El exjefe paramilitar Rodrigo Tovar, conocido como Jorge 40 y quien enfrenta decenas de procesos por masacres y desplazamientos en Colombia, fue detenido este lunes tras llegar deportado de Estados Unidos, donde cumplió una condena por narcotráfico, anunciaron autoridades.
Tovar “ya se encuentra (…) a disposición de autoridades migratorias y judiciales, y tendrá que responder ante la justicia y las víctimas por sus cuentas pendientes en el país”, indicó en un tuit Miguel Ceballos, Alto Comisionado para la Paz.
Uno de los principales mandos de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Jorge 40 está involucrado en los peores crímenes cometidos por estas milicias de ultraderecha a finales de los años noventa en su lucha contra las guerrillas de izquierda, en particular en la costa Caribe (norte).
También fue pieza clave de las investigaciones por el escándalo de ‘la parapolítica’, que llevó a la cárcel a decenas de congresistas por sus pactos con los paramilitares. Los vínculos quedaron al descubierto gracias a uno de los computadores incautados a Jorge 40.
El paramilitar fue extraditado en 2008 a Estados Unidos donde se declaró culpable de un cargo de tráfico de cocaína, y estuvo preso 12 años.
Tovar, de 69 años, lideró el proceso de desmovilización de unos 30.000 paramilitares bajo el mandato de Álvaro Uribe (2002-10).
Sin embargo, el excomandante del Bloque Norte de las AUC se negó a colaborar desde Estados Unidos con la justicia especial creada para conocer los crímenes de las milicias de extrema derecha, y ofrecer beneficios penales a los responsables a cambio de sus confesiones.
En 2015 fue expulsado de Justicia y Paz, con lo cual quedará ahora “a disposición de la justicia ordinaria”, señaló en un video a medios el ministro encargado de Justicia, Javier Sarmiento.
Tovar tiene pendientes más de 35 órdenes de captura y enfrenta 1.486 investigaciones penales en Colombia, agregó.
La decisión del gobierno Uribe de extraditar a jefes paramilitares fue muy cuestionada por grupos de derechos humanos que sostienen que, con su salida de Colombia, las víctimas perdieron la oportunidad de obtener verdad y reparación de los crímenes sufridos.
Pese a la desmovilización de los paramilitares y de sus enemigos de las FARC, la guerrilla que depuso las armas tras firmar la paz en 2016, Colombia pasa por una nueva ola de violencia financiada por el narcotráfico.
AFP.