Es una de las atracciones estrella del Weltmuseum de Viena, un antiguo penacho (corona de plumas) azteca de color verde azulado de casi dos metros de ancho, que ahora México quiere recuperar.
Esta semana se reavivó una antigua disputa sobre dónde debería exhibirse cuando el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que le había pedido a su esposa, la historiadora Beatriz Gutiérrez, que persuadiera a las autoridades austriacas para que permitan que el penacho se exhiba en México en 2021 para las celebraciones del bicentenario de la independencia.
El director del Weltmuseum, Christian Schicklgruber, dijo a la AFP que Gutiérrez “visitó al presidente de Austria” el lunes. “Y durante este encuentro mostró una carta de su esposo pidiendo el préstamo del tocado de plumas”.
Schicklgruber señaló que el ministerio de Cultura austriaco está estudiando la solicitud.
De hecho, ésta no es la primera solicitud de este tipo de Gutiérrez durante su actual viaje a Europa.
La semana pasada se reunió con el presidente italiano, Sergio Mattarella, y le entregó una carta solicitando el préstamo de dos manuscritos de la era azteca, también para ser exhibidos durante 2021.
“Misión imposible”
En cuanto al penacho, López Obrador pareció reconocer que la solicitud podría ser rechazada.
“Se trata de una misión casi imposible, dado que se lo han apropiado por completo”, escribió en Twitter a principios de esta semana.
Al día siguiente, en su conferencia de prensa diaria, López Obrador habló con un tono aún más directo sobre a quién pertenecía el penacho, calificándolo de “pieza nuestra, de México” y diciendo que los austriacos se lo habían “apoderado”.
Pero el museo apunta a una razón más prosaica para no querer que la pieza se mueva: su extrema fragilidad.
“Tenemos una exhibición azteca en curso en la planta baja y encajaría en esa exhibición, pero no podemos bajarlo, es realmente demasiado frágil”, explica Gerard van Bussel, curador del departamento de América del Norte y Central del Weltmuseum.
Schicklgruber dice que un préstamo “correría el riesgo de daños que finalmente destruirían el objeto”.
Un estudio entre 2010 y 2012 con la participación de expertos de México llevó a ambas partes a acordar que el penacho no se podía transportar de manera segura.
Desde 2017 se exhibe en un gabinete “sin vibraciones” a medida.
“Basta considerar el hecho de que tiene más de 500 años”, dice Van Bussel, recordando que es la única pieza de su tipo que ha sobrevivido de la era de la conquista del imperio azteca.
Iván Escamilla, historiador e investigador de la Universidad Nacional de México, está de acuerdo en que la pieza no debe moverse y dijo a la AFP que es “un milagro” que haya sobrevivido tanto tiempo.
Potente simbolismo
No se sabe con certeza cómo terminó el penacho en Europa, pero Van Bussel dice que la primera mención registrada se encuentra en un inventario de una colección de Habsburgo en el Tirol de Austria, a fines del siglo XVI, alrededor de 75 años después de la conquista de la capital azteca.
Después pasó a través de diferentes colecciones austriacas antes de aterrizar en el Weltmuseum.
En cuanto a saber por qué López Obrador ha optado ahora por volver a la polémica, los expertos en México dicen que puede tratarse de intereses nacionales.
“López Obrador maneja muchos simbolismos y este es uno de ellos”, dice el historiador y analista político José Antonio Crespo.
“Esta es una manera de decir: ‘yo soy el que está con el pueblo (…) yo trato recuperar el patrimonio que se quedaron los europeos’”, apunta.
El simbolismo del penacho es aún mayor porque a veces se asegura que lo usó el emperador azteca Moctezuma, aunque Van Bussel advierte que no hay pruebas.
El debate se parece a otros sobre la ética de cómo se crearon las colecciones de los museos, en particular los de las antiguas potencias coloniales.
Aunque hay dudas de que el penacho se mueva de sitio en un futuro próximo, el Weltmuseum dio un paso para hacerlo más accesible para el público mexicano y desde 2012 los ciudadanos mexicanos tienen entrada gratuita.
AFP.