La introducción de políticas de precio mínimo de venta, combinada con los impuestos directos a las bebidas, pueden ayudar a reducir los efectos dañinos del alcohol en la salud y proteger a los grandes bebedores, defendió este martes en un informe la oficina regional europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El informe resalta que fijar un precio mínimo unitario, por debajo del cual no está permitido su venta y ligado al contenido alcohólico de una bebida, es el enfoque más efectivo para dirigirse sobre todo a las bebidas más fuertes y baratas, que son las que producen mayor daño.
Este modelo hace que las bebidas más baratas sean menos asequibles y favorece los productos de menor graduación, lo que resulta beneficioso sobre todo para aquellos que beben con más frecuencia.
Estimaciones combinadas de un centenar de estudios muestran que, de media, por cada subida del 10 % en el precio del alcohol, el consumo se reduce alrededor del 5 %, apunta el informe.
La OMS señala que los 53 países de la región europea, que incluye también a Rusia y a exrepúblicas soviéticas, aplican tasas sobre el alcohol, pero en muchos casos están diseñadas de forma que no mejoran la salud, ya que no se ajustan con la inflación o se subsidia la producción de algunas bebidas como el vino.
“Es crucial que los impuestos sobre el alcohol sean diseñados e implementados de forma que protejan la salud, y esto puede reforzarse con políticas de precio mínimo, que limitan el acceso a formas especialmente baratas de alcohol”, apunta el informe.
En Escocia, que introdujo el precio mínimo en 2018, la venta de alcohol cayó alrededor del 4 %, aunque otro estudio basado en datos de compra a nivel de hogares aumenta la bajada hasta cerca del doble.
Análisis del caso escocés, el mejor documentado, reflejan un descenso del consumo entre bebedores empedernidos y, en especial, en mujeres, ancianos y en personas que viven en zonas marginales.
En la provincia canadiense de la Columbia Británica, donde se fijaron precios mínimos a bebidas alcohólicas entre 1989 y 2010, la evidencia muestra que por cada subida media de un 10 % en el precio mínimo, se redujo un 3 % el consumo, un 32 % las muertes causadas por el alcohol y un 9 % los ingresos hospitalarios atribuidos al alcohol.
Sólo 11 países de la región europea han introducido algún tipo de precio mínimo para el alcohol, de ellos solo cuatro -Armenia, Irlanda, Ucrania y Reino Unido (solo en Escocia y Gales)- un precio mínimo unitario.
La OMS resalta que el alcohol es uno de los factores principales de la mala salud y la muerte prematura y es responsable de casi un millón de muertes anuales en la región europea, la que posee la tasa de mortalidad más alta de todas en este apartado.
Fuente: Página Siete