Antonio Rocha Gallardo
Presidente – CNDA
Es alarmante la situación para la salud mundial por la epidemia del Corona Virus originada en China a fines del pasado año, no solo por los 64 países que han reportado contagios confirmados y los más de 3 mil muertos a nivel global según últimos datos de la OMS, entre ellos nuestros vecinos Argentina, Brasil y Chile que han reportado casos confirmados. En estas circunstancias, al borde de una pandemia debemos pedir que Dios ilumine a nuestros científicos y gobernantes y proteja su divina creación.
Si bien ningún daño es comparable con el de la salud y la vida de las personas, por la naturaleza y propósito de este editorial, no podemos dejar de lado la afectación de la epidemia en la economía mundial y nacional. Según reportes de la OMC, FMI y la OCDE la afectación al primer trimestre se estima en una reducción de ½ punto porcentual al crecimiento del PIB mundial, esto es de 2,9% a 2,4%, lo que en términos absolutos llega a representar cerca de 430 mil millones de dólares, de un PIB global de poco menos de 86 Billones de dólares en 2018, según datos del Banco Mundial.
El problema mayor podría estar en las previsiones de afectación al primer semestre del 2020, que de mantenerse la tendencia a la baja, puede generar una crisis de impacto en los mercados financieros y de commodities y con ellos arrastrarnos a una recesión global que nadie desea, y es que la sensibilidad de estos mercados hace impredecible las consecuencias de la afectación económica, prueba de ellos la reciente medida de baja de la tasa de interés de los fondos de la Reserva Federal de USA en ½ punto porcentual, el mayor recorte desde la crisis financiera del 2008.
Una consecuencia inmediata de la epidemia en los países con mayor índice de afectación como China y Corea del Sur, no es solo el costo del tratamiento de las personas infectadas y la contención de la epidemia en sí, sino, la inmovilización de personas, áreas urbanas sectores productivos, sistema educativo, importaciones, exportaciones, etc. Mayores costos por doble partida.
Estos costos los pueden soportar las economías más desarrolladas y con recursos suficientes para construir grandes hospitales en solo días, situación que no es comparable con la capacidad de respuesta en lo mayoría de los países africanos o latinoamericanos, donde una expansión de la epidemia tendría consecuencias devastadoras en las personas más vulnerables como ancianos y niños que ya viven en la franja de pobreza y la atención de su salud es ya deplorable.
En nuestro país, afortunadamente, creo que se están tomando todos los recaudos para evitar el ingreso del virus, aunque sabemos que será casi imposible evitarlo por la vulnerabilidad de nuestras fronteras y la reconocida imposibilidad de cerrar el tráfico fronterizo y menos aún el tráfico aéreo, por tanto, es fundamental tomar en serio todas las recomendaciones de prevención de las autoridades de salud para evitar el contagio y su propagación.
Lo que lamentablemente no podemos evitar es el impacto del COVID-19 en la economía boliviana y en su comercio exterior, siendo su primer afectación sobre las exportaciones bolivianas a China que se redujeron en más de 6 millones de dólares en enero 2020 comparado con el mismo periodo del pasado año, esta disminución se prevé será aún mayor al primer trimestre y afectara a productos de reciente expansión como la carne de bovino y productos del sector forestal, afectando sobre los precios y los volúmenes demandados.
Según último reporte del INE, en la disminución de las importaciones provenientes de China la afectación es aún mayor habiéndose reducido en casi 16 millones de dólares en enero de 2020 comparado con el mismo periodo del pasado año, de 182 millones a 166 millones de dólares. Hay que notar que no todo lo que viene de China son productos electrónicos y de consumo, pues también se importan la mayoría de los insumos agrícolas, maquinarias y bienes de capital.
A pesar de esta reducción del comercio bilateral con China, principal país afectado por el COVID-19, sigue siendo el mayor proveedor de Bolivia y además responsable del mayor déficit comercial bilateral que alcanza a los 135 millones de dólares solo en enero de 2020, es decir que hasta enfermos le sacan mucha ventaja al resto de nuestros socios comerciales.