El presupuesto de gastos corrientes creció en 48 por ciento entre 2014 y 2024, mientras que los ingresos corrientes lo hicieron en 28 por ciento en el mismo periodo. Los analistas señalaron que el mayor gasto se financia con un aumento de la deuda pública, tanto externa como interna, que en ese periodo se elevó 182 por ciento.
Datos oficiales indican que el presupuesto de ingresos corrientes de 2014 se ubicaba en 124.823 millones de bolivianos, y el de 2024 en 159.981 millones. Los gastos corrientes de 2014 llegaban a 108.604 millones, y los de 2024, a 155.640 millones. Esto no contempla los gastos de capital, que generaron déficits consecutivos desde 2014.
“El gasto corriente ha ido subiendo mucho porque la política es que el Estado es el principal actor de la economía nacional. Por eso ha subido también el endeudamiento”, explica el investigador especialista en presupuestos de la Fundación Jubileo René Martínez.
El PGE 2024 prevé un nuevo aumento de los gastos corrientes en comparación al año pasado en un 7,7 por ciento, de 144.485 millones a 155.640 millones.
El grueso de los gastos corrientes se va en la compra de bienes y servicios (un 43 por ciento), donde se incluye la importación de combustibles subvencionados. El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, indicó que “ahí está lo fuerte”.
Pero en los gastos corrientes también está el pago de salarios, que representa el 32 por ciento, y con los que se paga los sueldos de más de 489 mil funcionarios de todos los niveles del Estado, incluyendo maestros, personal de salud, policías y militares.
Montenegro resaltó que el 54,2 por ciento de los salarios va al sector de salud y educación; el 11,2 por ciento, a la Policía y las Fuerzas Armadas; el 9,8 por ciento, a Gobiernos subnacionales; 7,6 por ciento, a universidades públicas, y el 16,5 por ciento, a empresas públicas, entidades descentralizadas, órgano ejecutivo y otros órganos del Estado.
Para Jubileo, “la constante expansión y consecuente alto nivel que han alcanzado los gastos corrientes es ahora un factor que afecta a la sostenibilidad de las finanzas públicas. En un escenario con ingresos limitados, contradictoriamente se mantienen gastos altos y crecientes; por lo tanto, persiste un déficit muy profundo”.
Déficit y endeudamiento
Bolivia va por su undécimo año consecutivo de déficit fiscal. En el PGE 2024, se calculó un déficit de 7,8 por ciento, que supera al proyectado para este año (7,5 por ciento). Martínez señaló que el mismo tendrá que ser financiado con más deuda pública.
La deuda pública total (incluyendo la de las empresas públicas) llegaba a fines de 2022 a 35.203 millones de dólares. Un 38 por ciento de ésta es deuda externa y el restante 62 por ciento es interna. El monto total representa un 80 por ciento del PIB.
El economista Germán Molina señala que, para reducir el déficit fiscal, se debía haber disminuido los gastos y aumentado los ingresos. Incluso recomendó que se debía revisar la escala salarial de los funcionarios públicos, que reciben pagos muy por encima del grueso de la población que se dedica al trabajo informal, y el rendimiento de las empresas públicas, las cuales absorben deuda e ingresos.
“Eso no ocurrió y justifican el déficit con la inversión pública, pero no se ha visto que ésta rinda frutos para la sociedad”, apunta Molina.
La deuda interna creció en 388 por ciento entre 2007 y 2022; la deuda externa lo hizo en 502 por ciento en el mismo periodo de tiempo. La deuda pública total creció en 464 por ciento de 2006 a 2022.
Martínez advierte que el grueso de la deuda externa (42 por ciento) tiene fines poco claros y estaría destinada a financiar el gasto corriente y el déficit fiscal.
Analizando datos oficiales, Jubileo concluyó que el 42 por ciento de la deuda externa se destina a categorías como “apoyo presupuestario”, “multisectorial”, “fortalecimiento institucional”, y “otros”.
“Uno se cuestiona para qué nos endeudamos tanto si esto no genera más desarrollo económico, si no beneficia al país porque no hay retorno”, dice Martínez.
Por ello, Jubileo recomendó “iniciar procedimientos para evaluar el impacto de los recursos adquiridos” a fin de identificar si son bien utilizados o se requieren ajustes, “ya que el endeudamiento podría resultar en un gran costo para la sociedad”.
“Es para prebendas”
El cientista político y economista Carlos Toranzo expresa con relación al gasto y el endeudamiento: “Habría que preguntarse cuánto ha mejorado la salud y la educación”. Y añade: “Esto es para prebendalismo y clientelismo político”.
En su opinión, el dinero del auge del gas que se obtuvo principalmente entre 2014 y 2015 se ha destinado para beneficio de grupos afines al MAS.
Pese al apogeo económico, se continúo adquiriendo deuda, aprobada por un Legislativo controlado por el oficialismo y también financiada por un Banco Central que “ha perdido su autonomía y ha pasado a ser otro ministerio del Gobierno”. La presidencia del BCB continúa en interinato, nombrada por el Ejecutivo.
Reservas cayeron y la deuda subió
Las reservas internacionales cayeron en la misma medida que la deuda pública externa aumento. Las RIN pasaron de 15.123 millones de dólares en 2014 a 3.796 millones en 2022. La deuda externa pasó de 5.736 millones en 2014 a 13.300 millones en 2022.
A lo largo de este año, las RIN bajaron aún más. El último dato oficial corresponde a abril, cuando se tenía 3.158 millones.
Fuente: Los Tiempos