Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, debido a la pérdida de empleo y las políticas de aislamiento, la ansiedad y la depresión se incrementaron en muchas personas. Preocupado por la suba en la tasa de suicidios, el gobierno nipón designó a Tetsushi Sakamoto para avanzar en un plan integral
Caída de empleo, restricciones comerciales, medidas de aislamiento y mayores presiones para adaptarse a los ritmos laborales y los cuidados de higiene, entre otras variables que propone la “nueva normalidad”, a causa de la expansión de la pandemia de coronavirus, preocupan a los especialistas de la salud debido al aumento en la angustia y depresión. Sin ir más lejos, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió recientemente que el COVID-19 puede exacerbar los factores de riesgo de suicidio, por lo que instó a hablar del tema en forma abierta y responsable, permanecer conectados aún durante el distanciamiento físico y aprender a identificar los signos de advertencia con el objetivo de prevenirlo.
En este sentido, el gobierno de Japón se encuentra reforzando las medidas contra la soledad, buscando abordar de modo integral este problema. Por esta razón, el primer ministro Yoshihide Suga nombró recientemente a Tetsushi Sakamoto como Ministro de la Soledad, para sumarse a su gabinete y dedicarse a seguir estas cuestiones, a causa del aumento reciente en la tasa de suicidios en el país asiático.
El flamante funcionario está a cargo también de combatir la caída de la tasa de natalidad y de revitalizar las economías regionales, destacó el medio nipón The Japan Times. Asimismo, el gobierno japonés también estableció un grupo de trabajo que busca abordar el problema de la soledad en varios ministerios, incluso investigando su impacto.
De acuerdo a cifras preliminares publicadas por la Agencia Nacional de Policía, poco más de 20.000 personas se quitaron la vida en 2020 en Japón, 750 más que el año anterior, marcando el primer aumento interanual en 11 años. La suba se atribuye, en gran medida, a un aumento de suicidios entre mujeres y jóvenes. Los últimos datos estimados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en tanto, daban cuenta de unas 19 muertes por cada 10.000 habitantes. Las muertes de este tipo tienen un alcance tres veces superior entre hombres frente a las mujeres, de acuerdo a datos aportados por la entidad.
Según la OMS, cada año cerca de 800.000 personas se quitan la vida (Shutterstock)
Una preocupación global
Pero el tema no se circunscribe a ese país, dado que es un fenómeno global que afecta a todas las regiones. Según el último informe sobre esta cuestión difundido por la OMS, cada año cerca de 800.000 personas se quitan la vida, es decir, una persona cada 40 segundos. El suicidio es la tercera causa de muerte para los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años. Más del 79% de los suicidios se producen en países de ingresos bajos y medios.
En tanto, en el continente americano, se estima que alrededor de 100.000 se quitan la vida cada año, según los últimos datos disponibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La mayoría de los suicidios en la región se producen en personas de entre 25 y 44 años (36%), y en aquellas de entre 45 y 59 años (26%). Guyana y Surinam tienen las tasas de suicidio más altas de la región.
Al igual que en el resto del mundo, las tasas de suicidio en hombres son superiores y representan alrededor del 78% de todas las muertes por suicidio. En los países de altos ingresos, los hombres mueren por suicidio tres veces más que mujeres, y en los países de ingresos bajos y medios, donde tres hombres mueren por suicidio por cada dos mujeres.
El suicidio es un tema complejo y, por lo tanto, los esfuerzos de prevención requieren de coordinación y colaboración entre múltiples sectores de la sociedad, abordados de modo integral.
Las tasas de suicidio en hombres son superiores y representan alrededor del 78% de todas las muertes por suicidio, según la OPS (Shutterstock)
La OPS está trabajando con los países de la región para fortalecer los sistemas de salud que pueden estar faltos de recursos o sobrecargados debido a la pandemia, con el objetivo de hacer frente al posible aumento de los trastornos de salud mental.
Asimismo, la OPS recomienda incorporar el apoyo de salud mental y psicosocial en los planes y esfuerzos de respuesta al COVID-19. Algunas recomendaciones incluyen brindar atención remota o virtual, adaptar y difundir mensajes para la población general, así como para las poblaciones de mayor riesgo, y capacitar en el tema a trabajadores de la salud y otros miembros de la comunidad.
Infobae