El precio del litro de gasóleo y gasolina ha encadenado su quinta semana consecutiva de caídas, tras volver a abaratarse cerca de un 0,5% y de un 0,20%, respectivamente, durante la última semana, marcando así un nuevo mínimo en lo que va de 2020.
En concreto, el precio medio del litro de gasóleo ha descendido un 0,49% esta semana respecto a la pasada, para situarse en los 1,20 euros, según datos del Boletín Petrolero de la UE consultados por Europa Press.
En lo que respecta al precio del litro de gasolina, también ha caído por quinta semana consecutiva, tras registrar un descenso del 0,16%, aunque mucho menos acusado que en la última semana, cuando cayó casi un 0,7%, situándose esta vez en los 1,296 euros.
De esta manera, el precio de los combustibles cae a su nivel más bajo en lo que va año, después de los máximos a los que repuntó en las primeras semanas de 2020.
Este abaratamiento en el precio de los combustibles se explica por la tendencia bajista en los precios del petróleo, tras dispararse a principios de año por encima de la cota de los 70 dólares por barril para, posteriormente, verse afectado por la escalada de tensiones en el conflicto entre Estados Unidos e Irán y el impacto del coronavirus en la demanda de crudo.
No obstante, en la última semana el precio del crudo Brent, de referencia en Europa, ha vuelto a repuntar, hasta cotizar este jueves en torno a los 59,4 dólares, frente a los 55,3 dólares hace siete días, mientras que el Texas americano se intercambiaba a unos 53,9 dólares por barril, frente a los 50,8 dólares de la semana pasada.
En España la gasolina sigue estando más barata respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,403 euros y 1,446 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,295 euros en la UE y 1,309 euros en la eurozona, en contraposición con los 1,20 euros fijado de media en las gasolineras españolas.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.