YPFB dice que hasta fin de año superará el déficit y que lo peor pasó. Es más, dijo que reportará un superávit por la exportación de gas. Las importaciones, hasta julio, llegaron a $us 2.274 millones.
Duras son las cifras de un sector que años atrás era el que impulsaba el crecimiento de la economía. Hasta julio, Bolivia importó combustibles por $us 2.274 millones, superando los $us 2.250 millones registrados en toda la gestión 2021.
Así, por cuarto mes consecutivo las importaciones de combustibles superaron las exportaciones de gas natural, generando un saldo comercial en contra de $us – 452,5 millones hasta julio, según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en su boletín sobre comercio exterior. No obstante, desde Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPFB) indicaron que lo peor ya pasó y que cuenta con un plan para reducir las compras externas y aseguraron que hasta fin de año Bolivia comenzará a reportar superávit comercial en hidrocarburos.
Si bien el INE refleja una recuperación de las exportaciones de gas natural de hasta un 36%, llegando a $us 1.749 millones, también muestra un incremento de la importación de combustibles que en el mismo periodo fue de $us 2.274 millones.
Desde comienzo de año es el cuarto mes consecutivo que el país registra un saldo en contra. En el mes de abril, de acuerdo con el INE, el déficit fue de $us -78,4 millones. Luego en mayo el saldo negativo fue de $us -32,5 millones.
La situación empeoró en junio, cuando el saldo en contra fue de $us – 202,7 millones. En julio la cifra se situó en $us -160,1 millones.
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) mediante su boletín estadístico, realizado con datos del INE, observa que en la categoría de combustibles y lubricantes las compras subieron un 147% en valor y un 42% en volumen, denotándose un “efecto precio”, superando los $us 2.250 millones importados en toda la gestión 2021.
“Ya pasó lo más duro”
Ante estas cifras, el presidente de la estatal YPFB, Armin Dorgathen, aseguró que lo peor ya pasó y sostuvo que son varias las acciones que se están tomando para reducir las importaciones.
Destacó que -por ejemplo- la orden de proceder para la construcción de la Planta de Biodiésel que se construirá en Santa Cruz. A esto sumó los diferentes proyectos de exploración y desarrollo que encara la estatal como los campos petroleros de Boquerón y Yarará.
En exploración destacó los proyectos de Yope X1 y Las Delicias X1.
“Mejoramos la logística para ingresar mayores volúmenes por puertos donde los precios son más baratos. A fin de año yo creo que habrá superávit. Ya pasó lo más duro de la guerra para el diésel”, dijo.
Es más, aseguró que los precios hasta la fecha se han estabilizado y que el 70% de los tanques de diésel están llenos. Así, prevé que la autonomía en materia de abastecimiento es de más de siete días.
Cabe recordar que hace un mes se registraron varias colas de cisternas en la refinería de Santa Cruz e incluso en algunos surtidores tanto en la capital oriental como en otras ciudades el interior.
El ejecutivo dijo que una de las razones de esta situación fue el incremento de la demanda de hasta un 30%, pero que gran parte se iba al contrabando.
El exministro de Hidrocarburos, Guillermo Torres, cuestionó la gestión de YPFB y contrario a lo expuesto por Dorgathen sostuvo que la tendencia en cuestión de precios de los combustibles es ascendente debido a la guerra que existe entre Ucrania y Rusia.
“¿Qué proyectos ha desarrollado YPFB?. El biodiésel necesita de por lo menos cinco a seis años para su desarrollo porque implica otras actividades económicas como la agricultura ¿De dónde va a salir la materia prima?”, cuestionó.
Es más, aseguró que este proyecto se debió implementar en la época de bonanza económica.
El especialista Hugo Del Granado, dijo que si se registra un superávit en el sector, como lo proyecta YPFB este será mínimo. Señaló que pese a lo expuesto por Dorgathen es más probable que los costos de los combustibles crezcan y que a fin de año las importaciones sean mucho mayores que las exportaciones de gas.
Fuente: El Deber