En el país, 13 comunidades se benefician con el comercio del lagarto.
El aprovechamiento del cuero y la carne de lagarto es una alternativa para mejorar la calidad de vida de los pueblos originarios del país. Desde el inicio de la pandemia se reflejaba una caída en la exportación, empero, la gestión pasada se vio signos de recuperación.
Datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reflejan que en la gestión pasada se exportó en la partida cueros preparados y pieles apergaminados de reptil (lagarto) por un valor de $us 848.628 (Bs 5,8 millones), frente a los $us 468.262 (Bs 3,2 millones) del año 2021 y $us 565.545 (Bs 3,8 millones) de 2020.
En 2019, antes de que comenzara la epidemia de COVID-19, este sector registró el mayor valor de exportación de cueros por $us 2,1 millones (Bs 14,8 millones), similar cantidad se registró en 2018, donde se alcanzó $us 1,9 millones (Bs 13,4 millones).
Mientras, en términos de volumen, en la gestión 2022, las exportaciones de cuero de lagarto alcanzaron los 11.083 kilogramos, frente a los 2.793 kilogramos de 2021 y los 5.912 kilogramos de 2020, año de la pandemia.
En 2019 se registró uno de los mayores volúmenes de los últimos cinco años, donde se comercializaron 13.371 kilogramos y en 2018 se alcanzó los 9.831 kilogramos, de acuerdo con los datos del INE.
Piel de lagarto
Según el portal web de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), entidad internacional para la conservación de la naturaleza, las pieles de Caiman crocodilus yacare, en su mayoría de origen silvestre, fueron el producto más exportado de Bolivia.
“Se exportaron también volúmenes notables de otros productos de caiman crocodilus yacare, entre ellos colas, carne (reportada por peso) y trozos de piel”, explica la página web de CITES.
A esto, añade que no se han presentado reportes de exportación de carne de caimán desde el año 2007.
Mercado para el lagarto
Los principales mercados para este material en la gestión pasada fueron Italia, Estados Unidos (EEUU), España, México y Brasil.
En la Rendición de Cuentas Públicas Final, gestión 2022, del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, sobre el aprovechamiento sostenible del lagarto (caimán yacaré), se dio a conocer sobre la aprobación de la Resolución Administrativa Nº 038/2022 que autorizaba un cupo de 26.570 lagartos para su faenado y comercialización.
De esta cantidad de cupos autorizados, se beneficiaron 11 regionales o predios (Tierra Comunitaria de Origen-TCO, comunidades indígenas, comunidades campesinas) del departamento de Beni, una de Santa Cruz y una comunidad del norte de La Paz.
BENEFICIO
Se esperaba un beneficio económico de cerca de Bs 2 millones en el tema del cuero de lagarto. También estaba previsto Bs 3,7 millones respecto a la comercialización de la carne de esta especie.
El responsable del Programa Lagarto, Ruperto Parada, en breve contacto con La Razón, dijo que se está trabajando en los consolidados del aprovechamiento sostenible del largo de la gestión pasada y que a finales de marzo y principios de abril se tendrá los resultados, en el tema de valor, cantidad y de cuántas familias se han beneficiado con este programa.
El viernes 10 de marzo, el viceministro de Medio Ambiente, Magín Herrera, en una publicación en Facebook de esta cartera de Estado, informó que el Programa de Aprovechamiento Sostenible del Cuero y la Carne del Lagarto impulsado por el Gobierno, permite la sostenibilidad ambiental, social y económica de fauna silvestre, que ayuda en la generación de recursos para las familias que trabajan en esta actividad desde 2014.
“Este programa permite generar beneficios económicos para comunidades más aisladas, al mismo tiempo son los mismos pobladores los que ejercen un control efectivo de sus hábitats protegiendo a esta especie de la cacería ilegal”, sostuvo Herrera.
La Rendición de Cuentas Públicas Inicial, gestión 2023, del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, prevé que para esta gestión se exporten 45.000 unidades de cuero de lagarto, con un ingreso proyectado entre cuero y carne de Bs 4,5 millones.
Con este programa, se pretende beneficiar a alrededor de 400 familias, además de incorporar al departamento de Pando para el aprovechamiento sostenible de lagarto.
APROVECHAMIENTO
En septiembre de la gestión pasada, el director de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, Omar Sharif, explicó que el Programa Lagarto tiene dos maneras para repoblar a esta especie.
La primera es a través de criaderos y el segundo “se derivan animales de los criaderos al hábitat silvestre”.
El último, donde ellos adquieren la vida adulta. Agregó que la caza se hace luego de la época de apareamiento y anidación; para que no corra riesgo la cantidad de individuos de la especie. “Se caza únicamente los individuos machos adultos que miden más de un metro con 80 centímetros”, explicó Sharif en esa ocasión.
El biólogo Huáscar Bustillos recordó que existen antecedentes que en otros períodos de gobierno se ha dado el aprovechamiento de lagarto, pero dentro de lo que vendría a ser los planes de manejo.
“Dentro de esa experiencia han salido iniciativas privadas, comunarias e indígenas. Hubo varios tipos de iniciativas que dieron uso a lo que vendría ser la carne de lagarto y el cuero”, explicó.
Agregó que en la época de los años 70 y 80 hubo una “gran matanza” de esta especie. Principalmente el caimán yacaré y el caimán negro, “que fueron diezmados”. Y a raíz de esto se quiso hacer un aprovechamiento en base a una veda y programas organizados y manejados en base a estudios, análisis y censo de la especie.
La carne de lagarto en el menú de Bolivia
El caiman crocodilus yacare es una especie de cocodriliano silvestre . Está rotegida que habita en ríos, riachuelos, pantanos de las regiones subtropicales de Sudamérica como Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina.
El lagarto es apreciado por su piel, pero también por su carne. En los últimos años, en el marco de conservación y preservación del Programa Lagarto, se oferta la carne de este reptil en varias regiones.
En Bolivia se ha adoptado el consumo del lagarto principalmente en la región del oriente. Sin embargo, en el occidente esta carne ha significado un éxito en el menú de reconocidos restaurantes de La Paz, Chuquisaca y Cochabamba, así como de otras regiones.
Según un informe publicado por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS) la “comercialización (de la carne de lagarto) en los supermercados, se ha convertido en algo habitual para aquellos que gustan de su sabor”.
De acuerdo con una publicación del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Perfil de mercado de la carne y cuero de lagarto, la carne de este reptil está catalogada como exótica y una exquisitez, principalmente en Asia, Australia, Europa y los Estados Unidos.
Entre sus principales propiedades, según este reporte, son el alto contenido de proteínas (18,68%). Además de bajo contenido de colesterol y grasas saturadas (0,57%) y bajas calorías (80 kcal por 100 g).
“Se ha descubierto que la carne de yacaré contribuye en el cuidado de la salud cardiovascular», explica el documento.
«Porque aporta mucho menos grasas dañinas para el corazón y las arterias que las carnes tradicionales que se consumen en el hogar”, agrega.
Añade que existe una variedad de oferta de platos con la carne de este reptil, que son muy apreciadas. Por ejemplo, un ceviche de caimán (muy popular en la Amazonía), chicharrón de lagarto, lomo de lagarto, charque, etc.
Entre otros platos internacionales están preparaciones especiales como consomé de lagarto, bistec de cola de caimán a la plancha.
Esta carne se destaca por su buena consistencia, un aroma delicado, su sabor no es muy común. Para muchos es similar al pescado, sin embargo, para otros, es más parecido al pollo.
La carne de lagarto también se utiliza en productos procesados, como embutidos ahumados ( jamón, chorizos y salchichas) y/o deshidratados.
En las ferias y kermeses del país también se ha llegado a ofrecer platos posicionados que tienen la carne de lagarto como aperitivo especial.
Este se ha visto servido en chicharrón o a la parrilla.
Fuente: La Razón