La pandemia del nuevo coronavirus llevó a muchos gobiernos a poner la economía en una especie de coma inducido con cuarentenas y órdenes de confinamiento obligatorio.
Así ha sido también en Francia, donde hasta este viernes se habían registrado más de 28.000 muertes por covid-19. Allí, en el primer trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) retrocedió un 5,8%.
Y solamente la semana pasada 300.000 personas fueron puestas en “desempleo parcial”, una figura que permite a empresas ejecutar reducciones salariales y de horas de trabajo a su personal.
Ahora que se empiezan a relajar las medidas de confinamiento y para tratar de acelerar la recuperación de la economía, el Instituto Montaigne -un importante think thank con sede en París y cuyo director es cercano a Emmanuel Macron- propuso una serie de medidas que incluyen eliminar un día feriado en mayo y una semana de vacaciones escolares en octubre, así como aumentar las horas de trabajo.
Estas ideas levantaron una enorme polémica y, además, abrieron un debate nacional sobre la mejor manera para superar la crisis económica que ha dejado la pandemia.
Ya en abril el Movimiento de Empresas de Francia (Medef) había provocado controversia con su sugerencia, en plena cuarentena, de que había que abrir el debate sobre trabajar más.
“Tarde o temprano nos tendremos que hacer preguntas sobre la jornada laboral, los días feriados y las vacaciones remuneradas para acompañar una reactivación económica y facilitar, trabajando un poco más, un crecimiento adicional”, señaló el Medef.
¿Mejorar la productividad por hora y trabajar un poco más?
Un discurso que en su momento fue calificado de “totalmente indecente” por Laurent Berger, secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), el principal sindicato del país.
“Abrir hoy el debate sobre el aumento de las horas de trabajo cuando cientos de miles de personas probablemente perderán su empleo debido a este virus me parece completamente anacrónico e incluso indecente”, dijo Berger durante una intervención en la emisora pública France Info.
“Lo que me preocupa son todos esos trabajadores que están en peligro de perder su empleo”, agregó.En lugar de hacer que los empleados trabajen más, deberíamos primero asegurarnos de que todos tengan un trabajo que les permita vivir decentemente”.Vincent Gautheron, Sindicalista.
A un mes de esta polémica, el economista Bertrand Martinot, autor del conjunto de propuestas publicadas por el Institut Montaigne, relanza el debate en el país europeo.
“El razonamiento básico nos dice que, en los próximos meses y trimestres, las empresas tendrán una caída muy significativa en su productividad por hora. Como resultado de las medidas de protección, toda la actividad económica se ralentizará. Mejorar la productividad por hora trabajada y trabajar un poco más son dos maneras de corregir esta caída“, le dice Martinot a BBC Mundo.
Para aumentar las jornadas laborales, Martinot propone facilitar el canjeo de días de vacaciones.
“Eso ya es posible hoy, pero se requiere que el empleado esté de acuerdo. Lo que yo propongo es que la empresa pueda obligarlo a comprar días libres“, prosigue el que fuera consejero del expresidente Nicolas Sarkozy.
“Simplemente escandaloso”
“Obviamente no se trabajará gratis y se debe hacer dentro de los límites legales”, afirma Martinot al tiempo que agrega que el empleado seguiría teniendo “derecho a disfrutar de sus vacaciones de verano”.
El economista francés sugiere llegar a un acuerdo con los sindicatos para que parte del tiempo extra trabajado este año pueda ser pagado en 2021. “Pero no en forma de salario, sino en forma de participación de los trabajadores en los resultados de la empresa”, precisa.
En diálogo con BBC Mundo, Vincent Gautheron, secretario nacional de Ugict-CGT, uno de los cinco principales sindicatos del país europeo, considera que este conjunto de propuestas son “simplemente escandalosas”.
“Tenemos un buen número de trabajadores que ahora están desempleados, completa o parcialmente. En lugar de hacer que los empleados trabajen más, deberíamos primero asegurarnos de que todos tengan un trabajo que les permita vivir decentemente”.
Según el economista Grégory Claeys, del Instituto Bruegel, con sede en Bruselas, el plan del Institut Montaigne forma parte de un conjunto de ideas que reaparecen cada vez que hay una crisis.
“En teoría, se puede pensar que si trabajamos más, producimos más y esto nos permitirá salir de la recesión, pero en la práctica nos damos cuenta de que agregar uno o dos días de trabajo al año tiene un efecto realmente marginal en el PIB“, le dice a BBC Mundo.
A principios de año, el Instituto Nacional de Estadística de Francia estimó que el hecho de que el año 2020 tenga, por motivos de calendario, dos días laborables más que 2019 le aportaba 0,12% puntos al PIB.
“Es un porcentaje insignificante si lo comparamos sobre todo con la caída que se espera en algunas naciones europeas, que va de 7% a 10% dependiendo del país”, insiste Claeys.
Inspirado en la reacción de Singapur a la crisis del SARS en 2003 -cuando el país suprimió 15 días de vacaciones escolares en junio para compensar los que se habían perdido durante la cuarentena- el Institut Montaigne también sugiere eliminar una de las dos semanas de descanso que los franceses en edad escolar suelen tener en octubre.
En Francia, la mayoría de las escuelas y universidades, tanto públicas como privadas, planean permanecer cerradas al menos hasta el mes de septiembre como parte de las medidas de confinamiento.
Según Martinot, sus propuestas tienen dos ventajas.
“Primero, les permite a los estudiantes ponerse al día en la escuela, lo cual es muy importante. Y luego, les da la posibilidad a los padres de que sigan trabajando sin ninguna preocupación, pues frecuentemente cuando tienes a los niños en casa (…) no trabajas bien”.“Si los empleados no tienen vacaciones, no harán turismo. Hay que tener cuidado con eso”.Vincent Gautheron, Sindicalista.
Además, el economista considera necesario acabar con el feriado del Día de la Ascensión, una festividad cristiana celebrada 40 días después del domingo de resurrección.
“Es una propuesta que habría hecho fuera del contexto de la covid-19: Francia tiene el mayor número de vacaciones en mayo dentro de los países de Europa. Tenemos tres días feriados, algunos años incluso llegamos a cuatro”, explica.
“Esto hace que Francia se quede atrás en términos de producción per cápita con respecto a Alemania u otros países del norte de Europa. Entonces, esta es una forma de aumentar ligeramente el potencial de crecimiento del país”.
Un “capricho” de los empresarios
El líder sindical Vincent Gautheron duda que estas propuestas ayuden a mejorar la productividad y estima que se trata simplemente de “un capricho” de los empresarios que piensan que siempre hay que trabajar y producir más.
“No es sensato. Por un lado tenemos industrias y servicios que pedirán menos vacaciones y más trabajo, pero por otra parte tenemos a los sectores del turismo y del entretenimiento que le dirán al gobierno ‘tienes que ayudarnos porque con la cuarentena hemos perdido ingresos y estamos al borde de la bancarrota’.
“Si los empleados no tienen vacaciones, no harán turismo. Hay que tener cuidado con eso”.
Muy de acuerdo con esta reflexión, el economista Grégory Claeys considera importante destacar que la industria del turismo no sería la única afectada.
“De forma general, en muchos sectores no sirve para nada hacer que la gente trabaje más si no hay demanda. Tal vez puede ayudar a algunos sectores como el de la construcción a ponerse al día, pero en ningún caso hará que la gente consuma más”.
A finales de marzo, el gobierno de Macron tomó una serie de medidas para amortiguar el impacto económico de la crisis, como aumentar la duración máxima de la jornada laboral de 48 a 60 horas, facilitar que las empresas puedan poner a sus empleados a tiempo parcial y permitir una expansión de las jornadas nocturnas y dominicales.
Por eso, un sector importante de la población francesa ha recibido con asombro las propuestas del Institut Montaigne.
“Ya existen estructuras que les permiten a las empresas organizar el trabajo e incluso trabajar un poco más”, señala Gautheron.
“Cuando les pedimos esfuerzos a los empleados, ellos lo consideran injusto”
El sindicalista cree que hay que “acabar con la lógica del retorno inmediato del capital” e incentivar mejores salarios para “permitir que todos vivan lo mejor posible” y consuman los bienes y servicios que necesitan.
“La pandemia ha interpelado a varios ciudadanos sobre la relación que tenemos con el planeta. Nos hemos centrado mucho en el hecho de que las personas puedan comer este animal o aquel otro”.“Hay un sentimiento de injusticia y de desigualdad que hace que este tipo de discurso -completamente racional- no quiera ser escuchado”.Bertrand Martinot, Economista.
“La lección de todo esto es que en un momento en que nuestro modelo de producción ha desafiado a nuestro planeta y a sus ecosistemas, estos son los tipos de problemas que enfrentaremos más regularmente si no cambiamos nuestro enfoque con respecto al medio ambiente”.
Pero para Bertrand Martinot el problema es que los franceses tienen una relación con el trabajo “que se ha vuelto patológica“.
“Existe un ambiente de desconfianza general en Francia. Desconfianza hacia la empresa, hacia el Estado… Entonces, cuando les pedimos esfuerzos a los empleados, ellos lo consideran injusto. Hay un sentimiento de injusticia y de desigualdad que hace que este tipo de discurso -completamente racional- no quiera ser escuchado”.