La semana pasada, el vocero presidencial Jorge Richter afirmó que el esquema de subsidios en las tarifas de hidrocarburos, electricidad y algunos alimentos permite a la población acceder a precios justos y al debido abastecimiento. Pero ¿cuán sostenible es mantener esta política?
egún analistas, los subsidios en Bolivia sólo pueden continuar en el mediano plazo, mientras el país cuente con Reservas Internacionales Netas (RIN) y financiamiento externo, puesto que en el medio plazo las subvenciones conducen a elevadas tasas de inflación y caída de la producción.
Según Richter, el esquema de subsidios que se aplica en el marco del Modelo Económico, Social, Comunitario Productivo “tiene un concepto estructuralmente social y colabora a mejorar las capacidades competitivas del sector empresarial”.
El Estado boliviano subsidia a la población los precios de la gasolina, diésel, gas, electricidad y alimentos como el maíz y trigo para que sus derivados como la carne de pollo, cerdo, leche y huevo mantengan precios estables.
“Si nosotros retiramos las subvenciones a hidrocarburos y alimentos, pues estos costos se van a ir trasladando hacia la población”, dijo.
Indicó también que los resultados de esta política “son óptimos en el sentido de que tenemos inflación baja, tenemos unos salarios que tienen un poder adquisitivo garantizado en el país y los bolivianos y las bolivianas compramos la gasolina, las tarifas eléctricas, pagamos por las tarifas eléctricas, pagamos por nuestros servicios y por los alimentos en precios que tienen una muy buena estabilidad”.
Sin embargo, el economista Germán Molina considera que el esquema de subsidios en Bolivia será sostenible solamente en el corto plazo, mientras el país cuente con RIN y acceso a créditos externos.
“La perspectiva es que si esto continúa de este modo, estamos caminando en el sendero hacia tasas de inflación elevadas y una caída de la producción”, dijo el especialista a tiempo de mencionar que los subsidios desincentivan la producción del sector empresarial privado, situación que, a su vez, genera desempleo en un contexto de elevados precios.
¿Eliminar los subsidios?
Por su parte, el economista y especialista en hidrocarburos Mauricio Medinaceli afirmó que, si bien la política de subsidios a los combustibles en Bolivia se mantiene desde hace más de 15 años, es poco probable que se mantenga por otro tiempo similar.
“Nosotros no pensamos si se debe eliminar o no el subsidio; la pregunta es cómo queremos llegar al momento que se elimine el subsidio, porque el subsidio no va a durar para siempre”, dijo.
Por ello, el especialista dijo que hay dos maneras de llegar a ese momento: de una forma planificada y a modo de shock, es decir, de un día a otro con la correspondiente crisis social que ello implica.
Medinaceli considera que la mejor manera es llegar al momento del retiro de subsidios de una forma planificada, para lo cual es fundamental el diálogo con la población en general, pero sobre todo con sectores directamente involucrados como los sindicatos de transporte.
Además, mencionó que, como compensación al retiro del subsidio a los combustibles, se puede aplicar la transferencia de dinero a través de bonos como ocurre en El Salvador con el GLP. Esta medida permite no desatender a la población más vulnerable y pobre.
“También funciona bien la inversión pública, es decir, quitamos el subsidio, pero a los seis meses la gente tiene un hospital en su barrio. Entonces dice efectivamente me están cobrando más por la gasolina, pero hay bienes públicos que también me están ayudando”, indicó Medinaceli.
EXPECTATIVA POR EL LITIO Y EL MUTÚN
Según el economista Germán Molina, la política de subsidios en Bolivia puede mantenerse en el mediano plazo siempre y cuando despeguen con éxito proyectos como la industrialización del litio y la producción de acero en la planta siderúrgica Mutún. Estos proyectos estratégicos permitirán al Estado contar con mayores recursos.
SUBSIDIOS LLEGARÁN AL 11,6% DEL PIB
Según el estudio denominado “Precios y subsidios a los hidrocarburos en Bolivia 1986-2025”, elaborado por Mauricio Medinaceli y Marcelo Velázquez, los cinco niveles de subsidios en el sector hidrocarburos de Bolivia llegarán en 2022 a 4.268 millones de dólares, monto equivalente al 11,6 por ciento del PIB.
Fuente: Los Tiempos