La decisión de la red de ferrocarriles FERROMEX de suspender temporalmente parte de sus operaciones deja al descubierto la dependencia económica de los trenes que usan los migrantes para transitar hacia Estados Unidos.
La mayor red de ferrocarriles de México, FERROMEX, del Grupo México, decidió el pasado martes (19.09.2023) suspender unos 60 trenes de carga debido a la acumulación de migrantes en sus vagones de ferrocarril, con el argumento de evitar accidentes o pérdidas de vida. Estas redes ferroviarias – de unos 8.500 kilómetros desde la Ciudad de México hasta la frontera norte, por donde circulan trenes conocidos como “La Bestia”- son usadas por migrantes que transitan rumbo a Estados Unidos. A falta de conocer la duración de la suspensión, la decisión no solo deja al descubierto la dimensión del flujo de personas hacia el país vecino, sino también la importancia económica de esas rutas, según la propia empresa y expertos consultados por DW.
“Hoy nos damos cuenta de que el problema migratorio ha escalado a niveles tan incontrolables que han obligado a Ferromex a suspender temporalmente sus actividades”, dice a DW Pedro Tello, analista de temas económicos y financieros.
Corredor afectado
La medida afecta principalmente la ruta migratoria del centro del país, la cual toma camino hacia San Luis Potosí, Zacatecas, Torreón y Monterrey. En esta última ciudad la ruta se divide, por un lado, hacia la frontera de Piedras Negras y, por otro, a Chihuahua, en dirección hacia Ciudad Juárez y Ojinaga.
La empresa informó de acumulación de migrantes en varios puntos, especificamente en Torreón (Coahuila), Irapuato (Guanajuato), San Francisco de los Romo (Aguascalientes) y la ruta entre Chihuaha y Ciudad Juárez, en este último tramo con más de mil personas encima de los vagones, lo que ha provocado que se cierre el paso fronterizo con El Paso (Texas).
Se estima que entre 400.000 y 500.000 migrantes viajan subidos en estos trenes cada año, indica a DW Carlos Carabaña, de la unidad de periodismo de investigación de N+ (México). Por estos trenes, Ferromex moviliza productos para la industria cementera, metalmecánica, alimentaria, química, para la producción de fertilizantes y para la construcción.
Disrupción en las cadenas de producción
Es precisamente el cruce entre Ciudad Juárez (México) y El Paso (Texas) – el punto fronterizo más importante para el transporte de carga entre ambos países-, el que ha tenido una mayor afectación debido a la suspensión de algunos puntos de su ruta ferroviaria. Según José Medina, presidente nacional de Coparmex, la Confederación Patronal de la República Mexicana, las pérdidas diarias se estiman en 33 millones de dólares por el cierre de este paso.
“El flujo de mercancía entre México y Estados Unidos es cuantioso por la integración de ambas economías, así que cuando hay un colapso como este, cuando se frenan los trenes, cuando se cierra un puente, afecta todo el proceso productivo”, dice Medina a DW. Y recalca que ahora el tiempo de espera para pasar es de hasta 30 horas, cuando antes no superaban las cuatro.
En opinión de Tello, uno de los mayores efectos puede ser el avance de la inflación, debido al retraso en el abasto de alimentos, que puede encarecer el precio de los productos. El analista también ve repercusiones especialmente en la industria automotriz, ya que Ferromex destina hasta el 70% de sus ferrocarriles para la carga de insumos y automóviles entre ambos países. “Esto va ocasionar un problema en Estados Unidos, pero también de cumplimiento en contratos de entrega para los fabricantes mexicanos”, dice a DW.
Alternativas para el transporte
Alfredo Countiño, director para América Latina de Moody’s Analitcs, destaca la opción del transporte vía carretera a través de trailers, por vía marítima con barcos, o incluso aérea, si bien esto encarecería aún más el transporte en sí, además de involucrar otros riesgos, como la delincuencia en el caso del transporte por carretera.
Para Medina, las alternativas pasan por redirigir la carga a otros puntos fronterizos, como el de Matamoros, Nuevo Laredo, Tijuana o Mexicali, actualmente con tráfico normal, aunque es algo que no puede corregirse de manera rápida, e igualmente habría retrasos y pérdidas económicas.
Migrantes sin opciones
El Dr. Enrique Coraza de los Santos, investigador del Grupo de Estudios de Migración y Procesos Transfronterizos del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), en México, apunta que a los migrantes no se les está dando ninguna alternativa, sino más bien aplicando el esquema “contención, detención y deportación”, sin comprender que el flujo de personas no va a cesar realmente.
“La suspensión va a tener como resultado que estas personas se entreguen a manos del crimen organizado, la delincuencia, la violación de derechos humanos a través de la corrupción de los diferentes servicios del Estado”, dice Coraza a DW.
Carabaña, por su parte, recalca que pese a buscar otras opciones para viajar, como hacer el camino a pie, por carretera o siguiendo el trazado de las vías, los migrantes van a estar más propensos a extorsiones de bandas criminales.
Falta de políticas
“El horror que viven los migrantes es consecuencia de las políticas antimigratorias que se implementan en México y en la mayor parte de los países receptores de inmigrantes”, explica a DW la Dra. Daniela Castro, académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De manera similar, Coraza apunta que la decisión de Ferromex reafirma la posición de México como país restrictivo en cuanto a políticas migratorias.
“Esto de que se trata de rescatar a la población migrante que transita en los trenes es un eufemismo. No es un rescate sino más bien una detención de personas y el uso represivo de las fuerzas de seguridad del Estado para evitar la movilidad”, indica a DW.
Según los expertos, desde mayo de 2023 se ha intensificado el tránsito migratorio por México, con cerca de 8.000 personas llegando diariamente a la frontera norte del país.
Fuente: Deutsche Welle