En los últimos años, alrededor de un millón de micro y pequeños empresarios bolivianos que financiaban sus emprendimientos en entidades microfinancieras desertó no solo del sector sino del sistema financiero formal y muchos de ellos se vieron obligados a acudir al financiamiento informal con el consiguiente impacto adverso en la proceso de inclusión financiera.
Dos estudios encargados por la Asociación de entidades especializadas en microfinanzas (Asofin) concluyen que el abandono y la reducción en la capacidad de incorporar nuevos microempresarios a la banca formal es el resultado del marco normativo establecido por la Ley de Entidades Financieras, las modificaciones en la estructura del negocio y de las nuevas necesidades de los clientes.
El “estudio de deserción de clientes de microfinancieras” fue realizado por Ciesmori y el estudio “Efectos del Nuevo Enfoque Regulatorio y de Supervisión en la Inclusión Financiera en Bolivia: Una mirada desde la perspectiva de los clientes de cartera”, elaborado por Marcelo Villafani Ibarnegaray por encargo del Grupo de Innovación e Inclusión Financiera (GIIF).
“Los estudios muestran que hubo una deserción de alrededor de un millón de prestatarios que migraron al mercado informal, y esto afecta a las entidades de microfinanzas. Ahora, el desafío es realizar un trabajo conjunto entre las autoridades de Gobierno, las entidades financieras y los propios clientes para identificar propuestas para recuperarlos”, afirmó el Presidente de Asofin, Gustavo García Ugarte.
La investigación de Ciesmori parte con la verificación de que el período 2013-2018 y a partir de datos del regulador del sistema financiero, las entidades especializadas en microfinanzas experimentaron un decrecimiento en el número de clientes. En este período, el indicador que mide la concentración de prestatarios (número de prestatarios por cada 1,000 adultos de la población de un país) sufrió una disminución en el ritmo de crecimiento con relación a las gestiones pasadas lo que evidencia una desaceleración en la captación de clientes.
Esta investigación también encontró que la deserción se explica en el paso de los clientes de las entidades microfinancieras a otras entidades del sistema. Sin embargo, “el 66% indica que no es cliente actual de ninguna entidad, banco o cooperativa, lo que indicaría, de alguna manera, que la deserción no habría sido solamente del sistema microfinanciero (ASOFIN), sino de todo el sistema formal de créditos”.
Una de las razones principales por las cual dejaron de ser clientes, prosigue el estudio “es debido al interés alto (51%), otro 20% indica que dentro de las razones de abandono se encuentra el hecho de que al asesor de crédito habría cambiado de entidad financiera y que el prestamista lo siguió”.
Un 37% indica que al momento de solicitar un crédito entre 2013 y 2018 en alguna entidad financiera, la solicitud fue rechazada.
Otro dato interesante del estudio que se basó a en encuestas a clientes de las entidades microfinancieras, es que las personas que precisaron de un crédito en este período, “dos terceras partes
ya no son clientes actuales de ninguna entidad financiera, es decir, que estaría, hasta fines de 2018, excluido del sistema formal de créditos”.
“De todas las personas que hasta diciembre de 2018 ya no contaban con un crédito pero que después de pagar el último crédito ASOFIN tuvieron una necesidad de préstamo, una mayoría absoluta (54%), acudió a algún proveedor informal para satisfacer esa necesidad”, afirma Ciesmori.
La investigación emprendida por Marcelo Villafani a partir de la información financiera de los clientes de las entidades microfinanciera parte de la hipótesis ¿Cuáles han sido los efectos de la implementación del Nuevo Enfoque Regulatorio y de Supervisión en la inclusión financiera, a partir de la promulgación de la Ley 393?
Un primer resultado es que en el período analizado (2013-2018) “no ha revertido la tendencia en la incorporación de nuevos prestatarios al sistema financiero, al contrario, se ha incrementado la tendencia negativa en la incorporación de nuevos prestatarios al sistema financiero”.
Los datos en los que basa la afirmación muestran que entre 2016-2013 se evidencia una reducción en la captación de clientes (de algo más de 30.000 a algo más de 26.000 clientes) con una tendencia a la recuperación a partir de los últimos tres años del período analizado; entretanto, entre 2013 y 2018 la tendencia es a la reducción (de 25.000 a menos de 20.000) con una mínima recuperación en el último año analizado.
Destaca en el análisis el hecho de que las entidades que aportan en mayor grado a la incorporación de nuevas personas a la cartera del sistema financiero boliviano) son las Instituciones microfinancieras. Sin embargo, en el período analizado “no se han recuperado los niveles de incorporación de nuevos prestatarios que presentaban las IMF en el anterior marco normativo”.
Los datos muestran que la tendencia general de incorporación ha sufrido una drástica caída de algo más de 20.000 clientes al inicio del período a algo más de 10.000 al final del ciclo. Esta tendencia se hace más evidente en el período 2013-2018.
Asimismo, es notable el hecho de que en el grupo de las entidades microfinancieras, los bancos de microfinanzas (los que generan la mayor incorporación de clientes al sistema) no lograron recuperar los niveles generados antes de 2013. Entretanto, las Instituciones Financieras de Desarrollo (IFD) mostraron la recuperación más notable lo que se explica, según los investigadores, en que estas entidades no estaban sujetas a las mismas regulaciones que los bancos microfinancieros.
El trabajo concluye en que “el tamaño de los préstamos de las personas que ingresan por primera vez al Sistema Financiero se ha incrementado” por lo que “Midiendo la tendencia que presenta la inclusión financiera a partir del ingreso de nuevas personas que antes no participaban del Sistema Financiero, se observa que nuevo marco regulatorio y de supervisión no ha tenido el efecto esperado”.