Larry Hall y Robert Vicino, fundadores de dos compañías especializadas en la venta de búnkeres de lujo en Estados Unidos, habían imaginado un apocalipsis distinto.
En sus cabezas imaginaban la posibilidad de un ataque de Corea del Norte o el inicio de la Tercera Guerra Mundial.
En los últimos años han construido para sus clientes búnkeres subterráneos sellados con puertas blindadas de acero y todas las comodidades posibles para sobrevivir unos meses o un año.
Ahora, ambos empresarios aseguran que la demanda de sus complejos de lujo se ha disparado por el miedo que causa la pandemia de coronavirus y afirman recibir muchas más llamadas al día de compradores interesados.
Desde Survival Condo, la empresa de Hall, aseguran que ahora los clientes compran sin siquiera organizar una visita física a las instalaciones.
Eso sí, pagar por estos complejos no está al alcance del bolsillo de todos.
Vivos, la compañía de Robert Vicino, ofrece mini búnkeres a partir de US$40.000.
En Survival Condo, por otra parte, se anuncian búnkeres más lujosos por precios que alcanzan los US$4,5 millones.
Piscinas y desplazamiento en helicóptero
“Vivos no es solo un refugio fabricado de concreto y puertas de acero a prueba de balas. Es un plan alternativo de sobrevivencia. Un espacio del que no hará falta salir a la superficie durante un año”, le dice a BBC Mundo Dante Vicino, arquitecto de Vivos, compañía con sede en California, Estados Unidos.
Vivos presume de tener instalaciones disponibles en los estados de Indiana y Dakota del Sur, en Estados Unidos, y otro gran complejo en Europa, en Alemania.
El de Europa, según anuncian en su página web, será el complejo más grande de búnkeres subterráneos de la compañía una vez esté terminado.
Lo comparan con un moderno “Arca de Noé” y dicen que cada familia podrá disfrutar de más de 200 metros cuadrados.
Además, las áreas comunes incluirán piscinas, gimnasios y teatros, por ejemplo.
“Los propietarios podrán llegar en carro o aviones privados al aeropuerto más cercano. Allí, los helicópteros de Vivos se desplegarán para llevar a cada propietario a su búnker”, prometen en su página web.
“Son búnkeres nucleares de lujo que están diseñados para proporcionar no sólo protección física, sino también bienestar mental”, aseguraba Larry Hall, dueño de Survival Condo, en una entrevista con la BBC en 2017.
También explicó que había gastado millones de dólares para dotar a las viviendas de las características necesarias para residir en ellas por un largo período de tiempo.
Entre estas, sistemas de filtración de agua y aire, fuentes de energía alternativas, piscinas, salas de cine, salones de cirugía y, por supuesto, guardias custodiando las entradas.
Aumento de la demanda
“En los últimos días las consultas de potenciales compradores se ha disparado. Pero ahora las llamadas son distintas. Los compradores están asustados y tienen más urgencia por el coronavirus”, le comenta Hall a BBC Mundo.
“Quieren saber las unidades disponibles y su precio”, añade.
El empresario revela que, recientemente, un comprador adquirió uno de estos búnkeres sin siquiera visitarlo físicamente.
“Nos llamó, organizamos una visita virtual y a los cuatro días estaba cerrada la compra“, cuenta.
Sin embargo, la crisis económica asociada a la pandemia de coronavirus no discrimina y también está afectando a los privilegiados bolsillos de los clientes de Survival Condo.
“Muchos de los clientes no están en posición de comprar ahora mismo. Primero necesitan que se recupere el mercado de valores o vender una propiedad para hacer frente a la adquisición. Es frustrante, tampoco nosotros podemos ofrecer financiación para todos”, lamenta Hall.
Vicino también asegura que las consultas sobre sus búnkeres han aumentado.
Sin embargo, dice que el perfil económico de sus clientes no se limita a ese porcentaje menor de personas con altos ingresos, sino que gente de clase media también le ha contactado.
“Nuestros clientes no son ni paranoicos sobre el apocalipsis ni pertenecen al 1% de la élite económica. Son gente con estudios que quieren cuidar de sus familias en medio de los eventos globales actuales”, explica Vicino.
Un plan B
“Vivos es el plan B de todos los clientes que quieren un refugio porque temen que el mundo se rompa por la amenaza de una plaga, un ataque de Corea del Norte o una Tercera Guerra Mundial con Rusia y China”, dice Vicino.
El empresario compara tener un búnker con un seguro de carro o vida.
“Crees que estás pagando algo que no necesitas, pero cuando te hace falta es algo que no tiene precio“, asegura.
“Algunos dueños de nuestros búnkeres ya nos han avisado que, ante medidas de confinamiento total, violencia o escasez, prefieren pasar una temporada aquí que en sus primeras residencias”, dice Hall.
Para el dueño de Survival Condo, al margen de tener un búnker o no, es muy importante que en cada casa haya suministros de comida y medicamentos para cada miembro familiar durante al menos unos meses.
“Muchos gobiernos del mundo tienen búnkeres enormes y profundos para sus funcionarios y la élite, pero no para el resto de nosotros”, dice Vicino.
El arquitecto, por otra parte, reconoce que su negocio puede despertar escepticismo por sacar provecho del miedo de sus clientes.
“Todo el mundo creerá en la necesidad de esto cuando sea demasiado tarde para buscar una solución”, asegura.