Una avalancha de dólares en la principal economía del mundo. Así podríamos imaginarnos qué es exactamente lo que ha ocurrido en Estados Unidos en el último año.
Los estímulos puestos en marcha por el gobierno de Donald Trump para paliar los efectos de la crisis económica provocada por el coronavirus incluyó el envío de sustanciosos cheques a los trabajadores o generosos créditos a empresas.
A este gasto fiscal de las arcas públicas se sumaron los esfuerzos de la Reserva Federal para mantener la liquidez del sistema bancario y que las entidades pudieran seguir prestando.
Pero ese dinero no salió de una caja acorazada. Se creó de propio para poder afrontar la situación.
Gobierno y banco central imprimieron dinero a una velocidad sin precedentes en la historia reciente de Estados Unidos.
Tanto que solo de enero a noviembre de este año la oferta monetaria de Estados Unidos ha crecido casi un 24%.
Según datos de la Fed, el volumen de dólares ha pasado de US$15,33 billones a fines de 2019 a US$19,1 billones a finales de noviembre.
Así que este crecimiento del dinero, que suele ser un proceso lento y constante, se ha desbocado en 2020.
“En mi opinión, el dólar está atravesando una fase cíclica de debilidad, similar a la depresión relativa durante la década de los 70, inicios de los 90 y la gran crisis financiera a finales de los 2000″, explica Olivia Álvarez, analista de la firma Monex Europe.
Efectos en la economía
El primer efecto de esta nueva masa monetaria en circulación es que podría generar inflación en Estados Unidos.
El segundo es una acelerada devaluación del dólar contra muchas divisas, que según varios analistas consultados por BBC Mundo, ofrecerá un inesperado respiro a las economías de América Latina, devastadas por los efectos de la pandemia de covid-19.
En algunos países de la región los efectos se notarán con fuerza; otros tienen tantos desafíos encima, dicen los expertos, que una bajada del dólar de entre el 10% y el 15% contra sus divisas no va a tener impacto alguno.
“Las monedas latinoamericanas son por lo general amplios beneficiarios de la depreciación del dólar. Este efecto es particularmente relevante para países altamente endeudados como Argentina”, añade Álvarez.
Coincide con ella Keith Wade, economista jefe de la gestora Schroders.
“Se benefician especialmente a través de un financiación más fácil que reduce la presión sobre sus monedas. Esto permite políticas monetarias internas más flexibles y también reduce la carga de la deuda externa denominada en dólares”, dice Wade.
Estos son los efectos que la depreciación del dólar tendrá en varias economías de la región:
Argentina y el dólar
Uno de los factores que mantiene la economía argentina bajo el yugo es su excesiva dependencia del dólar y el volumen de deuda pública emitido en esa divisa, en lugar de en pesos.
Cuando el tipo de cambio peso/dólar subía, la carga de esas obligaciones era cada vez mayor.
Ahora que el dólar cae es fácil plantearse cómo puede afectar esto a la parte de su deuda denominada en moneda fuerte.
“Si nos fijamos en los desafíos que tiene Argentina en este momento, que son bastante grandes, un debilitamiento del dólar de entre el 10% y 15%, para ser honesta, no supondrá un cambio importante, afirma Claudia Calich, especialista en mercados emergentes de M&G Investments.
El país aún tiene que seguir negociando la reestructuración de la deuda con el FMI y el estado de sus finanzas tiene muy poco margen de maniobra para hacer frente a los estragos de la covid-19.
“Un dólar débil ayuda a Argentina hasta cierto punto”, opina Joseph Mouawad, gestor de renta fija emergente de Carmignac, pero “aún faltan la combinación de políticas y de credibilidad para que se dé una recuperación sostenible”.
Felipe Villarroel, gestor de TwentyFour AM, explica los limitados beneficios para Argentina de otra manera:
“Argentina es un país que exporta mucho agro y en este caso el impacto de una depreciación del dólar es menos importante. Va a ayudar un poco, pero hay otros factores como tener una mala cosecha que va a hacer que el año sea horrible independientemente de la divisa”.
Chile y el cobre
Un dólar más barato beneficia a los precios de las materias primas.
Chile, el primer productor de cobre del mundo, debería verse beneficiado por la reactivación de la economía china, pero también por la depreciación del dólar.
El metal alcanzó la semana pasada su precio más alto en dos años y medio, a US$3,22 dólares la libra.
“Esto que tiene que ver más que nada con que China y resto de países de Asia, que son grandes consumidores de cobre que han vuelto a comprar. La economía del gigante asiático está casi como antes de la pandemia y eso es muy bueno para Chile”, dice Villarroel.
Sin embargo, pesan muchas incertidumbres políticas.
“Hay bastante incertidumbre que lo que va a pasar con la nueva Constitución. Los indicadores macroeconómicos de Chile “era mejor antes”, recuerda el gestor.
“Lo sucedido a nivel político ha traído consecuencias económicas en la inversión y en otros indicadores. Pero por otro lado, las materias primas están al alza, lo cual es positivo”.
“Las previsiones no creo que sean demasiado buenas, pero tampoco demasiado malas”, sentencia Villarroel.
Según las estimaciones del gobierno chileno, la minería aportará este año a las arcas públicas un total de 2.873 millones de dólares.
México y las exportaciones
México es uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos.
¿Cómo va a beneficiarse de un dólar débil?
México es definitivamente el gran ganador de la región.
Sus fábricas están muy orientadas a Estados Unidos.
El 70% de sus exportaciones se dirigen a la industria manufacturera estadounidense, que obviamente se beneficia enormemente de la debilidad del dólar.
Además, dice Mouawad, el país se está beneficiando de la incertidumbre comercial con China y del hecho de que recientemente se aprobó el nuevo acuerdo comercial entre México, EE.UU. y Canadá.
Para Claudia Calich, en la medida en que la economía estadounidense y la llegada de la vacuna contribuyan a un repunte en el crecimiento el próximo año, esto será extremadamente positivo para México.
Por último, no hay que olvidar que si las economías globales se reactivan, es probable que veamos una subida en los precios del petróleo.
“Ya hemos visto un pequeño repunte en el barril de crudo. Eso podría ser potencialmente beneficioso también para México o indirectamente para su petrolera estatal, Pemex“, dice Calich.
Venezuela y el petróleo
Un dólar débil favorece los precios de las commodities.
Por eso podríamos pensar que un precio del petróleo más alto podría llevar más dinero a las arcas venezolanas.
Pero independientemente de si esto sucede o no, los economistas coinciden en que los problemas que arrastra Venezuela son demasiado grandes para que algo así enderece sus indicadores económicos.
“Venezuela tiene una situación muy especial, incluso más que Argentina. La depreciación del dólar no ayudará realmente a la situación allí. Mientras las sanciones de Estados Unidos sigan en pie, lo que haga el dólar es más o menos irrelevante”, cree Mouawad.
En el mismo sentido opina Claudia Calich.
“Sinceramente, Venezuela tiene tantos problemas y las distorsiones son tan, tan profundas que lo que haga el dólar es absolutamente irrelevante. Creo que la pregunta más importante será si la llegada de Biden a la presidencia, por ejemplo, cambiará algo en términos de la política estadounidense hacia el país”, dice.
Ecuador, Panamá y las economías dolarizadas
Con las cifras delante, está claro que hay una mayor cantidad de dólares dando vuelta en la economía.
Según datos del FMI, el 62% de todo el dinero en circulación en el mundo tiene denominación en dólares.
Un pequeño porcentaje de esta cifra corresponde a las economías dolarizadas.
Panamá adoptó el dólar en 1904, poco después de su independencia de Colombia.
Casi un siglo después, Ecuador y El Salvador siguieron su ejemplo en 2000 y en 2001, respectivamente.
“Por supuesto, las economías dolarizadas son las más favorecidas por la debilidad del dólar, ya que esto alivia la tensión sobre su financiación”, dice Mouawad.
El gestor de la firma francesa Carmignac recuerda que Ecuador se beneficiará mucho gracias a unos precios del petróleo fuertes que van de la mano con la debilidad del dólar.
Sin embargo, Ecuador aún enfrenta cierta incertidumbre política con las elecciones del próximo año (serán en febrero) y la posibilidad de renegociar el acuerdo con el FMI.
“Podría decirse que un dólar más débil será positivo para el país, pero dados los desafíos que tiene por delante, la depreciación tendrá un beneficio marginal para su economía”, cree Calich.
En el caso de Panamá, la analista recuerda que el país se ha visto muy afectado por el menor tránsito de barcos por el Canal debido a la pandemia de coronavirus.
Gracias a reformas en el pasado “su economía está relativamente en buena forma y se beneficiará un poco de la situación del dólar, pero la recuperación económica global y el comercio serán los factores clave”.
Perú y las instituciones
El país atraviesa un período de turbulencias políticas que lo llevó recientemente a tener 3 presidentes en poco más de una semana: Martín Vizcarra, Manuel Merino y Francisco Sagasti.
La situación ha llevado a una de las agencias de calificación crediticia más grande del mundo a rebajar las perspectivas de Perú de “estable” a “negativa”.
“Las tensiones políticas recurrentes desde 2016, reflejada en cuatro presidentes (incluidos tres en noviembre de 2020), dos congresos y una alta rotación del gabinete, han estancado el progreso de las reformas y han frenado el crecimiento económico”, dice la agencia en su informe.
“No se puede descartar inestabilidad política en los próximos años”, añade.
BBC