Entre 2014 y 2023, la asignación de deuda con organismos internacionales, en el Presupuesto General del Estado (PGE) pasó de Bs 6.099 millones a Bs 28.331 millones. El Gobierno dice que la deuda es manejable.
Bolivia disparó el requerimiento de deuda para su presupuesto. Los datos son contundentes, entre 2014 y 2023, el requerimiento de este servicio dentro del Presupuesto General del Estado (PGE) pasó de Bs 6.099 a Bs 28.331 millones, es decir, se cuadruplicó. Especialistas consultados sostienen que esta demanda de recursos obedece a una caída en los ingresos del Estado que no ha podido reducir los gastos que se elevaron en el boom económico.
En el periodo 2006-2014, el país, según el economista Germán Molina, gozó de ingresos extraordinarios por el incremento del valor de las materias primas que exporta Bolivia, en especial los hidrocarburos y el gas natural.
Después de ese periodo los recursos menguaron, pero no así los gastos del aparato estatal.
Por ejemplo, en 2014 el requerimiento de la deuda externa, establecida como ingreso en PGE, era de Bs 6.099 millones. Ese año esta cifra representaba sólo un 3%. En 2015 esta cifra subió a Bs 15.623 millones, un 7% del total del PGE establecido en ese año. En solo un año, el requerimiento de financiamiento externo subió al 156,16%.
Luego la exigencia de recursos externos continúo subiendo de forma considerable. Por ejemplo, en el presupuesto establecido en 2018 por el Ministerio de Economía llegaba a Bs 16.600 millones.
Según la Fundación Jubileo, en su análisis titulado ‘Después de la bonanza, sube la deuda y sigue el gasto’ hace hincapié en que “después de haber transcurrido por un periodo de bonanza con grandes ingresos por hidrocarburos ahora se registra un nivel de ingresos bastante por debajo en comparación a las gestiones 2013 y 2014”.
“La gestión 2018 marca la nueva realidad de la situación fiscal, con una restricción estrecha de los ingresos del Estado en comparación con años precedentes. La bonanza acabó y la caída ya se dio”, advertía.
En el último año de la presidencia de Evo Morales, un estudio de la Fundación Milenio señalaba que “los recursos para inversión pública, en la gestión 2019 fueron financiados con crédito interno en una proporción del 69%, y con crédito externo, en el restante 31%.
Molina explicó que durante los años 2006 a 2013 Bolivia tuvo dos ingresos en sus arcas. El primero corresponde a permanentes, conformado por los impuestos que recauda el Estado.
El segundo ingreso fue transitorio y producto de la elevación de las materias primas a escala mundial, que favoreció a Bolivia, país productor de gas y minerales. “Entonces ¿qué ocurrió, en esos ocho años? esos ingresos se gastaron, se crearon empresas, instituciones”.
Luego, según Molina, “vino una segunda etapa entre los años 2014 a 2023 donde los ingresos transitorios no existen, no hay”.
“Como consecuencia de ellos, se recurre a la deuda externa para recursos de inversión porque no dan créditos externos para pagar salarios, no hay eso”, dijo Molina.
En 2022 la administración del Gobierno suscribió 18 contratos de crédito internacional por un monto total de $us 1.864 millones.
Otro analista, Jaime Dunn, dijo que el endeudamiento externo presionó directamente a las Reservas Internacionales Netas (RIN) que hasta el 8 de febrero llegaron a $us 3.538 millones, según informe del Banco Central de Bolivia (BCB).
Si bien los datos reflejan un incremento, la tendencia es que cada vez el acceso al crédito se encarezca y reduzca debido a las bajas reservas y calificaciones de agencias como Moody’s y Fitch Ratings.
Según el Gobierno la deuda externa representa el 29,9% del Producto Interno Bruto (PIB), a octubre de 2022, lo que significa que “hay un manejo adecuado”.
Sobre las calificaciones, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, dijo que las mismas no reflejan la estabilidad de cifras macroeconómicas que hay en el país. “Hay estabilidad de precios, la actividad económica sigue con normalidad, aumentaron las recaudaciones, reducimos el déficit fiscal, hay récord de exportaciones”, argumenta.
Fuente: El Deber