El presidente Luis Arce viajó anoche a Brasil para participar de la Cumbre de mecanismo regional que se desarrollará este 7 de diciembre. Será un momento especial para su gestión, pues el país será admitido como miembro pleno del bloque. Sucederá mientras la región gira a la derecha.
El presidente Luis Arce asistirá a la próxima Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur) que tendrá lugar en la ciudad brasileña de Rio de Janeiro este 7 de diciembre. Bolivia llegará así, y por primera vez, a este cónclave como miembro pleno del bloque. Lo hará con un sabor agridulce porque una buena parte de la representación política de Brasil considera que en el país existen “presos políticos”.
De hecho, estas observaciones motivaron que una comisión del Senado del vecino país llegue a Bolivia en un plazo de 180 días para “verificar” el cumplimiento de las prestaciones democráticas. El antecedente de esta acción es el caso de Venezuela que está suspendida de Mercosur por un incumplimiento a una cláusula democrática que penaliza la persecución con motivos políticos.
“Agradecemos las gestiones del hermano presidente Lula y al pueblo brasilero por este hito histórico en la integración latinoamericana”, escribió en su red X el presidente Arce tras la aprobación del Legislativo brasileño para que sea parte del bloque. A través de la misma plataforma, Luis Inácio Lula da Silva dijo: “Gracias a los senadores por completar el proceso y felicitaciones al presidente Arce y Bolivia por acompañarnos en Mercosur”
El pleno del Senado de Brasil aprobó el martes el texto del Protocolo de Adhesión de Bolivia al Mercosur, pero, al mismo tiempo, los senadores también aprobaron una solicitud que crea una comisión temporal de cinco miembros titulares para que verifique si es que el país tiene más de 200 presos políticos y si vive una democracia de ejercicio pleno.
El senador brasileño Sérgio Moro (União-PR) fue el principal impulsor de la esta comisión. “Hay sospechas de que Bolivia tiene ‘presos políticos’, entre ellos la expresidenta Jeanine Áñez, que asumió el poder tras las fallidas elecciones de 2019 y que ahora enfrenta una serie de procesos en su contra desde la cárcel”, afirmó.
“Brasil obviamente no es la policía del mundo. Brasil no tiene el deber de vigilar a otros países cuando se trata de mantener la democracia y los derechos humanos. Pero, cuando hablamos de América Latina, la situación es diferente. Tenemos una gran responsabilidad y el Protocolo de Ushuaia trata exactamente de eso: que nos es imposible admitir en el ámbito del Mercosur a países que tienen problemas democráticos”, añadió el legislador en Brasilia.
Hay jurisprudencia en esto. El citado protocolo establece que la ruptura del orden democrático por uno de los Estados parte es una de las causales de suspensión.
Ocurrió ya con Venezuela, admitida como miembro pleno, pero su adhesión quedó congelada desde 2017 por la “violación” de algunas de las obligaciones vinculadas con esta temática y que están consignadas en el acuerdo.
El exembajador de Bolivia ante la OEA, Jaime Aparicio, consideró que este punto es fundamental. “La cláusula democrática debería ser un impedimento para el ingreso de Bolivia. Por eso, una comisión del Senado de ese país viajará a Bolivia para hablar con los presos políticos. Un país miembro del Mercosur no los debe tener, como tampoco avalar una justicia sometida al Gobierno. Debe tener un Estado de derecho que Bolivia no tiene. Hay más de 200 presos políticos confirmados bajo cargos artificialmente creados y subjetivos como terrorismo, sedición, conspiración, incumplimiento de deberes, que son políticos, hallando una forma para perseguir a la gente utilizando la justicia. Todo conforma un cuadro en el que no hay democracia”, puntualizó.
Por su parte, Andrés Guzmán, un economista graduado de la Academia Diplomática, dijo que el ingreso de Bolivia era algo que se esperaba hace más de 10 años y debía darse en algún momento. “Era clave la participación boliviana en un foro que en su momento estuvo gobernado por la izquierda” remarcó. Aclaró que hoy ya no es así, y coincidió en que el hito lo marca el viraje en Argentina. “Ni Paraguay ni Uruguay ahora son países de esa tendencia, así que el único que queda es Brasil”, dijo.
Por su lado, el senador del oficialismo brasileño Marcos Pontes (PT) no cree que en las denuncias de presos políticos tengan asidero. “Es una buena noticia para el Gobierno de Luis Arce” y refutó “las críticas de la oposición boliviana radical sobre la carencia de derechos humanos” en el país, ya que no es posible pertenecer al Mercosur sin cumplir primero los estándares democráticos de la alianza. “Bolivia cumplió con la cláusula de democracia del Mercosur”, dijo.
Sobre la comisión, Guzmán consideró: “La inclusión de Bolivia ya está aprobada, así que creo que lo que viene podría parecer un saludo a la bandera, aunque podrían surgir algunas variaciones”.
El internacionalista recordó que durante el debate, la oposición brasileña cuestionaba que permitir el ingreso de Bolivia “era aceptar a un narcoestado, a una dictadura” llegue al Mercosur.
Ahora bien, “para salvar esa inquietud se enviará a esta comisión. Ahora, si ésta determina que Bolivia no cumple la cláusula democrática, tal vez se pueda revertir, así que el país tiene condicionada su permanencia en Mercosur a este último paso”, anotó.
De todas formas, el proceso de adhesión plena no es de la noche a la mañana. Al respecto, Aparicio explicó que será de “varios años” y Guzmán precisó que al país le tomará al menos cuatro años.
“Ese es el tiempo que a Bolivia le tomará adecuarse a la nomenclatura, a las leyes y los códigos de los productos, un proceso muy complejo. Además, hay que implementar el arancel externo común, subir o bajar los que tenemos de acuerdo con lo establecido. Hay reglas como no devaluar la moneda, lograr armonía. Por eso hay que cambiar leyes, y para eso se requiere mucho tiempo”, explicó.
Aparicio, por otra parte, consideró que el momento que vive Mercosur es complicado en lo político y esto pone en riesgo su futuro. “Este mecanismo, con Brasil y Argentina en manos de Lula y los Kirschner no fue un instrumento de desarrollo, porque protegieron sus mercados, no se abrieron y por eso las constantes preocupaciones de Paraguay y Uruguay. Sin embargo, en la región se viene otro momento, el de apertura con la llegada de Javier Milei en Argentina”, puntualizó el diplomático.
“La visión de Milei será apoyada por varios países e ingresará a la filosofía de mercados abiertos, lo que va en contra de Brasil y de Bolivia, que es un mercado mínimo, que ya no tiene gas, que ya no es competitivo con la agroindustria”.
Por eso, si Argentina decide promover la política de libre precio, “tendremos que competir y tras estos largos años sin recibir inversión ni tecnología, difícilmente podrá competir con los miembros del Mercosur. El panorama no es como lo pintan”, añadió Aparicio.
Fernando Molina, periodista, y corresponsal de El País de España en Bolivia, escribió que el Mercosur abrirá posibilidades muy amplias para el comercio boliviano con un mercado de 320 millones de personas, conformado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, los socios fundadores.
“Sin embargo, las diferencias de tamaño entre la pequeña economía boliviana, de algo más de $us 42.000 millones de producto interno bruto, y los gigantes sudamericanos Brasil y Argentina, que además producen varias de las materias primas que tiene el país, y son incomparablemente superiores en industria y servicios, hacen temer dificultades a los empresarios nacionales. Desde hace años que estos han pedido que el Gobierno trabaje en una agenda conjunta para mejorar la productividad y la competitividad del país, pero hasta ahora esto no ha ocurrido”, sostuvo Molina.
En todo caso, la mayor preocupación es el inicio de la libre competencia en el campo de los servicios, que actualmente se encuentra protegido por el carácter estatal de los servicios públicos bolivianos y porque los acuerdos comerciales que el país tiene se restringen mayormente al intercambio de bienes. Bolivia está en los hechos en el Mercosur con voz y voto. Según Molina, la voz del país ayudará a Lula a mantener el equilibrio en esta zona del mundo.
Es una bolsa de oxígeno para el Presidente
Carlos Cordero, ANALISTA POLÍTICO
Es una especie de buena noticia, salvavidas para el Gobierno de Luis Arce, porque abre una oportunidad para que la situación económica del país mejore, se abran mercados y Luis Arce tenga un espaldarazo político porque muestra que en Bolivia se respetan la democracia y los DDHH.
Esto viene de una gestión de Lula, que representa un duro revés para Evo Morales, porque muestra que a un gobernante brasileño muy pragmático. El presidente en Bolivia es Luis Arce y entonces negocia y acuerda con él. Evo queda aislado de todo esto.
Veo que es una especie de bolsa de oxígeno, en un momento difícil de la economía del país, cuando se debate el tema del litio. Esta gestión de Brasil tiene que ver con que ese negocio necesitará un puerto de salida y ahí nuestro país usará los puertos de Chile, o del Atlántico, Brasil, Paraguay.
A Lula le interesa sentarse con un socio de izquierda. Creo que esto trasciende el intercambio comercial tradicional, es más a largo plazo. Me animaría a decir que va a ser un espaldarazo para Arce, en su intención de reelección.
Con relación a Miley, creo que otra cosa es estar en el poder. Vimos el caso del chileno Gabriel Boric, la esperanza de la izquierda para reformar el Estado y la Constitución de su país y ahora parece atrapado en una institucionalidad que no está dispuesta a cambiar.
Lo mismo podría pasar con Milei, otra cosa es con guitarra, estando en el poder. Una señal fue el cambio de discurso con relación al Papa Francisco, y ahora lo invitó a visitar Argentina.
Es verdad que hasta ahora nada con Bolivia, no invitó a Arce a su posesión, pero se dará cuenta de que Argentina tiene deudas con Bolivia, que el país puede ser una aliado en el equilibrio continental, siempre lo fue, no creo que la diplomacia argentina le de la espalda a nuestro país.
Fuente: El Deber