La canciller chilena aceptó la posibilidad de activar una “agenda positiva” de cooperación, mientras que el canciller Mayta, mucho más discreto, ya había pedido “claridad” en el fallo que será leído este jueves.
El Silala es un río internacional y así lo reconoció Bolivia. Chile, por su lado, admitió que el país tiene plena soberanía sobre el sistema de bofedales o manantiales de altura desde donde nacen las aguas.
Estos dos factores forman la parte central de los alegatos escritos y orales que se ventilaron ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en los últimos seis años. El dictamen será leído hoy por la jueza estadounidense Joan Donoghe, presidenta del tribunal.
El canciller Rogelio Mayta ya está en La Haya, Países Bajos. El viaje fue discreto, sin declaraciones. En abril, tras los alegatos orales, pidió “claridad” a la CIJ en su fallo. En Bolivia serán las 10:00 cuando se conozca la decisión.
“Los jueces van a decir que el Silala está dentro de la soberanía boliviana, que existe un manantial de aguas llamado Silala, cuya vertiente va aguas abajo a Chile y la constituye en un río del cual Chile puede usar de igual forma que Bolivia, un disfrute mutuo, y que este río tiene que ser cuidado por los Estados que están aguas arriba y aguas abajo”, afirmó ayer el embajador de Bolivia en Venezuela, Sebastián Michel, quien es el vocero temporal para esta causa judicial.
Además, Bolivia pidió a la Corte que reconozca la existencia de un “flujo artificialmente mejorado” —entre el 13% y 33%, según estudios presentados ante la CIJ— que discurre a Chile a través de canales y así establecer una compensación, tras un acuerdo bilateral.
Michel afirmó que hay expectativa sobre este aspecto. “Chile dice que el 10%, nosotros decimos que el 30% puede ser diferenciado del curso natural y puede ser entregado en virtud de un convenio para que esto genere una compensación”, precisó, precisamente sobre la base de la demanda a la CIJ.
Pero, Chile pidió en 2016 que la Corte declare al Silala un río internacional y reclamó derechos para usar esas aguas de manera equitativa. Bolivia respondió y contrademandó para que se le reconozcan esos derechos. Según expertos y juristas esta posibilidad es lejana, pues se trata de un aspecto que no forma parte de la jurisdicción internacional en esta materia.
“En cuanto a la propiedad de los canales, Chile también aceptó que son de plena soberanía de Bolivia. Entonces, el margen de decisión de la Corte está limitado porque ahí ambos países han acordado. ¿Qué es lo que queda? Es que la Corte se refiera si existe un flujo artificial de aguas. Es decir, si las obras que se desarrollaron para los ferrocarriles y estas obras de canalización han incrementado el agua que va a Chile y si existe ese flujo artificial que es complementario al flujo internacional, natural. Este es un concepto que no sabemos si la Corte lo va a aceptar o no se va a referir a él, o lo va a rechazar. El único punto de duda está en este flujo artificial”, señaló el diplomático boliviano Jaime Aparicio, quien fue agente de Bolivia ante la CIJ en 2020.
Las aguas del Silala están en cantón Quetena del sudoeste de Potosí a 4.551 metros sobre el nivel del mar. El acuífero, formado por dos bofedales, está a 4,8 kilómetros de la frontera con Chile.
Bolivia y Chile ya acudieron en dos ocasiones en los últimos 11 años a la CIJ. El primer caso fue la demanda marítima y el dictamen de la Corte no favoreció a Bolivia.
Tras esta “etapa judicial” que enfrentaron ambos países, Aparicio cree que es oportuno que se pongan en marcha acuerdos para preservar al Silala y a varios acuíferos que existen en la frontera.
“Estamos obligados a hacer lo que se debió hacer antes: Entrar a una negociación con Chile con todo el tema de agua. En el mundo hay ejemplos de cómo se manejan estos temas, en un momento en el que además el propio Evo Morales impulsó en Naciones Unidas acciones para que el agua no sea considerada una mercancía”, dijo.
El diplomático puso como ejemplo la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ATL), una entidad binacional que fue creada por Bolivia y Perú para preservar el lago Titicaca y promover el desarrollo de toda el área de influencia.
“Hay que pensar en una administración conjunta y despolitizada. Es la única salida para que esas aguas sean un ejemplo de cooperación y se pueda convertir este desafío en una oportunidad sobre el uso racional del agua”, dijo.
Si bien el juicio internacional por las aguas del Silala tiene apenas seis años, la controversia con Chile sobre esta temática es más longeva y data de inicios de siglo, cuando se denunció “el desvío” de aguas del manantial del Silala.
Desde entonces, el país desarrolló varios estudios iniciales sobre la evidencia de los canales artificiales que se construyeron para captar y direccionar las aguas a territorio chilenas. Estas obras, en realidad, fueron establecidas a partir de un acuerdo para que la empresa anglochilena The Antofagasta Railway Company alimentara sus locomotoras a vapor.
“Los estudios que ha hecho Chile eran básicamente para saber si era o no un río, porque allí hay una quebrada que se ha formado durante miles de años y eso demuestra el paso del agua. Bolivia hizo estudios para definir la artificialidad del sistema, pero no se han hecho estudios para definir la cantidad de agua que hay debajo de los acuíferos y es muy grande. Simplemente, se han hecho estimaciones. Se han hecho estudios sobre el perímetro horizontal del acuífero, pero no se sabe cuál es la distancia vertical. Eso es lo que falta”, apuntó el diplomático boliviano Andrés Guzmán, quien también ve necesaria un acuerdo con Chile.
“Esperamos que se abra una oportunidad para trabajar con Bolivia en una agenda positiva”, dijo la canciller de Chile, Antonia Urrejola antes del dictamen.
“Creemos que el fallo va a ser bueno, bueno para ambas partes, no solo para Chile, porque nos va a permitir colaborar y cooperar en una materia muy importante que son los recursos hídricos”, reconoció por su parte la subsecretaria de Relaciones Exteriores y agente de Chile ante CIJ, Ximena Fuentes, en la sede de Corte, en La Haya.
Fuente: El Deber