Una publicación de la Fundación Jubileo señala que uno de los grupos poblacionales más afectados por las consecuencias económicas del coronavirus en Bolivia es el sector del empleo informal no agrícola que, según datos del Banco Mundial para 2018, representa el 78%.
El 80% de este sector son mujeres y son ellas las que están principalmente en riesgo, indica Jubileo. “Estas evidencias muestran que en los últimos años no se aplicaron políticas en favor de las familias que viven del empleo informal y sin salario fijo, habiendo quedado el trabajo informal en condiciones de precariedad”, refiere.
El Covid-19 está generando un costo económico, no tanto por el virus en sí, sino por los esfuerzos para evitar que se propague, y la cuarentena determinada por el Gobierno tiene efectos muy desiguales que impactan principalmente en la economía informal y en los sectores que ya habían sido afectados por los conflictos de octubre del año pasado, añade.
A pesar de estas condiciones, el sector también aporta a la economía, sin embargo, agrega Jubileo, gran parte de estos trabajadores están desprotegidos, al margen del sistema de pensiones y, ante cualquier eventualidad médica de ellos y sus familias, paralizan su labor y dejan de percibir ingresos.
“El Covid-19 muestra esta realidad de desprotección de este sector y para revertir esta situación el Estado necesita generar condiciones para que las empresas crezcan y así puedan ofrecer más empleos de calidad”, señala.
En estas circunstancias, refiere, se hace necesario incluir a más trabajadores dentro los circuitos del empleo formal, mejorar la calidad de los sistemas de pensiones, salud y su infraestructura.
Una de las medidas inmediatas, enfatiza la Fundación, es la reforma fiscal para que no crezca la informalidad laboral, cambiar los incentivos para la contratación y hacer más atractiva la contratación en trabajos formales.
El Covid-19 generará impactos económicos distintos según el nivel socioeconómico. Las medidas adoptadas para combatir la pandemia y el tiempo necesario para controlar la expansión del virus influirán en la atención de las demandas sociales. En ese sentido, agrega, dependerá de las medidas asumidas y del comportamiento de las personas para que el impacto sea menor en un shock de corto plazo, especialmente en la economía doméstica.
Durante el periodo de la bonanza (2005-2014), con ingresos económicos históricos para Bolivia, remarca Jubileo, no se asumió la responsabilidad de salir del rentismo y generar empleos dignos y de calidad; por el contrario, agrega, se fomentó el trabajo por cuenta propia, con la consecuente precarización del empleo y con una sociedad desigual.
Para 2018, las personas en situación de pobreza en Bolivia alcanzaban a 3,9 millones; es decir, el 34,6% del total de la población; mientras las personas en situación de pobreza extrema alcanzaban a 1,7 millones, lo que representa 15,2% de la población. Estos últimos viven en hogares en situación de vulnerabilidad.
