Hombres enmascarados detuvieron este miércoles al abogado Maxim Znak, uno de los últimos líderes de la oposición bielorrusa que aún no había sido arrestado o partido al exilio, un mes después del inicio de un inédito movimiento de protesta contra el presidente Alexander Lukashenko.
“Maxim Znak vino a la oficina para participar en una videoconferencia a la cual finalmente no se sumó. Sólo pudo enviar una palabra, ‘máscaras’”, indicó el servicio de prensa de su grupo de oposición en la red de mensajería Telegram, publicando también una foto del abogado conducido por hombres enmascarados vestidos de civil.
El abogado de 39 años es uno de los siete miembros de la dirección del Consejo de Coordinación, un organismo formado para obtener la salida de Lukashenko y organizar la transición del poder.
Tras la detención de Znak, la premio Nobel de Literatura Svetlana Alexievich es la única dirigente de ese grupo aún en libertad en Bielorrusia. Los otros están detenidos o en el exilio.
La escritora, de 72 años, denunció ante reporteros que hombres sin identificar estaban apostados ante su domicilio y que llamaban constantemente a su interfono.
“Me llaman por el interfono de la casa constantemente”, dijo a periodistas ante su domicilio, mientras mostraba a lo lejos dos buses aparcados.
Diplomáticos de varios países, como Suecia y Lituania, acudieron al domicilio de la premio Nobel para mostrar su solidaridad.
La policía “está secuestrando a lo mejor de nosotros”, denunció la escritora.
“Lukashenko tiene miedo”
La detención del Znak se produce exactamente un mes después de la elección presidencial que desencadenó una ola de manifestaciones sin precedentes contra la reelección de Lukashenko, de 66 años y en el poder desde 1994, acusado de fraude.
La principal figura de la oposición de Bielorrusia, Svetlana Tijanóvskaya, quien enfrentó a Lukashenko en las elecciones del 9 de agosto, denunció lo que calificó de “secuestro” de Znak y reclamó su “liberación inmediata”.
“Lukashenko tiene miedo de las negociaciones y trata (deteniendo y enviando al exilio a los opositores) de paralizar el trabajo del Consejo de Coordinación”, dijo Tijanóvskaya, quien se exilió bajo amenazas en Lituania tras los comicios.
“No hay alternativa a las negociaciones y Lukashenko tiene que aceptarlas”, agregó en un comunicado.
Pese a la represión de las manifestaciones y las presiones contra los opositores más destacados, la calle sigue movilizándose, y cada domingo reúne desde hace cuatro semanas a más de 100.000 personas en Minsk.
La policía y los servicios secretos (KGB) no confirmaron la detención de Znak, pero el guión de lo sucedido corresponde a lo que pasó con otros opositores.
El gobierno bielorruso afirmó el martes que detuvo a María Kolésnikova, una de las líderes de las protestas, cuando huía del país hacia Ucrania.
Pero la oposición explicó que se trató de un intento fallido de exilio forzado, y detalló que ella “rompió su pasaporte” para impedirlo y escapó de un coche que la transportaba, junto con otros dos opositores.
El sitio de noticias independiente Tut.by aseguró, citando al padre de Kolésnikova, que está detenida en una cárcel de Minsk.
“La próxima será Rusia”
Tijanóvskaya pidió el miércoles a los rusos que apoyen a los bielorrusos “en su lucha por la libertad” y a no creer en la “propaganda” que señala a los opositores como antirrusos.
En una entrevista con varios medios públicos rusos, Lukashenko aseguró que “si Bielorrusia cae, la próxima será Rusia”.
Tras haber acusado a Rusia durante la campaña electoral de querer apartarlo por su negativa a someterse a las ambiciones de Moscú, Lukashenko dio un giro de 180 grados, pidiendo el apoyo ruso ante las protestas. Ahora denuncia un complot occidental contra su país.
AFP.