Se importó diésel por $us 802 millones y gasolina por $us 356 millones hasta septiembre. Se paga la factura con las RIN e impacta en la subvención y el déficit fiscal.
Luego de un año atípico por la pandemia, las importaciones de gasolina y de diésel suben ante la caída en los últimos años de la producción de líquidos. Hasta septiembre, las compras llegan a 1.158,7 millones de dólares, equivalentes a los niveles de 2018.
Para los expertos esto es producto de la declinación de los campos productores desde 2014 y, desde el punto de vista económico, esta factura impacta en las Reservas Internacionales Netas (RIN), la subvención y el déficit fiscal.
Cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), elaboradas por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) revelan que las compras de gasolina del exterior a septiembre suman 356 millones de dólares.
En 2018, las importaciones sumaron 354 millones de dólares y al año siguiente subieron a 569,9 millones de dólares y el año pasado, por la pandemia de covid y las cuarentenas y menor tránsito de vehículos este valor bajó a 157,8 millones de dólares.
Las compras de diésel en 2018 sumaron 896,8 millones de dólares, en 2019, fueron 912,7 millones de dólares y, en 2020, bajaron a 706,3 millones. Este año, el valor asciende a 802,6 millones de dólares.
El analista del sector hidrocarburos de la Fundación Jubileo Raúl Velásquez sostuvo que se importa más diésel y gasolina porque hay menor producción de condensado asociado al gas y líquido desde hace seis años.
En 2015 se producían 63.085 barriles de líquidos y eso bajó a 45.290 barriles en 2019 y a 41.660 barriles el año pasado.
Explicó que los campos de petróleo en Cochabamba y Chuquisaca bajaron su producción desde hace más de 10 años y tampoco existen incentivos en favor de las empresas desde que en 2004 se fijó en 27 dólares el precio del barril que se les paga.
El otro problema, dijo, es el régimen fiscal vigente porque todos los campos sin importar si son nuevos o antiguos pagan 50% en regalías e impuestos.
Desde la Fundación Jubileo, se insiste en la necesidad de una nueva ley que ajuste los problemas estructurales para avanzar en el cambio de la matriz energética, que depende en 95% de combustibles fósiles.
Velásquez indicó que se debe poner en debate la electromovilidad, ya que en las ciudades planas se debería generar incentivos para los autos eléctricos, pues se tienen excedentes en la generación de electricidad.
El expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB) Juan Antonio Morales manifestó que la cifra de 1.158,7 millones de dólares en importaciones tiene efecto directo en las Reservas Internacionales Netas (RIN), que deben emplearse para pagar la factura.
Coincidió que la producción de gas y líquidos se estancó y no acompaña a la mejora de los precios del petróleo.
“El efecto neto de los ingresos de exportaciones de gas menos el gasto de importaciones de combustibles es de 500 dólares. El aumento del precio del petróleo nos beneficia en las ventas, pero nos penaliza en las compras porque se debe pagar más. El problema es la producción”, observó Morales.
El otro efecto para el país, según Morales, es que con mayores importaciones aumenta la subvención a los carburantes y esto eleva el déficit fiscal.
“El país debe hacer esfuerzos para aumentar la producción y no estar en esta situación que puede empeorar a costo de una mayor factura por las importaciones”, puntualizó.
Con la caída de la producción de gas natural en los últimos años, la oferta de condensado y petróleo también bajó.
Demanda y oferta
- Expansión El Ministerio de Hidrocarburos proyectó que este año la demanda del diésel oil, la gasolina especial y el gas licuado de petróleo (GLP) aumentaría en 22,1%, 24,4% y 35,2% respectivamente.
- Oferta En su informe de rendición pública de cuentas inicial de este año, esa cartera de Estado informó que en 2019 la producción de líquidos alcanzó 45.290 barriles por día (BDP), pero en 2020 la oferta bajó a 41.660 BDP.
- Proyección Este año se prevé alcanzar 42.280 BPD, según la proyección del Ministerio. Esta oferta no llega a nivelar la producción de un año antes de la pandemia y menos la de pasados años.
Fuente: Página Siete