Una consecuencia de este indicador es que la elevada tasa de interés en dólares, dificulta al sector público y privado tomar deuda internacional. El país superó por primera vez los 1.000 puntos.
Ciclo de turbulencia. Pocas horas después de que Fitch Ratings formalizara la revisión de la calificación soberana de Bolivia a ‘B-’, desde ‘B’, por el agotamiento de las reservas internacionales (RIN) el riesgo país de Bolivia superó los 1.000 puntos por primera vez, lo que encarece y complica el acceso al crédito externo. Si se toma en cuenta que en la primera jornada hábil de este año, el riesgo país de Bolivia se ubicaba en 564, se observa que en lo que va de 2023 se disparó casi un 79%, según reporta Bloomberg.
Los inversionistas extranjeros que compran bonos soberanos toman en cuenta el riesgo país, este indicador es lo que se conoce como Emerging Markets Bonds Index o Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI) y es calculado por el banco estadounidense JP Morgan.
El bono más significativo de Bolivia, es decir, el que vence en 2028, se ubica actualmente por debajo de los $us 65, luego de haber comenzado este año en $us 80,88.
En el contexto de la región, el riesgo país de Venezuela es tan alto, que hasta es difícil graficarlo y compararlo con el resto de los países, dado que rompe cualquier escala. El país gobernado por Nicolás Maduro ingresó en su último default en 2017 y aún no ha salido.
El riesgo país de Argentina alcanzó los 2.397 puntos, lo que lo coloca como el segundo país con mayor riesgo soberano después de Venezuela. Revisando los datos a escala de Sudamérica, Ecuador también está con un indicador elevado a los 1.859 puntos. Los mejores ranqueados de la región son Uruguay con 111 y Chile con 160 puntos.
En la víspera, Fitch Ratings reflejó que las presiones externas erosionaron el stock de reservas del Banco Central de Bolivia (BCB), de los $us 15.100 millones en 2014 a solo $us 3. 500 millones (2,7 meses de pagos externos corrientes de febrero 2023) según datos disponibles hasta febrero del presente año.
En relación con el indicador de riesgo país, a juzgar por el economista José Gabriel Espinoza, es preocupante porque significa que Bolivia, de llevar a cabo una emisión de bonos soberanos, tendrá que pagar cerca del 15% de interés, lo que es una restricción ‘enorme’ para el financiamiento. “La consecuencia de la subida del EMBI va a impactar en el costo de financiamiento, un efecto en el programa fiscal financiero y en la capacidad de acumulación de reservas”, dijo.
Agregó que el riesgo país de Bolivia, al 9 de marzo, cerró en 8,44% (lo que se paga encima de un bono seguro). “Tenemos una de las peores calificaciones del mundo. Tan solo en los últimos tres días ese indicador ha escalado en casi un 1%. El Gobierno sigue sin entender la magnitud de sus errores”, agregó el académico.
Hace apenas cinco días el riesgo país estaba en 844 puntos básicos por encima de los bonos de EEUU. El martes se había llegado a los 963 puntos básicos y ayer superó los 1.000 puntos.
Para el presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Juan Pablo Suárez, el indicador de riesgo país es la consecuencia de la desmejora en la rebaja de la calificación de Fitch Ratings. “Con este indicador, Bolivia tendrá más limitaciones para financiarse en mercados monetarios internacionales”, puntualizó.
Llueve sobre mojado
Según Fitch Ratings, la continua caída de las reservas internacionales a niveles bajos las ha vuelto vulnerables al riesgo de un shock de confianza, que se ha materializado en las últimas semanas. “Se ha perdido el acceso al mercado de bonos externos y no hay perspectivas concretas de apoyo de los acreedores oficiales”, da cuenta el informe de la calificadora.
Para Antonio Saravia, doctor en economía, a Bolivia le quedan pocas opciones para financiarse en el corto plazo. “El último recurso parece ser una negociación de salvataje con el FMI lo cual está en las antípodas ideológicas del Gobierno. Tendrán que tragarse el orgullo y negociar con ellos para apuntalar las reservas y preservar la estabilidad macroeconómica. Sin un acuerdo internacional, el peligro es que el Gobierno esté tentado a echar mano a los ahorros de los bolivianos que serán administrados por la Gestora (Pública de Pensiones)”, advirtió.
A su criterio, se debe pensar en cómo evitar el continuo descalabro de las reservas. “No solo que hay que procurar dólares frescos, hay que pensar en cómo dejar de gastarlos. La respuesta de fondo es eliminar el gasto y los déficits fiscales. Y ahí el ‘elefante’ es el subsidio a los combustibles. Si no se eliminan o se reduce, seguiremos perdiendo divisas”, anotó Saravia.
Para Róger Banegas, exdirector del BCB, lamentablemente las medidas económicas que se pueden realizar o inyección de recursos externos pueden ser paliativas y coyunturales, mismas que tenderían a esterilizarse o disiparse con un alcance limitado en el corto plazo.
“La primera tarea fundamental, por parte del gobierno, es reconocer que existen problemas estructurales que hay que resolver, dejando a un lado la ideología política. En consecuencia, es menester realizar un ajuste estructural desde el manejo de la política económica nacional, el funcionamiento del gasto corriente, de las empresas públicas, en cómo se financian y fundamentalmente se necesita la asistencia técnica y financiera de organismos financieros internacionales”, precisó.
En tanto que Wálter Morales, economista, considera que es se debe tener mucho cuidado, porque en estos momentos pueden aparecer los oportunistas. “Hay que manejarse de manera seria y con los canales de financiamiento de organismos internacionales, como el FMI o el FLAR, entre tanto se articulan y concretan en paralelo acciones que requieren mayor tiempo, como dar mejores condiciones a las exportaciones o inversión extranjera”, recomienda.
En lo interno, es importante la atracción de dólares desintermediados del sistema financiero y el circuito formal, como también reducir las importaciones de combustible, optimizando, pero también utilizando mayor mezcla local, o acelerar los proyectos en curso para generar divisas y minimizar las importaciones.
“En la medida que se recupere la credibilidad como país, no solo de parte del gobierno, sino de toda la clase política, la situación será menos difícil y podremos salir adelante”, agregó.
El Deber consultó al Ministerion de Economía y Finanzas si se pronunciaría sobre el aumento del riesgo país, pero indicaron que todavía no había información oficial sobre el tema.
Rechazan informe Fitch
El ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, informó que envió una nota Fitch Rating en la que rechaza los argumentos de esa entidad para posicionar a la economía de Bolivia de estable a negativa con una calificación de ‘B-’ sin tomar en cuenta las fortalezas de la economía boliviana tras el Covid-19 y la baja inflación en un contexto internacional adverso.
“No compartimos la idea de Fitch Ratings, les hemos mandado una nota para manifestarles que no estamos de acuerdo con esos elementos, porque no se ha evaluado que Bolivia en un ambiente de volatilidad e incertidumbre ha sabido mantener la estabilidad de precios, rebajado el déficit fiscal, del 12,6 al 7,2%, que es lo que le interesa al pueblo”, dijo la autoridad en entrevista con Unitel.
El martes, Fitch Ratings rebajó las calificaciones de incumplimiento de emisor (IDR) de largo plazo en moneda extranjera y moneda local de Bolivia a ‘B-’ de ‘B’ y revisó la perspectiva de la calificación a negativa de estable.
Para el ministro, la calificadora no consideró la inflación más baja de la región y la estabilidad de precios en Bolivia, el récord de exportaciones, altas recaudaciones tributarias, crecimiento del PIB del 4,3% al tercer trimestre de 2022, entre otros indicadores que reflejan la estabilidad de la economía.
“Si Fitch Rating tiene esa valoración, nosotros tenemos otra. Lo que importa es cómo estamos gestionando y estamos dando respuesta a esta situación de volatilidad e incertidumbre a nivel mundial. (…) Nosotros nos estamos manteniendo en un rumbo económico donde la economía se mantiene con estabilidad de precios, crecimiento económico, cuando muchas economías avanzadas en este año van a decrecer, nosotros vamos a crecer”, insistió la autoridad.
En su evaluación, según Montenegro, la calificadora no tomó en cuenta los elevados niveles de ‘bolivianización’ de la economía en el sistema financiero, reflejando la confianza en la moneda nacional y la solidez del sistema financiero, lo cual conlleva un menor grado de vulnerabilidad macroeconómica.
La autoridad fue más allá al indicar que el Modelo Económico Social Comunitario Productivo está bajo “ataque” y advirtió una conexión entre el ComandoFI Sur de Estados Unidos, que expresó su “preocupación” por la presencia de China en la región para explotar el litio, y la calificadora Fitch Ratings que, de forma casual, anticipó para marzo su reporte de calificación anual que comúnmente emite en septiembre.
“S&P en positivo”
En 24 horas de sobresalto por la calificación de Fitch Ratings y la caída del riesgo país de JP Morgan, el Gobierno recibió con beneplácito el informe de Standard&Poor’s (S&P) que mantuvo la calificación de Bolivia en ‘B’.
Desde el Ministerio de Economía y Finanzas indicaron que S&P reconoce el papel protagónico de la política cambiaria del país y sostiene que un cambio en esta política podría afectar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), aumentar la inflación y amenazar la salud del sistema financiero.
“La agencia puso bajo vigilancia al país debido a la variación de las Reservas Internacionales Netas (RIN), sin embargo, reconoció las acciones llevadas adelante desde el Gobierno nacional como el financiamiento gestionado, pendiente de aprobación en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), que permitirá estabilizar las reservas”, señala un comunicado enviado a EL DEBER.
También -según el Gobierno- reconoció la reducción del déficit del Gobierno general; el alivio en el perfil del vencimiento de la deuda, conseguido con la operación de gestión de deuda realizada en febrero de 2022 por el Estado.
“Bolivia tiene alrededor de $us 800 millones en propuestas de préstamos multilaterales y bilaterales pendientes de aprobación en la Legislatura. Los fondos estarían disponibles para fines presupuestarios y ayudarían a estabilizar las reservas en los próximos meses”, señala el informe de S&P.
Fuente: El Deber