En algunos lugares hay pacientes intubados de 23 años. En otros, los que están entre los 21 y 50 años alcanzan el 60% del total de los pacientes internados.
Mientras la ciudad se llena de fiestas por la noche, a pesar de las advertencias de las autoridades, en los hospitales aumentan los pacientes jóvenes y en estado grave.
Se predijo el pico de la tercera ola para fines de mayo y principios de junio, pero un sondeo entre los encargados de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) mostró que la mayoría tiene las camas llenas, los contratos finalizados y pagos atrasados. Lo peor, se declaran agotados.
“Necesitamos que esto se haga visible, aunque a algunos no les guste, es la verdad. La situación es insostenible”, dijo Andrés Martínez, a cargo de la UTI Covid-19 del hospital San Juan de Dios.
Ya se vencieron los contratos, les adeudan tres meses, dice que les prometieron pagar este lunes 17 de mayo y renovar los contratos el miércoles 19. “Solo esperamos que los de la Agencia de Infraestructura en Salud y Equipamiento Médico (Aisem), del Ministerio de Salud, honren su palabra, cada vez que presentamos los informes nos observan algo”, dijo pesaroso.
La tranquilidad que caracterizó a Martínez en la pandemia ha sido inquietada en la tercera ola al ver cada vez más jóvenes. “Ahora nos llegan de 23 años, la mayoría acá tenemos entre 30 y 45, ya somos un grupo vulnerable, por más que estemos vacunados.
Hace un mes recibió a su primer paciente joven, de 31 años, y hasta la fecha ya van siete. De las 14 camas UTI Covid-19 disponibles, cinco son ocupadas por jóvenes. “Ahora mismo tenemos uno de 23 que está muy mal, intubado hace diez días, y con una lesión brutal en los pulmones. También hay personas de 32 años, 36, 39 y 41”.
Dice que en las últimas tres semanas los casos aumentaron y justo cuando finalizan los contratos, que en la Emergencia hay pacientes aguardando una cama UTI, y que la sala de internación también está llena y que la gente está muriendo.
Cuatro de los cinco pacientes jóvenes son obesos, tres están intubados, y dos expectantes y con máscaras. En el Hospital Japonés hacen malabares para atender, dice el encargado de los domos, Richy Anderson Hurtado. Al saber que desde el 15 de mayo se quedarían sin personal de salud, y ante la falta de certezas, fusionaron los domos 1 y 2, ahora están juntos los pacientes UTI y los de Cuidados Intermedios (UCI). “Los médicos dejaron de ir porque no les pagan”, explicó.
Actualmente, cerca del 65% de los pacientes del domo son menores de 60 años. Hay 17 intubados, de los cuales siete son jóvenes con edades de 22, 24, 27, 33, 40, etc.
Erick Arnez, jefe de la UTI Covid-19 del Hospital Óscar Urenda, de Montero, dice que no sabe de los contratos, pero les indicaron que este jueves los analizarían. Les ha ido mejor que a los del sistema público de la capital cruceña, “por lo menos ya pagaron dos meses”, dijo, y coincidió con sus colegas, “está feo esto, está llena la UTI, tenemos 12 camas disponibles, y cada vez nos llegan más jóvenes, hay de 24, de 31, de 44, 45, 49 y 52 años”.
La seguridad social
El subdirector de la Caja Petrolera de Salud (CPS), Pablo Jáuregui, explicó a EL DEBER que tienen pacientes entre 40 y 50 años.
La CPS cuenta con 23 camas UTI Covid-19, todas ocupadas. “El promedio que manejamos debe ser de 55 años, pero tenemos pacientes de 36, 42, 52. Hace dos semanas tuvimos más jóvenes, pero ya salieron, no eran ni obesos ni con otras patologías de base”, dijo José Luis Prieto, intensivista.
Según Prieto, en las olas anteriores llegaban con tomografías alarmantes en el día 14 de la enfermedad, y ahora pasa eso en el día cinco. Lamenta que los pedidos de cama aumentaran al extremo de que hay cuatro pacientes en espera, aguardando un espacio UTI, uno tuvo que ser intubado; en piso otros también están en lista de espera para pasar a UTI, y hay como cinco internados en clínicas privadas que también quieren ser atendidos en su seguro.
En la Caja Nacional de Salud (CNS), el 60% de los que ocupan las 30 camas disponibles para UTI Covid-19 son jóvenes entre 30 y 50 años, uno tenía 21, y todos han sido intubados, explicó Mauricio Martínez, jefe de todas las terapias de esa seguridad social.
“La mayoría de esos pacientes jóvenes presenta obesidad mórbida, se agravaron, pero no murieron. El secreto está en un tratamiento temprano y agresivo”, explicó.
Según él, y varios de sus colegas, los pacientes “gorditos” no enfrentan esta enfermedad de la misma manera que los delgados porque en vez de músculos tienen grasa. “El paciente con Covid-19 se agita al respirar, pero si tiene musculatura enfrenta la situación, los de mayor tejido adiposo se van a cansar”, aclaró.
Martínez dijo que antes solo lidiaban con los casos de Covid-19, pero que ahora además llegan en gran magnitud los que sufrieron infarto, pancreatitis, traumatismo craneoencefálico, etc., lo que agobia más al personal de salud.
Lamentó la falta de conciencia. “No hemos parado desde que empezó la pandemia y la Covid-19 nos sigue arrasando, y encima están la falta de control y de contención a los ciudadanos, que deberían resguardarse. Todo sigue como si nada pasara. No hay camas, toda la UTI está llena, tanto la de Covid-19 como la central (no Covid-19), durante el último mes, y de manera sostenida”, aseveró.
Las autoridades cruceñas determinaron restringir horarios de circulación desde mañana.
Fuente: El Deber