Noboa completará el mandato de Guillermo Lasso por un periodo de 18 meses en lo que muchos llaman un “gobierno exprés”. Pero ¿qué podrá hacer en ese tiempo? Varios expertos respondieron a BBC Mundo.
Daniel Noboa, de 36 años, el presidente elegido en las urnas más joven de la historia de Ecuador, asume la presidencia del país este jueves 23 de noviembre por exactamente 1 año y 6 meses, en lo que muchos han llamado ya un “gobierno exprés”.
Normalmente un mandato presidencial en Ecuador dura 4 años, pero en este caso, Noboa no está iniciando uno nuevo sino completando el actual que no terminó el presidente saliente Guillermo Lasso.
En mayo pasado, Lasso, en medio de un juicio político por malversación de fondos, gatilló el mecanismo constitucional coloquialmente conocido como “muerte cruzada”, un hecho sin precedentes en Ecuador.
Con la activación de este mecanismo constitucional, automáticamente se disolvió la Asamblea y se convocó a elecciones anticipadas en las que sorpresivamente y tras un maratónico ascenso resultó electo en segunda vuelta el 15 de octubre Daniel Noboa con el movimiento Acción Democrática Nacimiento (ADN).
Es el hijo de Álvaro Noboa, uno de los hombres más ricos de Ecuador y que intentó sin éxito llegar a la presidencia 5 veces.
Se graduó de Administración Pública en la Universidad de Harvard y ocupó un curul en la disuelta Asamblea.
Noboa, quien se autodefine de centro izquierda, ganó prometiendo empleo y mano dura contra la inseguridad, la principal preocupación de los ecuatorianos y alejándose de la confrontación con otros partidos políticos.
La pregunta que muchos se hacen ahora que asume la presidencia de Ecuador es ¿para qué sirve realmente elegir a un nuevo gobierno por un período tan corto?
Más en un país que sufre una ola de inseguridad, con una cifra récord de muertes violentas en el contexto del auge del narcotráfico, y en medio de una grave crisis económica con unos US$5.000 millones de déficit fiscal previstos para 2023, según datos de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (CORDES)
Relajar tensiones
Noboa comienza su gobierno con un acuerdo en la Asamblea que según le dijo a BBC Mundo la politóloga Irene Vélez, columnista del diario Expreso, muestra a un presidente pragmático.
Le facilitará la gobernabilidad con un bloque que le asegura un voto de mayoría para ejecutar su plan.
Algo que no consiguió su predecesor Guillermo Lasso cuya tensión con la Asamblea desembocó justamente en un enfrentamiento entre ambos poderes que terminó en la “muerte cruzada”.
El presidente dijo que ha puesto las urgencias que tiene el país “por encima de las rencillas políticas” tras pactar con dos de los partidos más poderosos de Ecuador: la Revolución Ciudadana liderada por el expresidente Rafael Correa (que cuenta con la mayor bancada en el legislativo con 51 curules) y el tradicional y conservador Partido Social Cristiano, la cuarta bancada, que cuenta con 18 asambleístas.
“No es una mayoría frágil, pero habrá que ver cómo siguen las negociaciones en el futuro”, asegura Vélez.
En entrevista con BBC Mundo poco después de la segunda vuelta del 15 de octubre, la vicepresidenta electa Verónica Abad ya destacaba la importancia que tenían estos primeros pasos en la Asamblea para la agenda política del nuevo presidente:
“Ecuador está en emergencia y necesitamos todos caminar para el mismo lado; yo creo que buscar esos consensos legislativos, dialogar, es el camino que necesita la política para tener las soluciones efectivas y, sobre todo, rápidas”.
Noboa parte además una opinión pública con más del 60 % de aprobación según la encuestadora CEDATOS.
Tiene una carrera política corta de solo un par de años, algo que le benefició durante la campaña donde se presentó como alguien alejado de la confrontación y la dicotomía entre correísmo vs. anticorreísmo que ha dominado a la política ecuatoriana en los últimos años.
“En el aspecto político y de ánimo de la sociedad, (la elección de Daniel Noboa) sí ayudó a que se calmen mucho los ánimos” opina María Caridad Ortiz, Directora de Investigación y Evaluación del Centro de Investigación FARO.
Así, elegir a un gobierno por tan corto tiempo parece haber servido para, de momento, bajar las tensiones políticas en Ecuador.
Según Tiana Quinga, de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política, “se puede restaurar la gobernabilidad y la gente tiene el chance de elegir a otra persona”.
Y hasta ahí la muerte cruzada es un “mecanismo perfecto”, le dijo a BBC Mundo Santiago Basabe, profesor de ciencias políticas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO.
Pero según el científico social, gobiernos tan cortos pueden “generar políticas populistas, si es que hay la posibilidad de la reelección, o inercias, es decir, que no pase nada”.
“Genera inmovilismo, incertidumbre… ¿Quién va a invertir sabiendo que el presidente que tienes durará un año? Cuando empiezas a negociar un acuerdo comercial, por ejemplo, necesitas saber quién va a estar para firmar luego de seis meses, ocho meses”, apunta el politólogo.
Gobierno contrarreloj
Pero el plan de Noboa, como ha repetido en varias ocasiones, no es el de gobernar por un año y medio sino el de reelegirse en 2025.
Por lo que se presume que una parte de su mandato transcurrirá en campaña.
Consultada sobre esto por BBC Mundo, la vicepresidenta Abad dijo en octubre que la mejor campaña para ella y su compañero de binomio es cumplir lo prometido antes de las elecciones.
“No hay mejor forma de hacer una campaña política que con la verdad y los resultados, algo que el Ecuador no ha tenido hace mucho tiempo. Se ha perdido la costumbre de realizar las promesas de campaña. Entonces la fortaleza de un partido político o de un político es cumplir lo que promete”.
Tatiana Quinga, de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política, indicó que el nuevo presidente “tiene que tener un plan de trabajo muy programático, tiene que hacer cosas puntuales que le permita dar a conocer resultados en el muy corto plazo y eso es un reto”.
Esto se complica aún más para Noboa ya que no cuenta con una estructura partidista, lo que ha dificultado, por ejemplo, conformar un gabinete para el que, según cálculos de expertos, se necesitan alrededor de 400 personas para ocupar los altos puestos administrativos.
Para la politóloga Veléz fue una sorpresa que Noboa haya ganado, “su movimiento es muy joven, tiene pocos nombres para llenar bastantes puestos”.
Además, una parte de su equipo, que cuenta con muchas caras nuevas en el servicio público, no está familiarizado con el manejo del sector y esto es algo que lleva tiempo aprender y que no está previsto para un año y medio de gestión.
Aunque, por otra parte, hay analistas que sugieren que es precisamente esa renovación y esos rostros nuevos en política los que benefician a Noboa.
Pues quienes votaron por él también lo hicieron en rechazo a los políticos tradicionales que han gobernado en Ecuador.
Para ejecutar su plan, con una economía en crisis como la ecuatoriana, Noboa sabe que necesita dinero y pronto.
En Ecuador la pobreza a nivel nacional se ubicó en 25,2% y la pobreza extrema en el 8,2% y según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), solo tres de cada 10 ecuatorianos tienen un empleo formal.
A esto se suma la crisis de seguridad que Noboa ha dicho será su prioridad y una crisis energética causada entre otras cosas por la sequía, que ha llevado al país exportador de petróleo a apagones planificados para racionar la electricidad.
Como presidente electo y sin tiempo que perder, una de las primeras acciones de Noboa fue viajar a Estados Unidos donde se reunió con representantes del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Interamericano de Desarrollo.
“Necesitamos un préstamo puente de nueve meses que nos ayude con la inversión pública, la educación y a dar beneficios fiscales para la creación de empleo y la inversión privada”, dijo Noboa tras sus reuniones pero no se conoce si ese pedido será atendido por las instituciones financieras multilaterales ni cuándo.
Pero economistas como Ortiz apuntan que “un año y medio parece ser un periodo muy corto como para poder planificar y ejecutar acciones, proyectos que realmente traigan un resultado a largo plazo o incorpore cambios estructurales”.
Costo económico de un “gobierno exprés”
Más allá de los planes económicos y su ejecución, cambiar por un año y medio de gobierno ha tenido un costo extra para el Estado ecuatoriano.
El precio que ha pagado Ecuador por esta transición es difícil de calcular en su totalidad, pero hay dos gastos que se conocen.
Uno es lo que costó al Estado realizar las elecciones anticipadas para elegir a los 137 asambleístas y al binomio presidencial, que fueron casi US$80 millones según cifras del Consejo Nacional Electoral.
Y lo otro es el costo de la transmisión de mando de este 23 de noviembre, que según se conoció era de US$600.000, aunque el presidente Noboa pidió que se reduzca.
“Ecuador no tiene recursos suficientes ni para cubrir los gastos que estuvieron planificados durante el año, menos aún para incorporar un proceso electoral o una nueva transmisión de mando. Salimos a pérdida”, asegura Ortiz.
Desde que se incluyó en la última constitución de Ecuador de 2008, la muerte cruzada, contemplada en el artículo 148 se ha convertido en una especie de fantasma que acompaña a los gobiernos.
El expresidente Rafael Correa decía que iba a usarla cuando aumentaban las tensiones en la Asamblea y Guillermo Lasso la nombró varias veces antes de emitir el decreto para invocarla en mayo pasado.
Para Vélez, el peligro está en que los mandatos cortos comiencen a repetirse en Ecuador, “es una amenaza para la gobernabilidad y la estabilidad del país”, concluye.
Fuente: BBC Mundo