El primer ministro australiano, Scott Morrison, retrasó el sábado la apertura del parlamento durante varias semanas, ya que el nuevo coronavirus seguía propagándose por los dos estados más poblados del país.
Morrison pidió al presidente del parlamento que suspendiera las dos sesiones semanales previstas para empezar el próximo 4 de agosto, debido a la preocupación por la pandemia de la COVID-19. La petición fue vista como una formalidad ya que el presidente es miembro del Partido Liberal de Morrison y el Partido Laborista de la oposición aceptó la petición.
Los parlamentarios se reunirán en la próxima sesión prevista para el 24 de agosto.
“El gobierno no puede ignorar el riesgo para los parlamentarios, su personal, el personal dentro del parlamento y la comunidad en general”, dijo Morrison en una declaración por escrito, añadiendo que actuó basado en el consejo de las autoridades médicas.
El estado de Victoria registró 217 nuevas infecciones después de un récord de 428 casos el viernes. La vecina Nueva Gales del Sur, el estado más poblado, que también ha tenido dificultades para contener una nueva ola de infecciones, contabilizó 15 nuevos casos.
Victoria obligó a casi cinco millones de personas a un confinamiento parcial durante seis semanas el 9 de julio, mientras las expectativas que se acaben imponiendo restricciones más duras de distanciamiento social crecían con la continua propagación del virus.
El primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews, dejó abierta la posibilidad de nuevos confinamientos, instando a la gente a no salir de sus casas salvo para trabajar, hacer ejercicio o compras esenciales.
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