Las Fuerzas Armadas se desplegarán en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta; podrán desde hacer revisión de identidad de personas hasta el uso de la fuerza como último recurso.
A partir de este lunes, 27 de febrero, y durante 90 días, Chile desplegará militares para resguardar las fronteras con Perú y Bolivia con la finalidad de colaborar con la Policía en el control migratorio y de seguridad en zonas que se han visto desbordadas por el ingreso ilegal de personas.
“Vamos a estar recorriendo algunos de los lugares del despliegue, viendo cómo se va a apoyar este trabajo de las fuerzas armadas”, dijo la ministra chilena de Interior, Carolina Tohá.
La labor de los soldados regirá en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, según un decreto del gobierno de Gabriel Boric.
De acuerdo con el medio chileno Emol, el decreto establece el marco legal bajo el cual los militares pueden actuar en caso de enfrentarse a ese tipo de situaciones, que consta de una serie de pasos que van “desde la revisión de la identidad hasta el uso de la fuerza como último recurso”.
Las FFAA podrán “solicitar los documentos de cualquier persona en las fronteras y registrar su equipaje, vestimenta o vehículos si es que existe alguna presunción de que pueda cometer un crimen o delito o algún indicio que permita inferir que la persona tiene orden de detención pendiente”.
Asimismo, detalla que los uniformados deberán actuar bajo los principios de “legalidad, necesidad, proporcionalidad, gradualidad y responsabilidad”, y especifica que antes de cualquier acción debe cumplir con el deber de advertencia, evitar daño colateral y considerar la legítima defensa.
Los militares chilenos harán revisiones de identidad y registro de equipaje
Aluvión de migrantes
Javier García, alcalde del municipio chileno de Colchane, uno de los puntos fronterizos donde se activará la medida, denunció en una radio local que, diariamente, ingresan cerca de 400 personas a través de pasos ilegales. Chile registra un aumento de inmigrantes de países cercanos, pero especialmente de Venezuela.
El poblado andino de Colchane, en la frontera con Bolivia, es el paso más utilizado de extranjeros para ingresar a Chile, donde han muerto decenas de personas durante los últimos años. Quienes logran llegar a ciudades chilenas se han instalado en carpas o en plazas o caminan a la deriva pidiendo ayuda.
La medida del despliegue militar se suma a otras tomadas por Chile en los últimos años, para intentar controlar el flujo migratorio del norte. Hace un año, el gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera amplió una zanja de 600 metros construida seis años atrás cerca de Colchane.
Bandas criminales dedicadas al contrabando y al narcotráfico construyeron puentes para cruzarla, que también fueron usados por migrantes indocumentados, principalmente venezolanos.
Fuente: El Deber