“Vamos a volver a cerrar en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) para que la circulación disminuya drásticamente, para reducir contagios y la demanda de camas” en hospitales, dijo el presidente argentino, Alberto Fernández, en un mensaje grabado, al referirse a la capital argentina y su periferia.
“Del 1 al 17 de julio les pedimos que se queden en sus casas”, dijo al renovar por séptima vez la cuarentena que comenzó el 20 de marzo en el país sudamericano.
La decisión se toma en medio de un crecimiento exponencial de casos, con 1.167 fallecidos por coronavirus sobre 52.444 casos confirmados, de los cuales 18.416 ya están recuperados.
La ocupación de las camas de terapia intensiva llega al 54% en el AMBA, donde habitan 14 millones de personas, casi el tercio de la población del país de 44 millones de habitantes. En otras provincias del país federal, ya se ha flexibilizado el aislamiento social.
“Permitió salvar vidas”
“Según una encuesta, uno de cada cinco argentinos no está a favor del confinamiento. Todos los argentinos hubiésemos querido no tener que aislarnos. También hubiésemos querido que la economía estuviese funcionando mejor de lo que estaba funcionando”, agregó el mandatario.
La pandemia del coronavirus golpeó a la economía mundial, pero afecta particularmente a Argentina, tercera economía de América Latina, en recesión desde 2018 y en plena negociación con acreedores para un canje de deuda por unos 66.000 millones de dólares en bonos bajo legislación extranjera.
Después de más de tres meses de confinamiento, el Fondo Monetario Internacional pronostica para este año una caída del 9,9% del Producto Interno Bruto del país sudamericano, que cerró 2019 con una pobreza en aumento (35%) y una alta inflación (53%).
El gobierno argentino ha reiterado que decretar una temprana cuarentena “permitió salvar vidas”, porque acható la curva de contagios y dio tiempo para reforzar la infraestructura sanitaria.
En las últimas semanas, la cuarentena se había ido flexibilizando paulatinamente, en parte por medidas tomadas desde el gobierno y también ante la creciente necesidad económica que, pese a los subsidios del Estado, llevó a muchos a violar las restricciones.
La circulación de automóviles se ha hecho casi normal durante el día en Buenos Aires, donde gobierna el opositor Horacio Rodríguez Larreta. Los comercios abrieron y se permitió la salida a caminar o correr durante la noche, lo que aglomeró a decenas de personas en algunos parques.
La periferia, que depende del gobernador de la provincia de Buenos Aires, el oficialista Axel Kicillof, también mostró una creciente circulación.
Grupos “anticuarentena”
Al mismo tiempo irrumpieron grupos “anticuarentena” que se han manifestado con cacerolas o bocinazos en las calles.
Juan Gabriel Fernández, que tuvo que cerrar su pequeño negocio de venta de lana en el barrio bonaerense de Belgrano, cree que “esto es demasiado”. “Yo me voy a morir de bajón (tristeza)”, comenta este hombre de 57 años.
Ana Martínez, una médica de 55 años, opina que el “método del aislamiento es correcto”, pero cree que “hay lugares en los que se podría ser más flexible”.
“Donde se podría flexibilizar, es necesario flexibilizar y no mantener encerrada a la gente… Hay sectores donde esto se vive como una prisión domiciliaria”, señaló.
Para el dirigente de la Cámara Argentina de Comercio, Mario Grinman, “la pandemia fue la gotita que rebalsó el vaso”.
Según la entidad, el aislamiento social provocó el cierre de cerca de 16.000 comercios en Buenos Aires, lo que implica la destrucción de miles de puestos de trabajo.
La desocupación en Argentina también ha crecido: llegó a 10,4% en el primer trimestre en la medición interanual, con un alza de 0,3 puntos porcentuales.
“El problema es que la Argentina no tiene mucho margen, mucha herramienta de política económica para amortiguar la crisis y esta extensión llega en el peor momento por el hartazgo social, si bien esto es solo para el AMBA, el presidente ha tenido un desgaste en el último mes, todo esto añade más interrogantes sobre el rumbo de la política económica general”, opinó el politólogo Carlos Fara.
AFP