El Ejecutivo sostiene que todos los países tienen debilidades, pero dice que se trata de algo circunstancial, y que se trabaja buscando soluciones para retornar a la normalidad, con políticas como la Ley del oro.
“Es importante observar las capacidades del país porque los riesgos están relacionados con la capacidad de quedar en default, de no poder asumir los compromisos internacionales, como deuda externa y bonos colocados en el exterior, que no es el caso de Bolivia”, dijo el vocero presidencial, Jorge Richter, sobre la posibilidad de que Bolivia se ‘contagiara’ de la crisis económica generalizada en el mundo.
Sin embargo, admitió -en el programa Fama, Poder y Ganas- que sería “necedad no reconocer que la economía de los países tiene momentos más sensibles que otros”, y que “hoy Bolivia enfrenta una situación de iliquidez de la divisa norteamericana”, por una serie de hechos, que van desde una lógica especulativa en lo financiero, hasta cuentas impagas con el país, créditos que deben llegar y que están todavía en trámite en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), etc.
Las afirmaciones fueron hechas luego de que el banco JP Morgan, de EEUU, reflejara el ascenso del riego país en menos de tres meses. El miércoles, el riesgo país de Bolivia superó los 1.000 puntos por primera vez, lo que encarece y complica el acceso al crédito externo.
Según Richter, desde la instancia nacional se están buscando soluciones al momento sensible, y resaltó medidas que deben tomarse a corto, mediano y largo plazo.
Puso de ejemplo la ley del oro, que “permite monetizar en divisas las reservas de oro”, también habló de replantear los mecanismos de exportación, y otras medidas que tienen que ver con la contratación de crédito.
Adicionalmente, considera oportuno impulsar la sustitución gradual y paulatina de hidrocarburos, y aplaudió que ya se está haciendo, a través de la implementación de las plantas de biodiésel, de tal modo que se disminuya la subvención.
A su vez, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, aseguró que la economía boliviana goza de buena salud y que tiene la inflación más baja del mundo. “Hay una serie de proyectos, estabilidad en la moneda, crecimiento económico, reducción del desempleo y del déficit fiscal, del 12,6% al 7,2%,que no es el óptimo, pero tampoco despreciable”, celebró.
Observó que Ficht Ratings (que bajó calificación de Bolivia a B-) haga la revisión en un mes poco habitual, y no en septiembre. “No creo en las casualidades, coincide con ese video que ha circulado de la jefa del Comando Sur”, aludió.
El economista Darío Monasterio cuestionó las afirmaciones de que Bolivia va bien, en comparación con otros países, “nos acaban de bajar la calificación de riesgo y hemos llegado a los 1.000 puntos de riesgo país, que es la tasa adicional a la que nos endeudaríamos en el exterior, imposibilitando nuestras fuentes de financiamiento externo privado”.
Sobre el informe de otra calificadora, Standard & Poor’s, que mantiene la calificación del país y que respalda la política cambiaria, Monasterio opinó que se basa en supuestos, como la aprobación de 800 millones de dólares, que en caso de aprobarse no son de disponibilidad inmediata, y “son para desembolsos parciales”.
También cuestionó que se basa en supuestos de concreción de proyectos este año, que ya llevan años y décadas sin concretarse, y que sustituirían importaciones, siendo que en 2022 se registró superávit comercial, y que aun así hubo la mayor caída porcentual de reservas.
“Si seguimos con el mismo modelo de capitalismo de Estado, altísima presión tributaria sobre pocas empresas formales, desinstitucionalización, etc., se agotarán todos los recursos para pagar la deuda”, finalizó.
Fuente: El Deber