El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, sostuvo que será la recaudación más alta en 10 años.
El país tendrá una recaudación tributaria de más de Bs 60.000 millones en el 2023, según el anuncio hecho por el ministro de Economía y Finanzas, Marcelo Montenegro, en el programa las 7 en el 7 de Bolivia TV.
En este espacio, Montenegro habló sobre la realidad económica y la baja calificación que dio Standard & Poor´s (S&P Global Ratings) al país.
No fue de lo único que habló. La autoridad también informó sobre las proyecciones de crecimiento de este año y de la recaudación tributaria.
“Vamos a cerrar con una tasa de crecimiento positiva, con estabilidad de precios, un mercado laboral más dinámico y, además, decirles que incluso, en términos de recaudaciones, vamos a superar lo que ha ocurrido en el 2022. Estamos estimando que la recaudación tributaria va a ser de Bs 60.000 millones”, dijo el ministro.
La autoridad sostuvo que se trata de un nivel de recaudación alta que no ha ocurrido desde hace 10 años atrás. Entonces, afirmó que esta proyección “es una muestra de que la economía boliviana va creciendo, si no, aumentaría la recaudación tributaria”.
“Para nosotros queda claro que el pueblo boliviano confía en las políticas económicas porque viendo lo que ocurre en la región, Bolivia está sabiendo salir adelante y (sabiendo) reconstruir su economía, después de que, en el 2020, un gobierno de facto llevó a la economía por una mala administración económica, (fue) la caída más alta en cuatro décadas”, señaló.
Montenegro agregó que “el gobierno del presidente Arce ha sabido remontar y muchos de los indicadores ya han superado los niveles prepandemia”.
No obstante, varios analistas han cuestionado las políticas del Gobierno, que a decir de los expertos, no ha podido reactivar plenamente la economía del país.
Recientemente la calificadora internacional, S&P Global Ratings, bajó la calificación del país por los bajos niveles de reservas liquidas (dólares físicos), los altos déficits fiscales, la caída de las exportaciones de gas y la poca transparencia del banco central.
Fuente: El Deber