La compra de líquidos pasó de $us 729 millones (enero-julio) en 2021 a $us 1.689 millones en similar periodo de 2023. La venta de gas a julio de 2022 fue de $us 1.750 millones y en 2023 cayó a $us 1.257 millones.
La balanza energética en cuanto a los recursos que se destinan y los que se generan, están cada vez más en rojo.
Así según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las exportaciones gasíferas durante el periodo enero-julio de 2021 facturaron $us 1.278 millones, 2022 en similar periodo tuvieron un incremento y se ubicaron en $us 1.750 millones, pero en los primeros siete meses de la presente gestión el panorama no es bueno, debió a que el valor por la venta de gas natural se ubicó en los $us 1.257 millones lo que indica una merma de $us 493 millones.
En contrapartida el comportamiento de la importación de combustibles (diésel y combustible) mantiene un desempeño ascendente.
Pues de acuerdo con el INE, a julio de 2021 se destinaron $us 729 millones, en 2022 subió a $us 1.578 millones y en 2023, en similar periodo, los gastado para la compra de líquidos le significó al país destinar $us 1.689 millones.
Esta duplicación (para ser exactos un 132%), en los costos para la importación de combustibles a decir del especialista en hidrocarburos, Francesco Zaratti, es un lamentable reflejo de como la política hidrocarburífera del país no pudo mantener a Bolivia como actor importante en la producción de energía fósil.
“El gas no es renovable, el petróleo tampoco. Pero aún sabiendo esta característica básica las autoridades del MAS que gobiernan desde 2006, con un paréntesis de un año, no lograron presentar un trabajo serio de exploración y explotación para encontrar y reponer el gas y petróleo que el país usa. Por el contrario, se sigue con una Ley de Hidrocarburos obsoleta y lo poco que se consigue de inversión extranjera directa se la congela, por temas políticos, en la Asamblea Legislativa. ¿Así cree que empresas petroleras serias van a querer invertir en el país?”, cuestionó Zaratti.
Hugo Del Granado, analista en temas energéticos, sostuvo que la constante caída de la producción de hidrocarburos no podrá ser revertida en el corto y mediano plazo, por lo que el desequilibrio de la balanza energética se irá ampliando.
“Hay menor producción de gas, pero la demanda de líquidos sube cada año. No baja. Para el colmo los conflictos bélicos en Ucrania y en Israel, no hicieron otra cosa que encarecer el barril del petróleo. Un mayor costo al que se debe sumar el pago por la logística de transporte, el premio a las empresas que garanticen con mayor rapidez la compra de estos insumos y por supuesto el gasto extra de la subvención que cada año se incrementa. Todo esto es un panorama gris que el Gobierno debe resolver en el menor tiempo posible. Buscar alternativas y no solo usar las reservas para seguir y seguir importando líquidos”, remarcó Del Granado.
Sube el petróleo
La cotización internacional del crudo tuvo un incremento, después de que Irán pidiera un embargo contra Israel por parte de los países musulmanes, tras un ataque mortal a un hospital de Gaza.
La escalada de la violencia de forma inmediata repercutió en los futuros del Brent (Europa), al subir un 3% y cerrar a $us 93 el barril, mientras que la tendencia alcista se repitió en el precio de petróleo WTI (EEUU) que de $us 86 subió a $us 88.
Desde Fundación Jubileo remarcaron que el contexto internacional pondrá a prueba la capacidad de las autoridades bolivianas.
Fuente: El Deber