La economía mexicana presentó en 2019 un saldo negativo. El año pasado, el Producto Interno Bruto (PIB) registró una caída de 0,1%, según datos publicados este jueves por el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).
Es la primera vez que la economía mexicana termina el año en números rojos desde 2009, año marcado por la crisis financiera internacional.
El resultado además contrasta con las expectativas del actual gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien al iniciar su mandato el 1 de diciembre de 2018 dijo que el país tendría un crecimiento de 4% anual en promedio.
AMLO, como se conoce en México al mandatario, reconoce que ya se esperaba este resultado en el PIB, pero buscó restarle importancia.
“Como tengo otros datos puedo decirles que hay bienestar en México. Puede ser que no se tenga crecimiento pero hay desarrollo”, dijo en la conferencia de prensa que ofrece cada mañana.
“A mí no me importa mucho. Crecer puede significar que haya más dinero en unas cuantas manos”.
Sin embargo, de acuerdo con especialistas, el dato del Inegi pone de manifiesto la complicada situación que vive la economía de México.
“Tenemos ya tres trimestres con crecimiento negativo y eso, bajo ciertos estándares, se califica como una recesión“, le comenta a BBC Mundo Rodolfo de la Torre, director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
Menos presupuesto
Detrás de esta cifra hay varias razones. Por un lado, a lo largo de 2019 hubo un largo período de incertidumbre por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
A eso se suma el impacto de asuntos como el Brexit en Reino Unido o la disputa comercial entre China y Estados Unidos.
Todo esto explica solo en parte el resultado negativo en el PIB, explican organizaciones como la consultora México ¿como vamos?
“Si bien el desempeño económico de varios países se vio afectado, la desaceleración de la economía mexicana no se explica completamente por ésta”, refiere.
Y es que hubo razones internas. El actual gobierno, por ejemplo, canceló algunos programas y proyectos de obra pública.
También como parte de la “austeridad republicana” implementada por López Obrador, se redujeron salarios y cambió el destino de una parte del gasto público.
Consumo bajo
Así, algunos empresarios pospusieron inversiones y en varios casos fueron canceladas.
Un ejemplo fue el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), donde el proyecto original contemplaba una inversión de US$13.300 millones.
El resultado de decisiones como éstas afectó sobre todo al sector privado, dice Raymundo Tenorio Aguilar, investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
“El consumo interno perdió ritmo, se mantuvo en cero y la industria de la construcción, por ejemplo, cayó 25%”, le dice Aguilar a BBC Mundo.
“Los indicadores muestran que la inversión que potencia el crecimiento bajó severamente”, agrega.
En esto coincide México ¿cómo vamos?, que en un análisis previo a la difusión de los resultados económicos de 2019 advierte un menor ritmo en el nivel de inversión fija bruta en el país.
Es decir, se ha desacelerado la inversión en construcción de obra pública y la instalación de nuevas empresas, una de las variables que crea más empleos en los países.
El año pasado, “la inversión fija bruta mantuvo una tendencia marcadamente descendente y registró tasas negativas en prácticamente todos los meses”.
“Estoy tranquilo”
Según especialistas, en México es frecuente que en el arranque de los nuevos gobiernos se presentan dificultades económicas.
En algunos casos se debe a crisis heredadas, como sucedía en los años 80 y 90 cuando las administraciones terminaban con problemas financieros.
Pero en las últimas dos décadas, cuando gobernaron partidos distintos al Revolucionario Institucional (PRI), que se mantuvo en el poder durante 70 años, la razón central fue la inexperiencia de los nuevos funcionarios.
Eso ocurrió en 2019, dice Rodolfo de la Torre. “Hay un proceso de aprendizaje y de reformulación de los planes de inversión en el sector público”, explica.
“Y eso se ha traducido en que no exista una importante inversión pública, sobre todo en infraestructura”.
En todo caso el nuevo resultado del PIB no preocupa al presidente López Obrador, quien asegura que para este año “va a haber crecimiento”, fundamentalmente por la aplicación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en reemplazo del TLCAN.
Además, parte de la estrategia económica de su gobierno pasa por aumentar la inversión pública en programas sociales como becas a estudiantes, pensión a ancianos o capacitación y empleo para jóvenes, lo que según AMLO empieza a dar resultados.
Pese a todo, el presidente insiste en no mostrarse preocupado por la contracción del PIB. “Están cambiando los parámetros para medir si tenemos bienestar en México, en nuestra sociedad”, insiste.
“Es muy importante que haya una mejor distribución del ingreso y que los beneficios lleguen a todos. Eso es lo que me tiene tranquilo”.