con autos pequeños se va a ocasionar un daño económico al Estado. Se debe reenfocar el subsidio porque hoy en día incluso autos de alta gama se benefician de esta política. También se debe poner fin a las amnistías para autos chutos”, subrayó.
Velásquez recordó que el Presupuesto General del Estado se proyectó con un precio del barril de petróleo de 50,47 dólares. Ayer cerró en 109,1 dólares.
Añadió que esto es el doble de lo presupuestado e implica un mayor costo de importación y subvención de los carburantes.
El PGE 2022 estimó un gasto de 4.794,6 millones de bolivianos para subsidiar los carburantes.
La analista del sector Susana Anaya señaló que a mayor precio de importación, sube el costo de la subvención y el país sufre la salida de divisas.
Además, mencionó que a nivel internacional el diésel se encareció más por una menor oferta, ya que el crudo procedente de Rusia era más pesado y generaba mayor rendimiento en la refinación de ese combustible.
“Una solución para bajar el costo para el Estado sería eliminar la subvención, pero en 2010 no se pudo. Entonces se puede ver la forma de focalizar el subsidio, por ejemplo, en el transporte público urbano, interdepartamental y sectores de menores ingresos”, sostuvo Anaya.
El exministro de Hidrocarburos Mauricio Medinacelli en el estudio “Precios y subsidios a los hidrocarburos en Bolivia 1986-2025”, señala que a nivel internacional los precios de la gasolina, diésel oíl y GLP bolivianos son los más bajos de la región, pero cuando se contrastan con el PIB per cápita mensual el país tiene los indicadores más elevados. “ En este sentido, cualquier política de eliminación de subsidios en Bolivia debe considerar que aún es una nación con nivel económico modesto, por este motivo, dicha política debiera estar acompañada de medidas de mitigación en los hogares más pobres, incluso los de ingreso medio”, precisa.
Añade que la implementación de incentivos a través del Fondo de Promoción a la Inversión en Exploración y Explotación Hidrocarburífera no generó un incremento significativo en las inversiones de exploración y explotación. Esto probablemente por la no ejecución (incumplimiento) de pagos.
Según Medinacelli, la creciente demanda de combustibles líquidos aporta a una mayor presión fiscal, un mayor costo de importación para cubrir el déficit de oferta-demanda y viene creciendo gradualmente, a tal punto que es probable que en un corto plazo la emisión de deuda sea insostenible.
El analista del sector Francesco Zaratti señaló que es evidente que las importaciones están aumentando en volumen y en costo por la disminución de la producción debido al agotamiento de campos desde 2014. De esa manera, se reduce la refinación de gasolina y diésel.
“El déficit aumenta porque el consumo crece y hay más autos, incluso chutos y suben las importaciones en volumen y precio porque el barril del petróleo está ahora en un promedio de 110 dólares y esto significa que los precios del diésel y gasolina se encarecen, entre los dos yo estimo que se va superan los 2.600 millones de dólares de importaciones”, observó.
Pero en criterio de Zaratti, lo más grave de todo este panorama es la subvención que puede superar los 1.000 millones de dólares este año y son recursos que no se van a recuperar con los ingresos por la venta de los combustibles, sino que representan una merma para el Tesoro General de la Nación.
Fuente: Página Siete