Se debe pagar a ‘tramitadores’ que hacen el trabajo legal en Iquique, pero además a los choferes, quienes llevan el vehículo a la frontera. Luego se debe conseguir otro chofer para cruzar vías ilegales en Bolivia.
La oferta es irresistible. “Este Fiat descapotable, italiano original, modelo 2005, te lo doy hasta en 3.000 dólares”, ofrece un vendedor pakistaní. Luego remarca que los ciudadanos bolivianos se encargan de lo demás. Son empresas instaladas en la misma avenida de las importadoras. Pequeñas y con atención regular. Ahí son “especialistas” en internar a Bolivia los vehículos indocumentados por un valor de hasta $us 800. Incluso, ofrecen un “extra”: el clonado de placas en Challapata, localidad en Oruro.
Un vehículo indocumentado que puede costar $us 3.000 tiene un costo final de $us 3.800 por los “trámites” que se realiza en suelo chileno y las maniobras en territorio boliviano. EL DEBER visitó la ciudad de Iquique y comprobó que el negocio de los chutos está en su auge.
Los ‘chutos’ son cargados en las ‘cigüeñas’, que son los camiones que salen de noche
Los pasos a lo ilegal
Cuando un comprador se decide por un vehículo, luego debe realizar los siguientes pasos con empresas dedicadas a lo ilegal. Primero se realiza el traspaso, que es un trámite relacionado con la subfacturación-obligado en Chile- y cuesta $us 60. Después se realiza el cambio de volante por $us 320; transporte hasta Pisiga, $us 120; chofer que interna el vehículo hasta Bolivia, $us 300, y gasolina, otros $us 40.
El decreto 2232, puesto en vigencia el 31 de diciembre de 2014, prohíbe la importación de vehículos con una antigüedad mayor a dos años. En los negocios en Iquique la mayoría son motorizados con más años de vigencia que los estipulados en la normativa. Los vendedores conocen la norma boliviana y saben que ofrecen autos chutos. Lo hacen sin problemas.
El delegado presidencial en la región de Tarapacá, Daniel Quinteros, explicó a este medio que Chile tiene normas que prohíben la internación de vehículos usados; sin embargo, en Iquique, por ser una zona franca, existe normas que avalan la venta de los motorizados en ese punto.
“¿Cómo se explica esta paradoja? Por la masiva importación de autos usados por el puerto de Iquique que entra con franquicia aduanera y ahí está el circuito que nosotros debemos controlar de mejor manera, que es lo que produce distorsiones económicas y afecta a los precios, al medioambiente y seguridad de los usuarios”, destacó Quinteros.
Por su parte, el gerente de la Asociación de Usuarios de la Zona Franca de Iquique, Darío Blanco Leiva, resaltó que el negocio automotriz en el norte chileno es el que más mueve dinero en esa zona y que existen grupos familiares que dominan el negocio, como los ciudadanos pakistaníes.
“Desde Chile se hicieron mejoras en la normativa para impedir el contrabando. En Chile se sanciona el contrabando de salida, lo que no se ve en otros países. Si los camiones tienen carga legal, no se puede detener, pero si van por pasos ilegales, en territorio chileno, son detenidos”, dijo Blanco Leiva.
Fuente: El Deber