Hasta fines de este año, el Estado boliviano pagará $us 1.265 millones por el capital, intereses y comisiones de su deuda externa, un 53% más respecto a 2021, cuando se desembolsaron $us 826 millones por los mismos conceptos, informó el Banco Central de Bolivia (BCB).
Del total a pagar, “$us 1.021 millones (80,7%) corresponde a capital y 243 millones (19,2%) a intereses y comisiones. Al respecto, es necesario aclarar que, para el servicio proyectado correspondiente a los títulos de deuda, $us 500 millones corresponden al pago del Bono Soberano Bolivia 22”, indica el Informe de la Deuda Pública Externa al 31 de diciembre de 2021, publicado ocho meses después de concluida esa gestión.
Analistas coinciden en que el Movimiento Al Socialismo (MAS) dio curso a su política de endeudamiento internacional de Bolivia en 2007, tras la condonación efectuada por parte de otros países y de multilaterales financieras. La adquisición de créditos continuó en la época de bonanza de las materias primas y se aceleró en los últimos años, ante la menor percepción de ingresos y para reducir el déficit fiscal que se arrastra desde 2014.
Según datos del BCB, la deuda externa mantuvo una tendencia ascendente estable desde 2008 ($us 2.505 millones) hasta 2016 (7.267 millones), pero comenzó a acelerarse desde 2017 (9.428 millones) hasta llegar a $us 12.589 millones a julio de 2021.
Sin embargo, esa última cifra solo aumentó a $us 12.697 millones a diciembre de 2021, luego de que en mayo de esta gestión el ente emisor aprobara una resolución a través de la cual excluye de la contabilización de la deuda externa del país las asignaciones y depósitos efectuados del FMI, BID, BIRF, IDA, Fonplata y MIGA.
René Martínez, analista de presupuestos públicos de la Fundación Jubileo, sostuvo que, “si no se hubiera hecho este cambio de registro contable, el crecimiento de la deuda externa hubiera sido de aproximadamente $us 600 millones”, es decir, habría llegado a casi $us 13.300 millones.
A través de una nota de prensa, el Ministerio de Economía observó que, “si bien es importante monitorear el valor de la deuda externa de Bolivia en el tiempo, lo que realmente interesa es conocer el porcentaje que representa esa deuda respecto al PIB, que es una métrica más adecuada para evaluar la sostenibilidad de la deuda”.
En ese marco, indicó que esa cifra equivale al 31,2% del PIB, “porcentaje que se mantendría entre los más bajos de la historia”.
“Si bien el nivel de deuda está por debajo de los umbrales de endeudamiento, está creciendo muy rápidamente, lo que nos da algunas señales de riesgo de insostenibilidad a futuro”, advirtió el investigador de Jubileo.
“Desde hace nueve años, el Gobierno gasta mucho más de lo que recibe por impuestos y va mostrando enormes dificultades para afrontar los proyectos de inversión o de gasto (del Estado). Entonces, al no tener recursos propios y genuinos apela a aumentar la deuda externa”, aseveró el economista Gonzalo Chávez.
“El origen del endeudamiento es el déficit público compuesto por inversión pública y gastos excesivos y superfluos, como en el caso de YPFB, en la que hay una casta política sindical que en algunos casos gana más de Bs 40.000 sin trabajar. Es el Estado subsidiando a los políticos”, acotó.
Según el BCB, producto de la dinamización de la inversión pública impulsada por el modelo económico social comunitario productivo, en 2021, el país recibió por concepto de desembolso $us 1.366 millones provenientes de organismos multilaterales, bilaterales y privados.
Datos del Ministerio de Planificación del Desarrollo dan cuenta que desde 2006 hasta abril de este año se desembolsaron casi $us 12.994 millones en créditos para el Estado. En 2021, el monto fue de $us 1.366 millones, el tercero más alto en los 15 años de Gobierno del MAS es superado solo por los registrados de 2017 (1.395 millones) y 2019 (1.520 millones).
El reporte del BCB da cuenta que el 36% de la deuda se destinó a infraestructura vial, el 12,4% a proyectos multisectoriales, el 8,1% a salud, el 6,7% a saneamiento básico, el 6,1% a fortalecimiento institucional y el 30,7% a programas agropecuarios, energía, minería, comunicaciones, ajuste estructural, educación, hidrocarburos, turismo y otros.
Origen del endeudamiento
“Debería haber una auditoría de la deuda externa, para conocer más a cabalidad a qué se han destinado estos recursos. Se conoce que una gran parte de la deuda son los bonos soberanos que, de acuerdo a la normativa con la que se emitieron, deberían ser para apoyo presupuestario, de libre disponibilidad en cierta manera”, afirmó Martínez.
“En el registro de la deuda hay montos muy grandes que están en (las categorías) Otros Sectores y Varios que habría que conocer a qué se han destinado”, acotó.
El Ministerio de Economía sostuvo que en Bolivia “se prioriza” la asignación de recursos del endeudamiento internacional a la inversión pública, “con el objetivo de aumentar la capacidad productiva del país, lo cual a su vez facilita la generación de ingresos para el pago de la deuda en el mediano y largo plazo”.
“Si bien en el año 2021 y la presente gestión el Tesoro General de la Nación (TGN) hizo una priorización de recursos para hacer frente al Covid-19, el impacto fue directo en el bienestar y cuidado de la salud de la población boliviana. Por ejemplo, la tasa de letalidad en la primera ola fue superior al 6%, en contraste con las tasas de la cuarta y quinta ola, que fue menor al 1%”, precisó.
“Por lo tanto, el esfuerzo presupuestario en esas gestiones valió la pena, no solo para cuidar la salud de la población, sino también porque permitió establecer las condiciones necesarias para retornar progresivamente a la normalidad en las actividades económicas, lo que generó un contexto de mayor certidumbre para la economía”, indicó el ministerio en su nota de prensa.
Antes de la modificación al registro contable de la deuda externa, el Banco Mundial proyectó que este 2022 la deuda pública total consolidada de Bolivia tendrá “un valor cercano al 80%”, una deuda que incluye la del gobierno central, gobiernos subnacionales, empresas públicas, acreedores externos y privados nacionales, sector público financiero y el BCB.
Ese valor está por encima del promedio regional (69,8%), pero no es el más alto en América Latina y el Caribe, precisó. En su informe, el organismo considera que, desde el final de la bonanza de los precios de las materias primas en 2014, Bolivia ha experimentado un importante aumento de la deuda de la mano de financiamiento externo y del BCB.
“Este financiamiento ha contribuido a mantener una tasa de crecimiento relativamente alta y ha financiado gran parte del gasto de emergencia resultante de la pandemia. Creemos que los países, y Bolivia no es la excepción, podrían explorar nuevas formas de impulsar el crecimiento sin aumentar continuamente la deuda pública”, informó a EL DEBER la Oficina del Economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, William Maloney.
Fuente: El Deber