Cuando el mundo empezó a darse cuenta de la crisis de deuda de la inmobiliaria Evergrande por US$300.000 millones a principios de este año, algunos preguntaron si se convertiría en el “momento Lehman Brothers” de China.
Desde entonces, ha quedado claro que Pekín está manejando la situación de una manera muy diferente a cómo Washington lidió con la quiebra del gigante de la banca de inversión Lehman Brothers al comienzo de la crisis financiera mundial en 2008.
Después de que Evergrande anunciara que es posible que no pueda cumplir con todas sus obligaciones financieras, la empresa afectada por la crisis dejó de pagar algunos de sus bonos en el extranjero.
Supuestamente ahora entró en un proceso de reestructuración de deuda con las autoridades chinas que puede incluir la venta de algunos de los activos personales de su fundador.
“Es opaco, pero cuando hablamos con nuestros contactos de la industria en China, nadie se sorprende”, dijo Vinesh Motwani, de la firma de investigación de mercado Silk Road Research, especializada en Asia.
Evergrande vs Lehman
“La mayor diferencia entre los dos es que Evergrande fue un choque de trenes que todos vieron venir”, dijo Motwani, quien trabajaba en Estados Unidos como analista en Credit Suisse cuando Lehman Brothers colapsó.
“Cuando se anunció la política de las ‘tres líneas rojas’ hace más de un año, estaba claro que Evergrande era uno de los mayores infractores, por lo que la reacción en China fue: ‘Esto se veía venir hace rato‘”.
Las “tres líneas rojas” son un conjunto de umbrales de deuda que limitan severamente la capacidad de ciertos promotores inmobiliarios para obtener préstamos. Durante décadas, el sector había visto préstamos incontrolados, algo que el banco central (Banco Popular de China) describió como “imprudente”.
La crisis de Evergrande es un evento “rinoceronte gris”, un término que se usa para describir una amenaza obvia de movimiento lento en lugar de uno sorpresa de “cisne negro”, según Rory Green, director de investigación de China y Asia en la firma de asesoría de inversiones TS Lombard.
“La advertencia sobre Evergrande ha circulado durante mucho tiempo, por lo que ninguno de los tenedores de bonos debería sorprenderse de que estén incumpliendo”, dijo.
¿Por qué esta crisis es tan diferente?
Otra gran diferencia entre el colapso de Lehman Brothers y la crisis de Evergrande es que cuando el gobierno de EE.UU. necesitó actuar tuvo que aprobar una legislación para tener la potestad de intervenir, algo que para el gobierno chino no es problema.
Al controlar el mercado inmobiliario del país a través de bancos estatales, Pekín también sabe qué desarrolladores probablemente incurrirán en incumplimiento, algo que no se podría haber dicho sobre Washington durante la crisis de las hipotecas de alto riesgo.
Al mismo tiempo, China está siendo mucho más selectiva con sus acciones que Estados Unidos durante la crisis financiera mundial. A diferencia de Washington, que rescató a algunos de los bancos más grandes del mundo, el Partido Comunista de China está adoptando un enfoque más fragmentado.
“Pekín es como un cirujano que opera un tumor y piensa: ‘¿Qué necesito salvar?'”, dijo Alicia García Herrero, economista jefa para Asia-Pacífico del banco de inversiones Natixis.
Para el gobierno chino, es crucial que las operaciones del día a día de Evergrande permanezcan intactas. Su objetivo es garantizar que la empresa pueda terminar las casas que está construyendo para que los compradores de propiedades comunes no se vean afectados y la confianza en el mercado inmobiliario no se vea seriamente dañada.
“Pekín también necesita estar mirando al corazón, ver si todavía está latiendo. Esa es la percepción de la gente sobre el sector inmobiliario”, agregó García Herrero.
Hasta ahora, este enfoque parece haber limitado el impacto en el mercado de vivienda, según Motwani: “Los precios reales de las propiedades siguen subiendo año tras año. Incluso cuando han caído mes contra mes, no bajaron en porcentajes de dos dígitos”.
Igualmente existe la preocupación de que si los precios continúan cayendo, los compradores potenciales pueden posponer la compra de nuevas viviendas, lo que ralentizaría aún más el mercado.
¿Qué pasará con Evergrande?
Los expertos predicen que la reestructuración de Evergrande podría llevar meses e incluso años, por lo que habrá pocos anuncios que acaparen los titulares mientras las autoridades intentan evitar la conmoción del sistema financiero mundial después del colapso de Lehman Brothers.
Green señala los fracasos de las grandes empresas chinas en el pasado. Usando la implosión del gigante financiero y de seguros Anbang como ejemplo, espera que la reestructuración de Evergrande sea un proceso largo: “Anbang entró en reestructuración hace dos años y todavía está en curso. Evergrande es mucho más grande, por lo que podría llevar años. Pero, en mi opinión, lo peor ya pasó”.
“El escenario más probable es que Evergrande se divida en unidades separadas. Será la destrucción del rinoceronte gris, y los bancos regionales tendrán la tarea de lidiar con esas unidades separadas para garantizar la estabilidad del sector y la economía”, opinó.
¿Se asustarán los inversores internacionales?
A pesar de que el impago de Evergrande de los intereses de los bonos en el extranjero no haya desencadenado un colapso financiero, ya que en su mayoría están en manos de poderosos inversores del mundo, algunos analistas están preocupados por el impacto en la reputación del sector inmobiliario chino.
“Definitivamente daña la fe de los inversores internacionales en los bonos inmobiliarios de China en el extranjero”, dijo Jackson Chan, de la plataforma de investigación de mercados financieros Bondsupermart.
Fundamentalmente, esto hizo que a los promotores inmobiliarios chinos les resulte mucho más caro pedir dinero prestado a inversores internacionales.
Lo que queda por ver es cómo Pekín logra un equilibrio entre continuar con sus estrictas políticas de mercado inmobiliario y el riesgo de que la enorme industria inmobiliaria del país pierda el acceso a inversiones extranjeras asequibles.
Fuente: BBC Mundo