El país se desangra: incentivos para campos maduros ya!

 

 

La propaganda del MAS confundió y engaño e hicieron creer a los bolivianos que el sector de los hidrocarburos andaba fenómeno, cuando en realidad es todo lo contrario. Instalado el  Gobierno de transición, nos permitimos escribir una hoja de ruta propositiva para el sector de energía. https://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20191117/columna/bolivia-diagnostico-hoja-ruta-energia.

Manifestábamos que el primer objetivo era mantener abastecido el mercado interno, logro que fue cumplido a cabalidad por el Gobierno de transición y merece reconocimiento.

Exteriorizamos que había un segundo objetivo, que era transparentar información de reservas y producción de gas natural y tratar de generar un ambiente más favorable y confiable con Petrobras, IEASA y otros clientes, agentes e instituciones en Brasil y Argentina, tendientes a renovar y lograr nuevos contratos de gas natural, porque los que se tenían estaban a punto de vencer. El MAS no había logrado ningún tipo de avance y solo tenía cientos publicitados memorándos de entendimiento.

Reconocemos que el Gobierno de transición ha avanzado bastante en este tema y los resultados concretos de estas negociaciones en Brasil y Argentina las conoceremos y analizaremos hacia finales del mes de marzo.

Un tercer tema que recomendamos fue que en este Gobierno de transición, no existía impedimento para impulsar y reactivar nueva producción de petróleo y líquidos en campos maduros no productivos o en declinación. Lo anterior evitaría el desangramiento de dólares que sufre el país por tener que importar cada vez más gasolina y diesel. La falta de exploración por años, en la búsqueda de petróleo, nos ha llevado a una crítica situación.

En 2019 las importaciones de di{esel y gasolina se llevaron del país 1.550 millones de dólares y si no se hacen ajustes de fondo, en 2024 tendremos un déficit energético entre las exportaciones de gas natural y las importaciones de gasolina y diesel. Letal para una economía rentista que ha vivido cómodamente de las exportaciones de gas, que ahora disminuyen, y que debe importar cada vez más diesel y gasolina.

Con voluntad política, este Gobierno de transición puede y debe promulgar y simplificar decretos, resoluciones y nueva regulación para la Ley 767 de incentivos, que ya existe. De eso se trata, de hacer regulación sencilla y transparente y cumplir los pagos a los que generen nueva producción.

Lo anterior, estimamos, resultaría en nueva producción de petróleo entre 5.000 y 9.000 barriles por día en dos a tres años más. Lo que equivale a ahorros en importaciones de diesel y gasolina de 140 a 200 millones de dólares por año. Además se generarán importantes aportes por regalías, IDH y otros impuestos al Estado. Se mejorará el empleo productivo en el área de servicios petroleros y se dará mayor capacidad de operación a las refinerías que actualmente operan con cerca del 60% de su capacidad.

Finalmente, damos contento a los ambientalistas debido a que, para este incremento de producción de petróleo en campos maduros no es necesario invadir nuevas áreas o entrar a parques protegidos y se puede trabajar sobre contratos existentes.

Ganancia por todo lado, pero hasta ahora nos han estado mareando la perdiz y postulando soluciones coyunturales, no estructurales ni de impacto para resguardar nuestra economía y la agobiante situación económica y financiera que tiene YPFB.

Resumiendo, Ministerio de Hidrocarburos, YPFB y Agencia Nacional de Hidrocarburos necesitan juntarse y emitir normativa simple y transparente, ajustándose a la Ley 767 y  generar credibilidad con cumplimiento de pagos, para que pequeñas y medianas empresas puedan gestar inversiones para mejorar producción en campos maduros. Tan simple como eso. No sé qué estamos esperando.

 

El autor es exministro de Hidrocarburos y socio director de Gas Energy Latin America

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