El Japonés, San Juan de Dios y Mario Ortiz sufrieron el recorte de 43 licenciadas y auxiliares de enfermería que trabajaban en los servicios de emergencias. En uno de estos centros se tuvo que cerrar una sala de reanimación, con cinco camas.
El retiro sorpresivo de personal de enfermería contratado durante la emergencia de covid-19, ha puesto en serios apuros a los hospitales de tercer nivel, que se han visto obligados a cerrar salas y reducir servicios ya saturados.
Son 43 licenciadas y auxiliares de enfermería con ítems ministeriales que fueron replegadas el 31 de julio, sin previo aviso ni comunicación interna, de los hospitales San Juan de Dios, Japonés y Mario Ortiz, así lo denunciaron representantes médicos y jefes de servicios de estos nosocomios.
El recorte de personal, que se dio tras la suspensión de la emergencia sanitaria en el país, afecta a los servicios de emergencias, especialmente a las áreas donde se asisten a pacientes graves.
Del hospital Japonés fueron retiradas 14 enfermeras (8 licenciadas y 6 auxiliares), lo que obligó al cierre de una sala de reanimación con sus cinco unidades, por lo que la atención en esta área se redujo de 11 a 6 unidades.
La jefa de Emergencias, Neysi Surriabre, explicó que la noche del lunes fue el último turno completo, puesto que a partir del martes se reasignó a nuevas tareas en otros programas a las 14 enfermeras que apoyaban en este servicio.
“Se ha reducido el número de camas en el área de reanimación, porque nos retiraron personal con ítem ministerial, sin previo aviso. Hemos tenido que inhabilitar temporalmente hasta que repongan al personal”, aclaró Surriabre.
La jefa de Emergencias explicó que esta área equivale a una sala de terapia intensiva, pero en emergencias, porque allí se asisten a pacientes graves con respiradores, monitores y otros equipos.
Aseguró que todo el personal estaba ubicado en una sala de contingencia, que atendió durante el covid y también en la emergencia por dengue.
Ahora en la sala solo quedan los monitores que han sido protegidos con hule, mientras que parte del personal médico ha pasado a reforzar otros servicios y algunos galenos han aceptado tomar vacaciones, pero están con la incertidumbre de que corran similar suerte que las enfermeras.
En el San Juan de Dios han tenido que readecuar al personal, porque han perdido 18 ítems ministeriales. Se trata de 12 licenciadas y 6 auxiliares de enfermería que dejaron de trabajar en el servicio de emergencias, “teniendo su efecto directo sobre la atención a pacientes”, dice el oficio que hizo llegar la Jefatura de Enfermería a las autoridades del hospital, donde también le pide su intervención ante las autoridades competentes.
El servicio de emergencias recibía una media de 65 pacientes internados, pero ahora se ha reducido a 22 o 23, es decir, menos del 50 por ciento.
“Es un gran perjuicio. Ha hecho que el hospital quede con varios huecos y espacios vacíos, sobrecargando el horario a otros y la emergencia ha tenido que disminuir su capacidad de atención”, indicó Edwin Figueroa, secretario general del Sirmes del San Juan de Dios.
La mayor parte de las enfermeras y auxiliares que se sacaron fueron contratadas para la emergencia sanitaria, pero aseguran que siete médicos más se retiraron anteriormente en este hospital.
En el hospital de niños sacaron a 11 profesionales, entre enfermeras y auxiliares de enfermería, informó el director de este nosocomio, Jorge Mehdi.
“Todavía no hemos cerrado servicios, porque estamos tratando de reestructurar. Creo que no va a ser necesario cerrar salas, sino disminuir la cantidad de atención de pacientes”, manifestó Mehdi.
Explicó que deben hacer una evaluación para determinar la cantidad de pacientes que se pueden asistir en cada una de las unidades.
El director de Gestión Hospitalaria del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Javier Herrera, lamentó el recorte del personal que vino a fortalecer la emergencia sanitaria y cree que parte de ese grupo fue asignado a la campaña de vacunación contra la coqueluche.
“Debilitan un sistema que ya está debilitado y eso nos golpea bastante. La población debe saber que eso no es responsabilidad de la institución. A nosotros nos llega más personal y empezamos a abrir camas y ahora nos vemos obligados a reducir, pero la demanda va a seguir”, indicó.
La ministra de Salud, María Renée Castro, informó el 31 de julio el fin de la emergencia sanitaria y la vigencia de la Alerta Epidemiológica Nacional, desde este 1 de agosto. Dio 14 recomendaciones, principalmente para evitar la propagación de covid-19 e influenza, sin referirse al personal contratado durante la emergencia.
Paro en el San Juan de Dios
En medio de este recorte, los trabajadores del San Juan de Dios cumplieron ayer el segundo día de un paro, de 48 horas, lo que vino a complicar más la asistencia de los pacientes en el servicio de emergencias, ya que la atención en consulta externa fue suspendida durante las dos jornadas de huelga.
Al respecto, el director del Gestión Hospitalaria del Sedes responsabilizó al sindicato de este hospital por los perjuicios ocasionados a la población, indicando que durante este año el sector cumplió 22 días de paro, dejando de atender 468 consultas y suspendiendo180 cirugías.
“El San Juan de Dios no es el único hospital que tiene problemas, también hay en el Japonés, en el de niños y en la maternidad. Sin embargo, no se hacen paros en estos hospitales”, indicó Herrera, en referencia a las demandas de equipamiento y mejoras de infraestructura hecha por los trabajadores.
Al respecto, aclaró que, si bien la demanda es de responsabilidad de la Gobernación, esta se ve limitada debido a que los recursos de regalías destinados para este fin son derivados para la dotación de ítems y contratos en línea de profesionales de salud, que son responsabilidad del Gobierno.
“La Gobernación tiene alrededor de 1.600 ítems en el tercer nivel y cubrimos la parte de contratos en línea para cubrir la sobredemanda de los hospitales”, indicó la autoridad.
Fuente: El Deber