El sistema sanitario de Arequipa, segunda ciudad de Perú, se vio desbordado el jueves por la falta de camas y oxígeno ante el avance de la pandemia, lo que llevó al gobierno a tomar el control de los hospitales de la zona, gestionados habitualmente por las autoridades regionales.
El incremento exponencial de contagios y muertes por covid-19 golpea sin pausa a esta ciudad andina del sur de Perú, que había sorteado hasta ahora sin mayor sobresalto el azote del virus.
“Arequipa se caracterizó por un silencio epidemiológico por tres meses, sin embargo, a partir del tercer mes, cuando se empieza a reactivar la economía, la informalidad laboral ha hecho que se dispare la curva epidemiológica”, dijo a la radio RPP el director del hospital Honorio Delgado, Richard Hernández.
Las filas de los enfermos para conseguir una cama en la unidad de cuidados intensivos reflejaban una dura realidad.
Enfermos de covid-19 dormían en carpas instaladas en los estacionamientos de hospitales, mientras que otros pernoctaban en sus autos en la calle a la espera de una cama libre, según medios locales.
La región de un millón y medio de habitantes, motor económico del sur de Perú, contabiliza 11.504 casos confirmados de coronavirus y 601 muertos, según el último balance del ministerio de Salud.
La escasez de personal médico atizaba la crisis sanitaria, y se formaron largas filas de parientes de enfermos desesperados por comprar oxígeno medicinal en el hospital Honorio Delgado.
El tanque de oxígeno se comercializa por 1.600 dólares en la ciudad andina, situada al pie del volcán Misti.
Ante esa situación, el gobierno promulgó un decreto de urgencia que autoriza al Ministerio de Salud a tomar control de los hospitales en Arequipa.
El presidente Martín Vizcarra aseguró que el gobierno busca “revertir, en el más breve plazo, la situación en la que se encuentra esta importante región del país”.
Vizcarra tuvo una accidentada visita el fin de semana a Arequipa, donde personal médico y familiares de enfermos lo recibieron con protestas por la falta de suministros sanitarios.
Las protestas tenían como objetivo también al controvertido gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres.
La impotencia de los familiares quedó simbolizada por una mujer humilde, Celia Capira, que el domingo corrió por las calles de Arequipa detrás de la camioneta en la que se retiraba Vizcarra del hospital Honorio Delgado, empapada en lágrimas y clamando por una cama para su marido agonizante.
La imagen se viralizó en redes sociales y refleja la aguda crisis que vive Arequipa. El esposo de Celia Capira, Adolfo Mamani, de 57 años, murió el martes. Vizcarra pidió perdón a la viuda por la falta de atención.
La pandemia ha convertido a Perú en el segundo país de la región con más casos (371.096), detrás de Brasil y en el tercero en decesos (17.654) luego del gigante sudamericano y México.
Arequipa es una de las siete regiones de Perú que siguen en cuarentena.
AFP.