Este jueves, el representante de Rusia en la autoproclamada república de Lugansk, Rodión Miroshnik, dijo además que entre 5.000 y 7.000 militares ucranianos han quedado sin suministros en esa ciudad, ya que han perdido el control de la única carretera entre Lisichansk y Siversk, en la región de Donetsk.
Frente a estos reveses, Kiev recibió una luz de esperanza: las primeras lanzaderas múltiples de misiles HIMARS de EEUU con un alcance de hasta 70 kilómetros llegaron ya a Ucrania, según confirmó hoy el ministro de Defensa, Oleksii Réznikov.
“El verano será caliente para los ocupantes rusos. Y el último para algunos de ellos”, señaló en un tuit.
Las tropas rusas avanzan cada vez más en la región de Lugansk, en el este de Ucrania, mientras que en el sur la lucha por el control del mar Negro se ha intensificado con ataques ucranianos contra una estratégica isla tomada por Rusia, el hundimiento de otro barco ruso y golpes contra plataformas gasísticas cerca de Crimea.
“Continúa una operación militar para derrotar a las fuerzas y equipamientos enemigos en Zmiinyi -o Isla de las Serpientes-. Fue alcanzado otro complejo de misiles y cañones antiaéreos Pantsir-C1′ ruso”, señaló hoy el Mando Sur de Ucrania en un parte bélico.
La isla rocosa, situada en el mar Negro, a unos 45 kilómetros de las costas ucraniana y rumana, fue tomada por Rusia al principio de la guerra en Ucrania.
EL CONTROL DE LA COSTA Y UN BARCO HUNDIDO
Zmiinyi ganó fama mundial cuando un guardia fronterizo ucraniano, Román Gríbov, que fue capturado con doce compañeros por los rusos en la pequeña isla, respondió con el dedo medio alzado a la exigencia de rendición de los comandantes del otrora buque insignia de la Flota rusa del mar Negro, el “Moskvá”, hundido en abril por Ucrania.
La isla tiene un gran valor estratégico, pues quien la domine tiene el control del mar, la tierra y el aire en la parte noroeste del mar Negro y el sur de Ucrania, con la importante ciudad portuaria de Odesa al alcance de la artillería.
Con una longitud de 662 metros y una anchura de 440 metros, alberga complejos rusos de defensa aérea, tres unidades de sistemas de artillería de cohetes, un grupo de lanchas y unidades de fuerzas especiales, según el Departamento de Inteligencia Militar de Ucrania (GUR).
Sirve para dar cobertura a la aviación rusa y la Flota del mar Negro, entre otras ventajas estratégicas.
Por todo ello, Kiev quiere recuperarla. El jefe del GUR, el mayor general Kyrylo Budanov, ha asegurado que los contraataques continuarán hasta que Zmiinyi esté liberada.
El viernes pasado, las fuerzas ucranianas afirmaron haber destruido y hundido otro barco ruso, el remolcador “Vasili Bej”, cuando intentaba transportar armas y tropas de refuerzo a la isla.
Según el gobernador de Odesa, Maksym Márchenko, el barco estaba equipado con un sistema de misiles antiaéreos “Tor”.
La inteligencia británica afirma que las fuerzas ucranianas utilizaron misiles antibuque Harpoon fabricados en Occidente.
DOS GOLPES CONTRA LA ISLA
Esta semana van ya dos contraataques contra la guarnición rusa en la isla: uno la víspera, que se conoció hoy, y otro el martes pasado, cuando Ucrania asestó un “golpe concentrado con el uso de varias fuerzas y diferentes métodos de destrucción”, según el Mando Sur.
La artillería golpeó entonces un Pantsir-C1, una estación de radar y vehículos militares.
Según el Reino Unido, “la defensa costera de Ucrania ha neutralizado en gran medida la capacidad de Rusia para establecer el control del mar y proyectar una fuerza marítima en el noroeste del mar Negro”.
“Esto ha socavado la viabilidad del diseño operativo original de Rusia para la invasión, que implicaba mantener la región de Odesa en riesgo desde el mar”, opinó la inteligencia británica.
En el campo de batalla en que se ha convertido el mar Negro, el Ejército ucraniano atacó otro objetivo ruso.
El lunes golpeó con misiles plataformas gasísticas de la empresa Chernomorneftegaz, nacionalizada en 2014 por las autoridades de Crimea tras la anexión de la península ucraniana por Rusia.
Las plataformas, en las que presuntamente el Ejército ruso instaló sistemas de radares, se encuentran a 100 kilómetros de la ciudad portuaria de Odesa y a 150 de Crimea, El ataque causó tres heridos y siete desaparecidos.
RUSIA SIGUE AVANZANDO EN EL ESTE
En tierra, la batalla más cruenta continúa centrándose en el este de Ucrania, concretamente en la región separatista prorrusa de Lugansk, donde las fuerzas rusas avanzan cada vez más hacia la ciudad de Lisichansk.
Se trata de la última gran ciudad aún bajo control total de Kiev tras perder casi en su totalidad el control de Severodonetsk.
“La situación es extremadamente difícil”, recalcó el gobernador de Lugansk, Serhiy Gaidai.
Según la inteligencia británica, las fuerzas rusas habrían avanzado desde el domingo más de cinco kilómetros hacia esta ciudad.
Los analistas occidentales creen que en los próximos días estarán ya a las puertas de Lisichansk.
El Mando General de Ucrania sostuvo en su parte bélico vespertino haber detenido la ofensiva rusa en el sur de las afueras de la urbe.
El miércoles, Ucrania perdió no obstante otras dos localidades: Loskutivka y Rai-Oleksandrivka, ambas a unos 20 kilómetros al suroeste de Lisichansk, y hoy los prorrusos afirmaron haber entrado en Zolote.
Según los separatistas prorrusos, hay “miles” de soldados atrapados en Lugansk. De ellos unos 1.300 cerca de Lisichansk.
Este jueves, el representante de Rusia en la autoproclamada república de Lugansk, Rodión Miroshnik, dijo además que entre 5.000 y 7.000 militares ucranianos han quedado sin suministros en esa ciudad, ya que han perdido el control de la única carretera entre Lisichansk y Siversk, en la región de Donetsk.
Frente a estos reveses, Kiev recibió una luz de esperanza: las primeras lanzaderas múltiples de misiles HIMARS de EEUU con un alcance de hasta 70 kilómetros llegaron ya a Ucrania, según confirmó hoy el ministro de Defensa, Oleksii Réznikov.
“El verano será caliente para los ocupantes rusos. Y el último para algunos de ellos”, señaló en un tuit.
Fuente: Los Tiempos