El petróleo pierde en su derrumbe el nivel de los 30 dólares, por debajo de los mínimos que tocó en el derrumbe histórico del pasado lunes. Las alertas económicas desatadas por el coronavirus se disparan en un momento en el que la OPEP y Rusia pretenden aumentar su producción. La región comienza a preocuparse.
Como sucede con la renta variable, el precio del petróleo no logra frenar su desplome. El derrumbe histórico de hasta el 30% del pasado lunes puso en jaque al conjunto de la industria petrolera. En su caída de hace una semana, la mayor en tres décadas, el barril de Brent llegó a hundirse hasta los 31 dólares.
El vendaval de ventas azota de nuevo al mercado del petróleo, y el barril de Brent pierde hoy más de un 10%, con mínimos intradía que borran el soporte de los 30 dólares. Agrava así el derrumbe del 25% sufrido la semana pasada, y eleva por encima del 50% las pérdidas desde el inicio del año.
La espiral bajista sacude igualmente la cotización del barril tipo West Texas, de referencia en EEUU. Su precio se desploma hoy por debajo de los 29 dólares.
El diferencial entre el barril de Brent y el West Texas se reduce a poco más de un dólar, en zona de mínimos desde el año 2016, una situación que redobla si cabe la presión sobre la industria estadounidense de ‘shale oil‘.
La decisión de Rusia en plena crisis del coronavirus de no sumarse a los recortes adicionales pactados por la OPEP y la respuesta de Arabia Saudí en forma de un aumento de su producción provocaron la mayor caída del petróleo en tres décadas, pero también situó entre los mayores damnificados a los productores estadounidenses de petróleo no convencional. Precios próximos a 30 dólares impiden que su negocio sea rentable, provocando el cierre de sus operaciones.
La reducción del diferencial de precios entre el Brent y el West Texas complica en mayor medida la competitividad del petróleo estadounidense. De ahí que según fuentes citadas por Reuters, las exportaciones de crudo de EEUU bajarán cerca de un millón de barriles diarios en abril y mayo.
El descenso en la producción de EEUU, sin embargo, apenas neutralizará los efectos del aumento de producción planteados por Rusia y Arabia Saudí, y con buena parte de la economía paralizada por el coronavirus, las incógnitas de los analistas es la cantidad de excedente de petróleo con el que contarán los mercados.