Fernando Crespo Lijeron
Vecino de Porongo
“Qué tal si por esta vez dejamos de ser corruptos, ineptos y privilegiamos la honestidad y la transparencia” parafraseando al conocido académico Roberto Unterladstaetter que citaba en su misma nota la famosa sentencia del sabio Albert Einstein “Si sigues haciendo lo mismo, no esperes resultados distintos”
No cabe duda de que la corrupción existente en el mundo entero golpea con mayor fuerza y se constituye en el principal enemigo de las sociedades latinoamericanas y de nuestro país en particular. No existen entidades públicas y también algunas entidades privadas donde no se denuncien de forma permanente actos de corrupción en todos los niveles y de diversa magnitud.
El efecto nocivo de este flagelo mundial no solo impacta en lo económico, degrada las principales instituciones de un país y lo que es peor, daña tremendamente la moral de la ciudadanía, se invierten los valores hasta el extremo en que se confunde la línea entre
lo que es legal e ilegal, entre lo que es moral e inmoral, entre lo que es ético y lo que es antiético.
En lo económico, son impresionantes las cifras millonarias que se pierden y van a engrosar las arcas de los corruptos. Estos extraordinarios montos de dinero pueden perfectamente
solucionar en muy buena medida, por ejemplo, los graves problemas que tiene nuestro país en materia de Salud y Educación.
Alguna vez se ha oído hablar o proponer la denominada “Revolución del Comportamiento”, la idea es encauzarla bajo esa línea de un comportamiento humano ideal. La corrupción, este mal que nos acompaña desde tiempos inmemoriales, se puede ir disminuyendo progresivamente hasta reducirla sustancialmente, es cuestión de tomar la decisión y empezar con una férrea voluntad compartida, con una campaña frontal que forme parte principal de una Política de Estado, de implementar programas de educación en los colegios y universidades, que comprometa absolutamente a todos los ciudadanos a una lucha decidida y permanente, totalmente convencidos del gran daño que representa la corrupción y de los beneficios a toda la sociedad en la medida que se vaya reduciendo.
Considero que esta debería ser la gran propuesta de los programas de gobierno de la próxima gestión, actitudes verdaderamente responsables, dispuestos a producir un cambio radical en ese sentido, con hechos concretos se demuestren desde el primer día esta decisión y pregonen con el ejemplo.
Estamos en la era del cambio acelerado, se mencionada la inteligencia artificial, realidad aumentada, robótica, etc. Naturalmente no estoy en línea contraria a la ciencia, a la tecnología e innovación, simplemente sostengo que debemos empezar por el principio y este desafió primario es fundamental.
No es una tarea fácil, pero sin duda estrictamente necesaria si queremos “un resultado distinto”.