Elon Musk lo ha conseguido. Tesla, la compañía que fundó en 2003 para fabricar únicamente vehículos eléctricos, ha rebasado un valor en Bolsa de 100.000 millones de dólares (102.660 millones, exactamente; 92.615 millones de euros) y se ha situado como el segundo grupo automovilístico más valioso del mundo tras rebasar al gigante alemán Volkswagen, cuya cotización le otorga un precio de mercado de 99.798 millones de dólares. El grupo japonés Toyota lidera esa clasificación, con un valor de 233.000 millones.
El reducido volumen de ventas de Tesla respecto a sus competidores aproxima su capitalización bursátil más a una tecnológica que a la tradicional industria del automóvil. Con apenas dos plantas en funcionamiento (una en Estados Unidos y otra en China) y una en fase de construcción en Alemania, el año pasado apenas comercializó 367.500 vehículos, lo que suponía cumplir sus expectativas del ejercicio por la franja baja de las expectativas.
Su pujante cotización ha incluso superar el fiasco de la presentación de su futura camioneta ranchera, cuando Musk rompió el cristal de la ventanilla cuando él mismo había asegurado instantes antes que era irrompible. Aquel fallo para la imagen de la marca generó un susto a la cotización de la compañía que duró unas semanas, pero esa mancha se ha desvanecido con el tiempo: las acciones han subido desde entonces un 70% y se han encaramado a los 569 euros a que cotizan hoy. La compañía parece haber ahuyentado los problemas que tenía de producción y se ha presentado en 2020 con la intención de ampliar su pequeño catálogo con dos nuevos modelos. Pero el despegue en Bolsa se explica también por los mejores resultados obtenidos en el tercer trimestre de su ejercicio, que ni mucho menos significa ganar dinero: perdió 907 millones de dólares, pero solo entre julio y septiembre ganó 150 millones.
Pero aún así sus cifras están lejos con las que puedan ofrecer las compañías con las que compite por volumen. Grupo Volkswagen, con una amplia gama de marcas en el consorcio, comercializó el año pasado 10,8 millones de vehículos e incluso una de sus marcas más pequeñas, la española Seat, vendió más coches que Tesla. Toyota, por su parte, entre enero y noviembre del pasado año se situaba en una cifra cercana a esos números, con 9,8 millones de vehículos.
La revalorización de Tesla impactará en el bolsillo de Musk que, en 2018, consiguió cerrar el mayor plan de compensación visto nunca en una compañía. Según The Wall Street Journal, la superación de ese umbral podría determinar el desbloqueo de un pago de más de 50.000 millones para Musk, que ha renunciado a salarios y bonus a cambio del nuevo modelo de remuneración aprobado por sus accionistas en 2018. Aunque para cumplirse esas expectativas la valoración tan alta de la compañía tendría que mantenerse durante meses.
El sorpasso de Tesla llega cuando las acciones de Volkswagen mantienen una imagen de dientes de sierra que se acumula desde hace dos años. Su gran ofensiva para lanzar coches eléctricos no ha tenido premio en Bolsa y han desaparecido aquellos mensajes que dos años atrás afirmaban que Tesla había perdido la ventaja que mantenía en la guerra de los coches de baterías, sobre todo por la nueva etapa que estaban alumbrando algunas marcas, las de más alta gama, del grupo alemán.