El mayor recorte artificial en la oferta global de crudo de la historia no basta para contener el huracán en el que está instalada la madre de todas las industrias extractivas.
El coronavirus, que ha mandado a los aviones a hangares, a los coches a los garajes y que ha dejado en el dique seco a parte de las fábricas, ha provocado ya un recorte de la demanda de casi un 30%. Un desplome sin parangón que ha llevado al mercado petroleo al que ya es, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el “peor año de su historia”.
Tres meses y medio desde el inicio del ejercicio son suficientes para que el brazo de análisis de la OCDE alerte ya del riesgo de que el sector pueda borrar de un plumazo todo el crecimiento acumulado, atención, en la última década. Con la demanda en niveles de hace un cuarto de siglo y los tanques a rebosar, incapaces de almacenar la ingente cantidad de barriles que se bombean y no se consumen cada día, simplemente “no hay ningún acuerdo de recorte de la producción suficiente para paliar una caída de la demanda como esta”.
Histórico; enorme; sin precedentes. El mayor pacto de siempre para reducir la oferta la petrolera global dejó sin calificativos a industria, analistas y periodistas el domingo pasado.
No era para menos: apenas un mes antes el primer y el segundo máximos exportadores mundiales, Arabia Saudí y Rusia, habían sido incapaces de pactar un recorte casi siete veces menor, desatando una guerra de precios que no ha hecho sino empeorar las cosas en un mercado ya de por sí muy descompensado y con los precios bajo mínimos.
Cuando ese acuerdo entre en vigor —en 15 días— la oferta volverá a niveles de 2011, la última vez que bajó de los 90 millones, en plena crisis de deuda soberana en el sur de Europa y con el mundo todavía saliendo de la Gran Recesión. Pero ni siquiera ese tajo, de unos 10 millones de barriles, es suficiente para renivelar las fuerzas ante un hundimiento que ha llevado la demanda a niveles de 1995. La AIE cifra esa merma en unos 29 millones de barriles por día en abril, en casi 26 millones en mayo y en 23 millones para el conjunto del segundo trimestre, al final del cual la economía —parece— tocará fondo.
“Según las previsiones del FMI vemos una recesión que supone, prácticamente, una década perdida”, ha señalado el director de la AIE, Fatih Birol, en una conferencia de prensa telemática en la que ha dado cuenta de los principales resultados del informe.
“En unos años, cuando echemos la vista atrás, veremos que 2020 ha sido el peor ejercicio en la historia del mercado del petróleo. Más en concreto, este segundo trimestre será el peor trimestre de la historia. Y dentro de ese peor trimestre, abril será el peor mes en la historia”. Es un abril negro”, ha remarcado.
El alivio debería llegar en la segunda mitad del ejercicio, cuando los confinamientos totales ya serán historia y la reactivación del consumo, las manufacturas y el transporte traerá de la mano un incremento en la demanda de crudo para cerrar el ejercicio con una caída media de unos 9,3 millones barriles por día.
Ante este intrincado escenario, según Ayham Kamel, de la consultora Eurasia, la Organización de Países Exportadores de Petróleo Productores (OPEP) ampliada —conocida en la jerga del sector petrolero como OPEP+— podría optar en su próxima reunión, en junio, por no reducir el ritmo de recortes para tratar de reducir la brecha con la demanda. “Sabíamos que iba a ser [un informe] malo, pero es aún peor”, apunta Phil Flynn, de Futures Group. “Estamos ante la mayor destrucción de demanda de la historia”.
Algunos países consumidores, como Estados Unidos —a la vez el primer productor y el mayor cliente de crudo del mundo—, China, India o Corea del Sur, están valorando comprar más crudo para completar sus reservas estratégicas. Un movimiento que sería, a la vez, compra de oportunidad aprovechando unos precios de derribo y ayuda para tratar de estabilizar los precios. Pero, a pesar de las numerosas especulaciones durante la semana, la AIE no ha ofrecido más detalles al respecto.
La sobreoferta ha llevado a las fuerzas del mercado a una situación tan límite que la agencia con sede en París ve en peligro incluso la capacidad de almacenamiento de los barriles sobrantes, una situación que ha llevado a algunos analistas, como Paul Sankey, del gigante financiero japonés Mizuho a especular con un crudo a precio cero si la situación se prolonga en el tiempo. La opción parece, hoy por hoy extrema y difícilmente de imaginar, pero que el barril de brent ya ha caído hasta el entorno de los 20 dólares, mínimos de casi dos décadas.
“La acumulación de inventarios amenaza con sobrepasar la logística de la industria petrolera (barcos, oleoductos y tanques de almacenamiento) en las próximas semanas. Nunca antes ha estado tan cerca de probar el límite de su capacidad logística”, zanjan los técnicos de la AIE en un informe de tono lúgubre como hacía años que no se recordaba. Los mercados han respondido este miércoles con un tijeretazo adicional del 5% en el precio del crudo de referencia en Europa, que ha quedado solo ligeramente por encima de los 28 dólares. El alivio para las empresas y los países petroleros ha durado apenas 72 horas.