El FMI rebajó la previsión de crecimiento de 143 países y la FAO advierte que la guerra pone en riesgo la seguridad alimentaria. Los precios del maíz, trigo y otros se disparan, al igual que los de los combustibles.
El 24 de abril se cumplirán dos meses de la invasión rusa a Ucrania y hasta la fecha el conflicto ya deja sus secuelas en la economía mundial: alza del precio de petróleo y combustibles, del trigo y el maíz y alimentos e inflación y perspectivas de menor expansión económica en los países.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó las previsiones de crecimiento de 143 países por los efectos de la invasión rusa de Ucrania, lo que supone un impacto sobre el 86% del producto interior bruto (PIB) mundial, según adelantó el jueves la directora del FMI, Kristalina Georgieva.
En un discurso previo al inicio de la asamblea anual de primavera, que el organismo celebrará junto al Banco Mundial la próxima semana, Georgieva alertó que el futuro de la economía es “extraordinariamente incierto” por la guerra, las sanciones y la Covid-19, reportó EFE.
El FMI publicará el próximo martes, en el marco de su asamblea, las proyecciones económicas actualizadas y detalladas por regiones y países para 2022, 2023 y 2024.
“Estamos viviendo una crisis encima de otra”, apuntó Georgieva, en referencia al estallido de la guerra cuando el mundo todavía no había salido de la pandemia de Covid-19.
Además de estos dos factores, también citó el “peligro” de la elevadísima inflación -muy alta en los países desarrollados, pero todavía más en algunos en vías de desarrollo- y la creciente fragmentación de las economías del mundo en dos bloques geopolíticos: las democracias y los regímenes autoritarios.
Las últimas estimaciones del organismo internacional prevén que la inflación siga disparada durante más tiempo del anteriormente previsto.
Y alertó que existe un riesgo creciente de que las expectativas de inflación por parte del mercado se vuelvan en una profecía autocumplida y más difícil de controlar.
El FMI también identificó una serie de países en los que la subida de precios en los alimentos tendrá un efecto particularmente grande, entre ellos Perú, Colombia, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
La guerra de Ucrania, la elevada inflación y la incertidumbre que todavía rodea a la pandemia han llevado al Banco Mundial (BM) a rebajar la proyección de crecimiento de este año para Latinoamérica y el Caribe en tres décimas, hasta situarla en el 2,3%.
El porcentaje está por debajo del 2,6% que el banco había previsto en enero y es muy inferior al crecimiento del 6,9% que la región experimentó en 2021 por el efecto rebote que tuvo la reapertura de la economía tras el cierre de 2020 por la Covid-19.
Por países, el BM prevé que en 2022 Brasil crezca el 0,7%; Argentina, el 3,6%; Colombia, el 4,4%; Perú, el 3,4%; Ecuador, el 4,3 %; Chile, el 1,9%; Bolivia, el 3,9%; Uruguay, el 3,3%; y Paraguay, el 1,5%.
De confirmarse estos datos, el crecimiento de Latinoamérica y el Caribe se situará entre los más bajos del mundo, a un nivel similar al de Oriente Medio y el Norte de África y por debajo del África subsahariana, Europa y Asia.En el lado positivo, el BM destacó que el proceso de vacunación se ha generalizado en la región, lo que ha llevado a que las empresas estén volviendo a contratar trabajadores y que las escuelas hayan reabierto sus puertas para la enseñanza presencial.
Maíz y trigo al alza
La guerra en Ucrania pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial, así como la recuperación económica tras la pandemia de Covid-19, expresó el 30 de marzo en Quito el director general de la FAO, Qu Dongyu.
El mundo “ha sufrido el impacto de los efectos de la guerra en Ucrania, en los precios de los alimentos y fertilizantes” que están al alza, dijo durante la apertura de la 37 conferencia para América Latina y el Caribe de la FAO, reportó AFP.
Un reporte de Deutsche Welle (DW) señala que en el sector agrícola, el impacto es doble, dado que tanto Rusia como Ucrania son grandes agroexportadores y concentran casi una cuarta parte de las exportaciones de trigo.
Los precios del trigo y el maíz alcanzaron precios récord y una tendencia similar se nota en cuanto a los fertilizantes, que sí son el principal producto ruso importado en la región.
Datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) revelan que en marzo la tonelada de maíz llegó a 335,5 dólares, cuando en 2021 cerró en 264,5 dólares. El trigo se disparó a 486,3 dólares la tonelada, mientras que en diciembre de 2021 era 376,8 dólares.
El alza de los granos se traduce en el incremento del precio de productos básicos, como el pan, los fideos o la carne de pollo. En marzo, la gasolina súper aumentó un 8% en Ecuador, los combustibles básicos subieron un 9,5% y los premium un 11,5% en promedio en Argentina. Y, en Brasil, Petrobras aumentó en un 25% el precio del diésel y un 19% el de la gasolina, añade el reporte de DW.
Los precios en Brasil y Chile, entre los más altos en 15 años
La inflación en las principales economías de América Latina es la más alta en 15 años, después de haber sufrido dos impactos: la pandemia y la guerra en Ucrania tras la invasión rusa, afirmaron ayer expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La inflación se aceleró en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú en 2021 debido inicialmente al aumento de los precios de los alimentos y la energía, la política monetaria y el ajuste de los salarios, así como la recuperación de la demanda luego de la pandemia. Pero se agravó con la guerra en Ucrania, aseguran Maximiliano Appendino, Ilan Goldfajn y Samuel Pienknagura, del Departamento para las Américas del FMI.
En un artículo en el blog del FMI, los autores estiman que un “shock combinado de 10 puntos porcentuales en los precios del petróleo y de los alimentos elevaría la inflación en 1,1 puntos porcentuales” en esas cinco economías.
Los expertos recomiendan adaptar la política monetaria, ajustando las tasas, por lo que llaman a los bancos centrales a “estar atentos y seguir tomando medidas decisivas si es necesario”. (AFP)
Fuente: Página Siete / agencias